El esperpento de Valle-Inclán y su reflejo en luces de bohemia

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El esperpento

Con esta palabra (cuyo significado habitual era “persona o cosa extravagante, desatinada o absurda”) designa el autor a esas obras suyas en las que lo trágico y lo burlesco se mezclan con una estética que quiere ser “una superación del dolor y de la risa”.  Su mejor definición se hallará en la escena XII de Luces de Bohemia.   El protagonista parte de esta afirmación:”Nuestra tragedia no es una tragedia”.  La tragedia es un género demasiado noble para el panorama que le rodea: “España es una deformación grotesca de la civilización europea…”Por eso, “el sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”.  Y así, de la imposibilidad de la tragedia surge el esperpento.
La índole de esta estética deformante es ilustrada con la referencia a los espejos cóncavos que decoraban la fachada de un comercio en la llamada calle del Gato, en Madrid:
“Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato(…).  Los héroes clásicos, reflejados en los espejos cóncavos, dan el Esperpento (…)Las imágenes más bellas, en un espejo cóncavo, son absurdas (…).  “Deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.” Este pasaje habla por sí solo. (Fragmento en p. 280).  Se deforma la vida española, que encuentra en el espejo cóncavo su verdadera imagen degradada y grotesca, igualemente el lenguaje.   Añadimos unas declaraciones hechas por Valle en una entrevista de 1928. En ella decía que "hay tres modos de ver el mundo artística o estéticamente: de rodillas, en pie o levantado en el aire" (véase fragmento en p. 270). Sintetizando, diremos que, cuando el autor mira desde abajo, la realidad aparece enaltecida  y los personajes se ven como héroes superiores (así, en la epopeya o en la tragedia clásicas).  Si se mira al mismo nivel, los personajes son como nuestros hermanos (así en Shakespeare). Por último, si los miramos desde arriba, resultarán como muñecos o peleles: "Los dioses se convierten en personajes de sainete" (esta manera es la que reconoce por ejemplo en Quevedo).  Y concluye: "Esta consideración es la que me movíó a dar un cambio en mi literatura y a escribir los esperpentos".  Buero Vallejo ha propuesto matizaciones a tales afirmaciones.  Para él, el esperpento de Valle "no es absoluto".  "Las máscaras deformadoras caen a menudo y descubren rostros de hermanos nuestros que lloran"Algunos críticos han señalado un entronque entre la estética esperpéntica y el expresionismo europeo
. También podemos citar otras influencias como la pintura de El Bosco y Munch y el teatro de Alfred Jarry (Ubú rey) . Valle se situaría en una línea de ruptura con el Realismo.  En cuanto a sus antecedentes españoles, nuestro autor siempre cita a Quevedo y a Goya“El esperpentismo lo ha inventado Goya”; asimismo sainetes donde se parodia la realidad y la literatura (La Golfemia, parodia de La Bohemia de Puccini.)

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