Como Dios se instala definitivamente en los hombres

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verdades bíblicas

Tentación: ¿nos prueba Dios con el mal?



Comenzando con este artículo, me gustaría tratar el tema de la tentación, su procedencia y cómo enfrentarla. Por tentación aquí me refiero a las trampas e intrigas que tienen, de una u otra manera, el propósito de desarraigar a alguien de su fe u ocasionarle que se vuelva “inactivo” o infructífero. Por tanto, las pruebas a que este artículo se refiere tienen que ver con las intrigas contra la fe. Estas no son pruebas hechas con buenas intenciones para revisar o desarrollar a quien las recibe, al estilo de las aplicadas por los maestros a sus alumnos y por los padres a sus hijos. Por el contrario, las tentaciones, las situaciones a las que nos referimos en este artículo, son trampas cuyo propósito es la destrucción de quien cae en ellas.

¿Por qué digo eso? ¡Porque son muchos los que lanzan en un mismo saco todas las pruebas (mal y bien intencionadas), atribuyéndoselas sin distinción alguna a Dios! Entonces, de acuerdo con este punto de vista: ¿Alguien tuvo un accidente automóvilístico? ¡Una prueba del Señor! ¿Alguien es perseguido por su fe? Una prueba del Señor. ¿Alguien cayó en una trampa por sus deseos carnales? ¡De nuevo es el Señor quien lo está probando al poner tal situación en su camino! Esta percepción es completamente antibíblica y por tanto, inaceptable. Incluso es una difamación de quien se dice:
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16) y en acusarle a Él por cualquier prueba y tentación que se atraviese en nuestro camino. ¿Quién va a querer realmente relación alguna con un Dios supuestamente tan contradictorio, que, por una parte, da a Su Hijo por la gente pero que, por la otra, tienta con varias cosas malévolás a la misma gente a quien supuestamente Él ama tanto? Contradictorios y bizarros son esos puntos de vista y no Dios, tal y como Él es revelado en la Biblia, que con toda claridad nos dice:

Santiago 1:13
Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni él tienta a nadie.

¿A cuántos ha tentado Dios con el mal? ¿Qué nos dice al respecto La Biblia, Su Palabra? ¡A NADIE!


¿Dios prueba a Su gente? Sí, pero no con el mal. En vez de eso, Él nos prueba de la misma forma como un maestro examina a sus alumnos y a como los padres lo hacen con sus hijos. Veamos por ejemplo la siguiente prueba de Jesús a Filipe, uno de los 12:

“Cuando alzó Jesús los ojos y vio que había venido a él una gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos? Pero esto decía para probarlo, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondíó: --Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomara un poco. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: --Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos? Entonces Jesús dijo: --Haced recostar a la gente. Había mucha hierba en aquel lugar, y se recostaron como en número de cinco mil hombres.”

Jesús no le hizo la pregunta a Felipe porque Él no supiera la respuesta, sino para probarlo mediante esta pregunta. La palabra griega traducida aquí como “poner a prueba”, es la misma que casi en todos lados se traduce como “tentar”. Pero obviamente esto no fue una tentación como tal, sino que fue una prueba como la que un maestro, tal y como lo es Jesús, daría a sus discípulos. ¡Él les preguntaría cualquier cosa, no necesariamente porque Él no supiera la respuesta, sino porque Él quiere descubrir si ellos la conocen! Es una prueba hecha con buenas intenciones y no una tentativa con el propósito de dañar. Tales pruebas, como las del padre al hijo y del maestro al alumno, son las que Dios nos pone a nosotros. A propósito, como es obvio por las respuestas, Felipe y Andrés no pasaron la prueba.

El tentador


Al contrario de las pruebas que proceden del Señor, las tentaciones, las pruebas con maldad y trampas cuyo propósito es hacernos daño, son cosas que no provienen de Dios, sino de Su enemigo y el nuestro: el diablo. Esto es lo que la Palabra de Dios nos dice refiriéndose a quién está detrás de la tentación:

Mateo 4:1
“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.”

Mateo 4:3
Se le acercó el tentador y le dijo: --Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.”

Marcos 1:13
“Y estuvo [Jesús] allí en el desierto cuarenta días. Era tentado por Satánás.

Lucas 4:2
por cuarenta días, y era tentado por el diablo. No comíó nada en aquellos días, pasados los cuales tuvo hambre.”

Lucas 4:13
“Cuando acabó toda tentación el diablo, se apartó de él [Jesús] por un tiempo.”

1 Corintios 7:5
“No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satánás a causa de vuestra incontinencia.”

1 Tesalonicenses 3:5
“Por eso también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, pues temía que os hubiera tentado el tentador y que nuestro trabajo hubiera resultado en vano.”

Apocalipsis 2:10
“No temas lo que has de padecer. El diablo echará a [algunos] de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. ¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida!”

Como hemos dicho, muchos creen que las tentaciones y las pruebas que contienen maldad vienen de Dios; es decir, que Él trae el mal a nuestras vidas para hacernos mejores. No obstante, esto no es cierto. El tentador, ése que tienta con la maldad, no es Dios sino el diablo y lo hace tanto directa como indirectamente. Veamos ahora las formas y significados que la tentación puede adquirir.

Formas de la tentación


1. Tentaciones que provienen de gente que se opone a Dios y a Su Palabra

Jesús y sus discípulos muchas veces se enfrentaron cara a cara con este tipo de tentación y pruebas de pensamiento enfermizo:

Mateo 16:1
“Llegaron los fariseos y los saduceos para tentarlo, y le pidieron que les mostrara una señal del cielo.”

Mateo 19:3
“Entonces se le acercaron los fariseos, tentándolo y diciéndole: —¿Está permitido al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?”

Mateo 22:18
“Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: —¿Por qué me tentáis, hipócritas?”

Mateo 22:35
“Y uno de ellos, intérprete de la Ley, preguntó para tentarlo, diciendo:”

Marcos 8:11
“Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo para tentarlo.”

Marcos 10:2
“Se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarlo, si era lícito al marido repudiar a su mujer.”

Marcos 12:13-15
“Le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos para que lo sorprendieran en alguna palabra. Viniendo ellos, le dijeron: —Maestro, sabemos que eres hombre veraz y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos? Pero él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo: —¿Por qué me tentáis? Traedme un denario para que lo vea.”

Lucas 11:15-16
“Pero algunos de ellos decían: —Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios. Otros, para tentarlo, le pedían señal del cielo.”

Juan 8:3-6
“Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio, le dijeron: —Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio, y en la Ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Esto decían probándolo, para tener de qué acusarlo.

Hechos 20:19
“Sirviendo al Señor con toda humildad, con muchas lágrimas y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos.”

1 Pedro 4:12-13
“Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera. Al contrario, gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.”

Como vemos en esos pasajes, una manera en la que el diablo tienta/prueba a la gente de Dios, es por medio de otras personas y por medio de la persecución y la aflicción por la Palabra de Dios. Luego vamos a examinar aquí cómo manejar este tipo de tentación, pero primero vamos a ver las otras formas que la tentación puede adquirir.

2. Tentaciones provenientes de los propios deseos


Los deseos carnales son otra vía por medio de la cual alguien puede ser tentado:


Santiago 1:13-15
“Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido. Entonces la pasión, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”

1 Timoteo 6:9
“Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición.”

En esta categoría la fuente de la tentación son los propios deseos del hombre; es decir, viejos deseos del hombre que lo han seguido a través del tiempo, tales como el deseo de ser rico. Observe lo determinante de los pasajes anteriores: ellos no dicen que cuando usted es atraído por sus propias pasiones y es seducido, tal vez caiga en tentación. ¡No! Lo que ellos dicen es que tú definitivamente serás tentado. De igual manera, ellos no dicen que si tú deseas ser rico, quizás caerás en una trampa. ¡No! ¡Lo que ellos dicen es que con toda seguridad caerás en una trampa, la misma trampa que lleva a los hombres a la destrucción y la perdición! Como Pablo también nos dice:

Gálatas 5:17
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais.”

Romanos 8:7
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden.

Las tentaciones de esta categoría aquellas en las que nosotros decidimos entrar, atraídos y seducidos por nuestra carne, el hombre del pasado. ¿El resultado? De nuevo mantengamos en alto el volumen de las Escrituras: pecado, destrucción, perdición, muerte. Continuar con los deseos de los hombres del pasado es un asunto muy serio con las más serias consecuencias. No nos engañemos a nosotros mismos pensando que quizás porque somos salvados por gracia, eso significa que somos libres de continuar con los deseos del hombre del pasado y de alguna manera escapar de sus consecuencias. Gálatas 6:7-8 nos dice:

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará, porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

¿Entonces qué debemos hacer? La Palabra es de nuevo muy clara:


Romanos 13:11-14
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y libertinaje, no en contiendas y envidia. Al contrario, vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos de la carne.

Efesios 4:20-24
“Pero vosotros no habéis aprendido así sobre Cristo, si en verdad lo habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

2 Corintios 10:4-5
“porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

Y Proverbios 4:23
Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón, porque de él mana la vida.

En todos esos pasajes el protagonista principal no es Dios, sino nosotros. Somos nosotros los llamados a quitarnos al hombre del pasado y ponernos el nuevo. Somos nosotros los llamados a renovar nuestra mente y somos nosotros los llamados a proteger nuestro corazón con toda diligencia. Sí, sin la ayuda de Dios no es mucho lo que podemos hacer. Pero la ayuda de Dios viene a quienes están dispuestos a seguirlo a Él. No nos engañemos a nosotros mismos con la idea de que de alguna manera seremos Cristianos fructíferos, mientras que al mismo tiempo nuestros corazones y mentes siguen los deseos carnales del hombre del pasado. ¡Esto no es posible! Ciertamente es blanco y negro. Es uno (Dios) o lo otro (el mundo). ¡Una mezcla de ambas cosas no funciona!

3. Tentaciones provenientes directamente del diablo

En Mateo 4:1-11 encontramos al diablo hablando directamente con Jesús. ¿Pero cómo lo hizo? La respuesta está en el espíritu, por “revelación”, por así decirlo. Me gustaría dedicarle algún tiempo a esta categoría, pues, dada la ignorancia que existe, frecuentemente vemos a individuos atribuyendo a Dios cualquier cosa que proviene del terreno espiritual. Pero eso no es así. Yo solía creer que por ser Cristiano, el diablo no puede hablarme. Pero puede –él lo hizo con Jesús. Si decidimos ignorar esta posibilidad y considerar que todo lo que viene del mundo espiritual proviene de Dios, entonces estamos abriendo una puerta al diablo para dirigirnos por el mal camino dándonos información falsa en la que nosotros creeremos, porque pensamos que –ya que claramente proviene del campo espiritual— procede de Dios. Empíricamente, he observado que esto sucede cuando la gente ansía alguna cosa; ansían algo con tanta fuerza que cuando oran sobre eso escuchan sólo la respuesta que ellos desean. En otras palabras, no son neutrales, quieren hacer la voluntad de Dios, cualquiera que ésta pueda ser. Contrariamente, ellos simplemente quieren una confirmación de lo que tanto desean. Ellos están codiciando algo, y por tanto, abriendo la puerta al demonio para que les dé falsa información “espiritual”, que cuando la siguen les conducirá a grandes problemas. Esa es la razón por la cual usted tiene que juzgar lo que recibe como información espiritual de acuerdo con La Palabra. ¿Lo que usted supuestamente ha escuchado del terreno espiritual está alineado con la Palabra de Dios, tanto en cuanto a su contenido como en la manera en que fluye? Si no es así, entonces debe rechazarlo sin preguntar. Tristemente, muchos hermanos no comprueban lo que supuestamente han escuchado del terreno espiritual, para ver si cuadra con La Palabra. Por ejemplo, he visto gente que dicen ser Cristianos cometiendo adulterio, divorciándose de sus esposas Cristianas y casándose con otras (quienes también dicen ser Cristianas) y, como si todo eso fuera poco, ¡justifican sus acciones diciendo que supuestamente Dios les dijo que lo hicieran! ¿Podría Dios decirles que hicieran algo así? ¡No! ¿Cómo lo sabemos? ¡Porque un consejo de este tipo es completamente opuesto a la Palabra de Dios! Lo que verdaderamente sucedíó, y la Palabra lo explica clara y plenamente, es que al no estar vigilantes, fueron atraídos por su propia lujuria y seducción, abriendo por tanto la puerta al demonio. Si realmente alguien les dijo que actuaran así, ése no fue Dios, sino el demonio. La Palabra de Dios es por tanto la medida contra la cual cualquier información que provenga del terreno espiritual debe ser medida y evaluada. Jesús también hizo esto cuando usó la Palabra de Dios para combatir a Satánás y sus tentaciones. Todas sus respuestas comenzaban con “está escrito”.

En lo concerniente a la superioridad de la Palabra de Dios contra cualquier “revelación”, incluso si ésta proviene de una manera extraordinaria, Pablo fue muy claro:

Gálatas 1:8
“Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.”

Incluso si un ángel del cielo –y obviamente ese sería un ángel caído, un ángel de la oscuridad, como exactamente lo es Satánás— baja y comienza a predicar un evangelio diferente al que Pablo, por revelación de Jesucristo, recibíó y les predicó, este sería un ángel maldito. Obtener información del terrero espiritual no es suficiente. Esta información también tiene que proceder de la fuente correcta del terreno espiritual. De lo contrario, es una tentación y un ataque del demonio. Y para conocer la procedencia de la información, usted tiene que evaluarla según la única medida válida: la medida de la Palabra de Dios.

Las formas de tentación en la parábola del sembrador


Ya hemos visto en el artículo “Significado y formas de la Tentación” las formas que la tentación puede adquirir (especialmente las pruebas por medio de la aflicción y persecución y la trampa de obedecer los deseos del hombre del pasado, los carnales), podemos también ver en acción esas categorías en la parábola del sembrador. En esta parábola hay dos categorías que a pesar de que ellos escucharon y recibieron La Palabra, no produjeron los frutos deseados. Y la pregunta es ¿por qué?

1. La tentación en la segunda categoría de la parábola del sembrador

Concerniente a la segunda categoría de la parábola del sembrador, Mateo 13:20-21 y Lucas 8:13 nos dicen al respecto:

Mateo 13:20-21
“El que fue sembrado en pedregales es el que oye la palabra y al momento la recibe con gozo, pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.”

Lucas 8:13
“Los de sobre la piedra son los que, habiendo oído, reciben la palabra con gozo, pero no tienen raíces; creen por algún tiempo, pero en el tiempo de la prueba se apartan.”

¡Como podemos ver, la gente de esta categoría oyó La Palabra e inicialmente la reciben con alegría! En otras palabras, ellos estaban muy entusiasmados por La Palabra. Pero entonces llegó la tentación, la prueba, y su forma fue de tribulación y persecución por causa de La Palabra; es decir, debido a La Palabra estas personas fueron perseguidas. Y ahí ellos perdieron el juego. En vez de perseverar aferrándose a La Palabra que originalmente ellos habían recibido con tanta alegría, se echaron para atrás y se apartaron de ella. Si tú eres un joven creyente lleno de fervor hacia Dios: podría parecer que el demonio no está por ninguna parte a tu derredor, esto no va a durar para siempre. La tentación, la prueba, llegará. Necesitarás perseverar, aferrarte a la fe y a la Palabra que con tanta alegría has recibido. Como la Palabra nos dice:

Hebreos 10:35-39
No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa, pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. «Porque aún un poco y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; pero si retrocede, no agradará a mi alma
.» Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.”

La aflicción puede adquirir varias formas. Yo he visto gente apartándose, abandonando la fe, porque sus padres, o familiares y amigos, los confrontaron y rechazaron por su fe. Por supuesto, la persecución puede adquirir también otras formas más severas, como ser lanzado a una prisión, o ser torturado por su fe. Incluso puede resultar en la muerte, como les sucedíó a Esteban y a Santiago, el hermano de Juan. Para ti y para todos aquellos que son sometidos a prueba, la Palabra dice:

Romanos 16:19-20
“Vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, y por eso me gozo de vosotros. Pero quiero que seáis sabios para el bien e ingenuos para el mal. Y el Dios de paz aplastará muy pronto a Satánás bajo vuestros pies.”

Y 1 Pedro 5:8-10
“Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. Resistidlo firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Pero el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.

Aférrate a la fe y hazlo hasta el final. Pon tu vida y situación en las manos de Dios y disponte a sufrir cualquier cosa que surja; sí, incluyendo el ridículo y la tortura. Dios está contigo. Él te fortalecerá. Él te dará coraje. Tal y como lo hizo con Jesús en el jardín de Getsemaní. Tal y como lo hizo con Pablo en la prisión, cuando fue perseguido por los Judíos (Hechos 23:11). Como Pablo dijo: “así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.” (2 Corintios 1:7). El consuelo que proviene de Él supera con creces cualquier ridículo o tortura que un hombre pueda proporcionarnos.

2. La tentación en la tercera categoría de la parábola del sembrador

En lo concerniente a la tercera categoría de la parábola del sembrador, podemos leer en Marcos 4:18-19:


“Los que fueron sembrados entre espinos son los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y la hacen infructuosa.”

Y Lucas 8:14
“La que cayó entre espinos son los que oyen pero luego se van y son ahogados porlas preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.”

Esos hombres oyeron la Palabra, la comprendieron, pero ésta quedó sin dar frutos. ¿Por qué? Porque ellos dejaron la puerta de sus corazones abierta a las espinas de “los afanes de este siglo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas” (Marcos 4:19), las cuales al entrar, sofocaron la Palabra. Como ya hemos visto a Santiago diciendo:

Santiago 1:13-15
“Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido. Entonces la pasión, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”

Y 1 Timoteo 6:9 nos dice

Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición.

Algo que debemos observar: El mismo efecto que ocurre por la tentación de riquezas y la codicia de las demás cosas, sucede también con las preocupaciones de este mundo. Ellas también traen esterilidad. Por tanto, si quieres ser un Cristiano que produce frutos, es decir, un Cristiano de verdad y no un simple Cristiano de nombre, debes eliminar las espinas de las preocupaciones, riquezas y placeres de la vida, y evitar que regresen de nuevo Necesitas tomar acción. Necesitas cambiar, y Dios te ayudará si tú realmente así lo quieres. La tentación en la tercera categoría de la parábola del sembrador no proviene de la persecución y aflicción causada por el demonio. Aquí la tentación adquiere formas más sutiles, lo cual por tanto también requiere de nuestra resistencia. Preocuparse por las cosas que este mundo se preocupa ("las preocupaciones de este mundo"), querer riquezas o codiciar otras cosas, es muy peligroso. Éstas son espinas que tienen que ser removidas. Como vimos a Pablo diciendo:

Romanos 13:14
vestíos del Señor Jesucristo y no [satisfagáis] los deseos de la carne.

“No satisfagáis los deseos” significa que no debemos preocuparnos por la carne y sus deseos. En vez de ello, debemos alimentarnos con la leche pura de La Palabra, de modo que crezcamos a través de ella. (1 Pedro 2:2).


¿Cuál es la respuesta apropiada a la tentación?



Hemos identificado dos vías centrales a través de las cuales nos llega la tentación. Una es mediante la persecución y la aflicción, la otra es a través de ser desviados por los deseos y la seducción. En cuanto a lo referente a la segunda categoría, la respuesta correcta no es otra que cerrar las puertas que nosotros pudiéramos haber abierto. ¿Qué es lo que tanto deseas? Tienes que entregárselo al Señor. Yo considero que entre los deseos que pueden crear problemas no sólo se encuentran los del hombre del pasado, los cuales no tienen cabida alguna en la vida de un Cristiano, sino también los deseos aceptables que no obstante, no han sido entregados en un 100% al Señor. Por ejemplo, cuando era soltero, tenía un INMENSO deseo de casarme. Poco tiempo después de ser creyente, a los 21 años, decidí esperar a que Dios me presentara a mi esposa. Sin embargo, pensé que Él lo haría más o menos al mes siguiente. A medida que los meses pasaban, comencé a impacientarme. Yo quería que Dios me trajera una esposa de inmediato. Ése fuerte deseo fue de hecho uno de esos que Santiago describíó como los que abren la puerta a la tentación. Y eso fue exactamente lo que a mí también me sucedíó. Dada la extraordinaria fuerza de este deseo, caí en trampas muchas veces y sufrí mucho. Hasta que al final le dije a Dios: “Ya no me importa tener una esposa. Si Tú quieres que tenga una, perfecto; pero si no, voy a continuar amándote y sirviéndote de igual manera”. Tan pronto como hice eso, en cuanto entregué verdaderamente la situación al renunciar por completo a ella, adivinen qué sucedíó: ¡Nunca más fui tentado con eso! Y luego de algunos años, Dios en verdad me trajo a mi esposa. Lo que quiero decir, hermano y hermana, es que si hay algo que tú desees con mucha fuerza (una esposa, un esposo, una carrera, etc.) tienes que entregárselo a Dios y decidir dentro de ti que aunque Dios no te conceda lo que deseas con tanta fuerza, esto no será gran cosa. De todas maneras, Él siempre sabe lo que es mejor.Continuarás amándole y sirviéndole, sin importar cómo resulten las cosas.Entregar un asunto a Dios y aceptar cualquier resultado que Él nos pueda traer, cierra las puertas a la tentación. ¡No puedes ser arrastrado por las pasiones, si no tienes pasiones! Resumiendo: incluso los deseos que básicamente se adaptan a la Palabra de Dios, pueden llevarnos a la tentación si nosotros no los entregamos COMPLETAMENTE a Dios.

Si la tentación ahora adquiere la forma de persecución y aflicción a causa de la Palabra, entonces la respuesta una vez más es resistir, a sabiendas de que Dios no está lejos. Él está contigo. Él jamás te abandonará ni te traicionará, dice Su Palabra (Hebreos 13:5). Como Pablo también nos dijo: “así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.” (2 Corintios 1:7). Y 2 Pedro 2:9a nos dice:

2 Pedro 2:9a
El Señor sabe librar de tentación a los piadosos

¡Mantente entonces inquebrantable en la fe!


La oración como arma contra la tentación


En la batalla contra la tentación, no importa su tipo, la oración es un arma de la que nosotros no podemos prescindir. El propósito de la tentación es atraparnos para alejarnos de Dios. La oración, la comunión con Dios, es exactamente lo contrario: mantiene abiertos los canales de comunicación con nuestro Padre. ¡Oh, cuanto consuelo y amor provienen del Padre y cuanto apoyo encuentran los que resisten al enemigo cuando acuden a Él en oración!

La noche en que el Señor Jesús fue capturado, en el jardín de Getsemaní, dijo a sus discípulos:


Mateo 26:41
Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”

Lucas 22:40
“Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: —Orad para que no entréis en tentación.”

Lucas 22:46
“y les dijo: —¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación.

La tentación es descrita aquí como algo en lo que los discípulos podrían caer y para ello la respuesta adecuada sería la oración. Luego, oración y tentación se colocan una contra la otra. “Oren para que no caigan en tentación”, dijo el Señor. Obviamente, si ellos no oraban efectivamente caerían en tentación. Oración, comunión con Dios, mantener los canales de comunicación abiertos y recibir de Él el coraje y apoyo necesario por medio de la oración, es un escudo de protección contra la tentación. Eso no necesariamente significa que la tentación no vendrá, pero lo que de seguro significa es que cuando/si llega, nos hallará inquebrantables en la fe en vez de listos para caer en su trampa.


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Espíritu Santo: “otro consolador”


En los capítulos de Juan del 14 al 16, encontramos a Jesús, poco antes de su detención por los judíos, dando instrucciones de última hora y consuelo a sus discípulos. Él ya no iba a estar con ellos. Ellos, en efecto, le verían otra vez después de su resurrección, pero sólo temporalmente, hasta la ascensión a su Padre. El hecho de que Jesús fuera al Padre significaría que ellos se quedarían solos… excepto si Él enviaba un reemplazo, otro que lo sustituyera. Exceptuando que Él vendría a ellos en “otra forma”, por decirlo así. ¡Y como veremos, esto es exactamente lo que pasó! ¡Jesús, aunque ya no esté presente físicamente, está presente mucho más que antes! ¿Cómo? Mediante el Consolador, el Espíritu Santo; este consolador realmente sustituye a Jesús, haciendo lo que Él haría si estuviera físicamente presente con cada uno de sus discípulos. Al hablar de discípulos, no me refiero aquí sólo a los discípulos que estuvieron presentes esa noche en el jardín de Getsemaní. ¡Más que a ellos me refiero a nosotros! Ninguno de nosotros ha conocido a Jesús en persona, en carne y hueso, como le conocieron los discípulos. Sin embargo, gracias al Consolador, el Espíritu Santo, no estamos abandonados sin Él. Juan 14:15-18 nos dice:

Juan 14:15-18
“Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.”

Aquí, Jesucristo habla sobre el Espíritu Santo y lo describe como otro consolador. Aunque Jesús se marchaba, Él realmente no los dejaba solos. Él enviaría a OTRO consolador, es decir, a alguien que lo sustituiría, alguien que haría todo lo que Él hacía cuando estaba con ellos, pudiéramos hablar de un reemplazo por su ausencia física. Aunque Él ya no estaría presente físicamente con ellos, estaría presente espiritualmente, mediante el Consolador. En otras palabras, tener el Espíritu Santo es absolutamente como tener a Jesús. Y el Espíritu Santo hace para aquellos que siguen a Jesús lo que Jesús hizo para sus discípulos cuando Él estuvo presente físicamente, es decir, los enseña, los guía, los reprende, los consuela. Por eso es llamado OTRO consolador. El primer consolador era Jesús en su presencia física. Sólo unos días después de la ascensión de Jesús, el Espíritu Santo, el segundo consolador, “otro consolador”, el sustituto de Jesús, el primer consolador, vino. Como Barnes dice en su comentario:

“Jesús había sido para ellos un consejero, un guía, un amigo, mientras él estaba con ellos. Él los había instruido, había cargado con sus prejuicios e ignorancia, y les había dado consuelo en tiempos de desaliento. Pero Él estaba a punto de abandonarlos ahora. Debía ser dado el otro Consolador como una compensación por su ausencia, o para realizar las funciones que Él habría hecho si hubiera permanecido personalmente con ellos. Y de esto podemos aprender, en parte, lo que es la función del Espíritu. Su función es la de proveer a todos los cristianos la instrucción y consuelo que daría la presencia personal de Jesús..” (Albert Barnes' Notes on the Bible)

Por lo tanto, querido hermano y hermana en Cristo: no estamos abandonados. Jesús no está en algún sitio lejos de nosotros. Él está muy cerca de nosotros. ¡Jesús, mediante el Consolador, está en nosotros! Como nos dice en Colosenses 1:26-27:

“el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a Sus santos. A ellos, Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria.”

Cristo está EN USTED, querido hermano y hermana. ¡El Consolador está en usted! ¿Y por qué está el consolador ahí? Para hacer todo lo que Cristo haría si él estuviera presente físicamente. Aquí está el ministerio del Espíritu Santo según lo describíó Jesús:

Juan 14:26
“Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho.”

Juan 15:26
“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.”

Juan 16:7
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré.

¡Tener el Espíritu Santo es más beneficioso para nosotros que si Jesús se quedara físicamente en la tierra!


Juan 16:8-15
“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío y os lo hará saber. ”

Este es el maravilloso ministerio y la maravillosa realidad del Espíritu Santo


Muchas personas realmente no creen en un Espíritu Santo que está trabajando) en la vida de los discípulos. Por lo tanto, ellos aseguran fundamentalmente que nos hemos quedado huérfanos, sólo con nuestras mentes tratando de entender cómo vivir para él! Pero tal y como dijo Jesús: ¡no nos quedaremos huérfanos! El Espíritu Santo lo sustituye, siendo “otro consolador”, o sea, un consolador en el lugar de Jesús, el primer consolador.

Otros atribuyen cosas al Espíritu Santo que nunca vemos a Jesús hacer y que no tienen ningún respaldo en las Sagradas Escrituras. ¿En verdad son estas cosas hechas por El Espíritu santo? La respuesta es NO. Lo que el Espíritu Santo hace siempre está en línea con la Palabra de Dios. Si algo no está en línea con la Palabra, entonces no es hecho por el Espíritu Santo.

Para culminar este artículo: Jesús al ir a su Padre no nos dejó solos. Él nos envió un reemplazo que hace lo que Jesús haría si Él físicamente estuviera presente con cada uno de nosotros. Este sustituto es el Espíritu Santo y su misión es, entre otras, la de enseñar y recordarnos lo que Él nos ha dicho (Juan 14:26), instruir, guiar (Hechos 16:6-10) y fortalecer (Hechos 9:31). No es un “espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7). Este es el maravilloso regalo que el Padre, debido a Su amor, dio a aquellos que creen en Su Hijo y en la resurrección de los muertos.

Romanos 5:5
el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Las buenas obras que Dios ha preparado para nosotros


En el artículo "Justificación y la Biblia" vimos que somos justificados sin ninguna obra.
Como ahí vimos: las buenas obras no fueron, ni se pretendía que fueran los medios por los cuales alguien pudiera ser salvo o se volviera justo. El medio para nuestra salvación y justificación es la obra de nuestro Señor Jesucristo. Él hizo todo lo necesario para nuestra salvación. Ahora, esto de ninguna manera significa que Dios no quiere que hagamos buenas obras o que a Él le sean indiferentes. De lo contrario, Él ya ha preparado las buenas obras para nosotros. Como en Efesios 2:10 dice:

Efesios 2:10
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

Dios ya ha preparado las obras que tiene para nosotros, y lo hizo con el propósito de que caminemos en ellas. Por lo tanto, no somos nosotros los que preparamos las buenas obras, sino Dios quien ya las ha preparado para nosotros.Sin embargo, nosotros necesitamos caminar en ellas, es decir, realizarlas, hacerlas.

Algas también muy importante: cuando creímos en nuestro corazón en el Señor Jesucristo y Su resurrección fuimos nacidos de nuevo y nos volvimos nuevas creaturas. Como 2 de Corintios 5:17 dice: “si alguno está en Cristo, nueva creatura es”. Aunque no fuimos salvos por obras, siendo nuevas creaturas, para lo cual fuimos creados, hechos paras las buenas obras que Dios ha preparado para nosotros. Observa este “creados para” (marcado en rojo en la cita de Efesios 2:10) o el “para”. Las mismas palabras usaríamos para decir por ejemplo: “un carro está hecho (creado) para viajar”. “Un teléfono está hecho (creado) para hacer llamadas”. “Un radio está hecho (creado) para recibir señales de radio”. En otras palabras, Dios, al decirnos que “fuimos creados para, [hechos para] buenas obras que ya ha preparado para nosotros”, Él nos está diciendo que nos hizo completamente capaces, que nos ha creado para, hechos para; está en el ADN de nuestra nueva naturaleza el hacer esas buenas obras que Él ha preparado para nosotros. Haciendo estas buenas obras es algo natural para nosotros, para nuestra nueva naturaleza, porque fuimos creados para ellas. De lo contrario, el no caminar en estas buenas obras sería como no hacer para lo que fuimos creados. Sería como tener un teléfono que no hace llamadas o un radio muerto.

Vamos a entender mejor este significado de buenas obras que Dios ha creado para nosotros yendo a 1 de Corintios 12, donde dice:

1 Corintios 12:27
“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”

Y 1 Corintios 12:18
“Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.”

Cada uno de nosotros es miembro del cuerpo de Cristo con una función particular que le fue dada por Dios. Dios nos ha puesto en el cuerpo con un rol específico y como Él quiso. Y como en el cuerpo físico el responsable en dar las órdenes es la cabeza, el cerebro, así también en el cuerpo espiritual el responsable en dar las órdenes es la cabeza, la cual es: Cristo (Efesios 5:23). Los miembros del cuerpo de Cristo, así como los miembros del cuerpo natural, tienen la misión de hacer lo que la cabeza les ordene. Nosotros no somos los que decidimos las buenas obras, el rol que tenemos en el cuerpo de Cristo. Dios ya las ha decidido y preparado para nosotros. Nuestra misión es la de caminar en estas buenas obras, ejecutarlas, funcionar para lo que fuimos creados. Si ignoramos esto, si escogemos cerrar los ojos, entonces nuestra misión nunca será completada. Lo que quiero decir hermanos y hermanas es que aunque Dios ya ha preparado las buenas obras para nosotros que tenemos que hacer y aunque nos ha puesto en el cuerpo con un rol específico, una función, somos NOSOTROS los que caminamos en estas obras: somos NOSOTROS los que tenemos que ejecutar lo que la cabeza diga. Si no lo hacemos, entonces en el cuerpo nadie lo hará por nosotros. Si no llevamos a cabo nuestro rol en el cuerpo, entonces como el cuerpo natural sufre cuando alguno de sus miembros no funciona bien, así también el cuerpo de Cristo sufre. La cabeza que es Cristo es el único que da las órdenes. Él da las órdenes, pero depende de los miembros para su ejecución. Muchos hermanos tienen un significado distorsionado de lo que la iglesia es y creen que el ministerio, hacer la obra de Dios, las obras que Él ha preparado para nosotros, es algo que le pertenece al clero, a los llamados “profesionales”. Para el resto, nuestra única misión parece ser el llenar las bancas los domingos. Este es un gran error. En la Palabra de Dios no hay tal cosa como clero y laicado. Lo que hay es un cuerpo y cada hermano o hermana ha sido puesto en ese cuerpo por Dios con una función específica. Tu, hermano o hermana que lees este artículo tienes una función específica en el cuerpo. ¿La sabes? ¿Haces lo que Dios te ha puesto a hacer en el cuerpo, las buenas obras que ha preparado con anticipación para que camines en ellas? O ¿solo pasas el tiempo en las cosas de este mundo (que ahogan la Palabra de Dios y la hacen infructuosa-Marcos 4:19), ya que el ministerio le pertenece, supuestamente, a los… profesionales? Si tú, hermano y hermana, no estás haciendo lo que Dios te ha creado para hacer, para lo que te ha puesto en el cuerpo, entonces nadie lo va a hacer. Tú eres único en el cuerpo de Cristo, así como cada miembro de tu cuerpo lo es y absolutamente necesario también. Por lo tanto, si no has encontrado lo que Dios ha preparado para ti, es absolutamente necesario que lo encuentres. Es necesario que dejes el sofá y busques al Señor. Es hora de decirle: “aquí estoy, ¿qué quieres que haga?” Te ha creado, te ha alistado, capacitado completamente para las buenas obras que ha preparado para ti. Pero necesitas estar disponible; necesitas querer caminar en ellas. Si tú no estás disponible para Dios entonces no va a pasar nada. En este caso vas a ser como un miembro del cuerpo que aunque absolutamente esta en el cuerpo, no se comunica con la cabeza. Ese es un miembro enfermo, un miembro que no funciona bien. La imagen opuesta - la imagen de esa mera imagen vívida de 1 de Corintios 12 con el cuerpo, los miembros y la cabeza – es la imagen un miembro sano que reacciona al llamado de la cabeza inmediatamente. Es esta imagen de hombre de Dios que pone sus ojos en la cabeza para ver lo que ella quiere y reacciona de acuerdo y sin ninguna duda. Es esta imagen del cristiano la que CAMINA, lleva a cabo las obras que Dios ha preparado para él, llevando fruto y sin permitir que la Palabra caiga victima de los afanes de este mundo, el engaño de las riquezas o el deseo de otras cosas (Marcos 4:19). Tales cristianos Dios quiere que seamos. Cristianos que llevemos fruto y glorificar al Padre a través de él.

Juan 15:5-8
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste llevamucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.”

Justificación y la Biblia


A través de los años he visto a muchos cristianos sufrir de auto condenación y culpa. Habiendo sufrido yo mismo al respecto, sé de primera mano lo que significa sentirse auto condenado y culpable. Pero no necesito compartir mis propias experiencias. La Biblia aclara en 1 de Juan 3:21-22 que si nuestro corazón no nos reprende, tenemos confianza en Dios. A su vez, esto significa que si nuestro corazón nos condena, no tenemos confianza en Dios.

El antídoto para cada enfermedad es la medicina, la sanidad. El opuesto de condenación y culpa es la justificación. La justificación y la condenación son términos opuestos uno del otro. Si eres justo, entonces no eres culpable y si eres culpable entonces no eres justo. Uno es el opuesto del otro. Además, la forma en que alguien se vuelve justo declara también cómo deja de ser justo. Por ejemplo, Si alguien, para ser justo ante Dios, necesita hacer tal o tal cosa, entonces es obvio que fallar al hacer esas cosas significaría que ya no es justo, lo cual a su vez significa que es injusto, culpable, digno de condenación. Entonces, ¿qué es lo que la Biblia nos dice sobre la justificación? ¿Cómo puede alguien volverse justo ante Dios? Sé que tal vez hayas escuchado “haciendo buenas obras”. Pero, ¿es eso realmente lo que la Biblia dice? La respuesta es ¡NO! El evangelio significa buenas noticias y lo que vamos a leer a continuación son tales noticias. Veamos:

Romanos 3:20-28
ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él;porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia,a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.

Este pasaje, junto con muchos otros del Nuevo Testamento, son realmente revolucionarios. El evangelio significa buenas noticias y lo que acabamos de leer son ¡buenas noticias! Como el pasaje pone en claro desde el principio, no hay forma por la cual alguien pueda ser justificado, esto es, volverse justo, mediante obras de la ley mosáica (incluyendo los 10 mandamientos, ya que ellos también son parte de esa ley). Como la Biblia pone en claro, hacer buenas obras – incluso guardando todos los 10 mandamientos por ejemplo, aunque la ley era mucho más que eso – no te puede hacer justo ante Dios. Esto no se refiere a que hacer buenas obras sea algo malo, sino porque las buenas obras nunca fueron suficientes y nunca se pretendíó que el hacerlas nos hiciera justos ante Él. No podemos ser justos ante Dios. Si tu justificación está basada en tus obras, entonces esa no es justificación. Más bien, es algo hecho por uno mismo, que aunque satisfaga tu mente por mientras, no tiene validez ante Dios. Si por lo tanto te sientes culpable y condenado es porque crees que las obras no son suficientes y crees que eso ha afectado cómo te ve Dios. Puede que sientas que Él está enojado contigo por lo que hiciste o fallaste al hacer y puede que sientas que te ve y dice: “¿cómo pudiste haber hecho eso?, me fallaste, eres culpable”. Esa no es la voz de Dios querido hermano o hermana. Dios nunca ha esperado que seas justo ante Él mediante obras. Sino que, Él te hizo justoinmediatamente, por gracia, (“siendo justificados gratuitamente por Su gracia” (Romanos 3:24)) cuando creíste en Su Hijo. ¡Ya eres justo! La justificación no es algo que adquirimos gradualmente. Sino que nos volvemos justos en el momento en que creemos en el Señor Jesucristo y en Su resurrección de entre los muertos. Es un REGALO, no algo que nos ganamos a cambio de nuestras obras (“el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley” (Romanos 3:28)).

Lo mismo también lo podemos ver en 2 de Corintios 5:21
“Al que no conocíó pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”

La primer parte del pasaje habla sobre un acto y sobre quién lo hizo, mientras que la segunda parte nos enseña el resultado de este hecho y los receptores de este resultado. ¿Cuál fue ese acto? Que Dios dio a Su Hijo por nosotros; Él lo hizo, al que no conocíó pecado, que fuera pecado por nosotros. ¿Cuál fue el resultado de ese acto? ¿Porqué lo hizo? La respuesta es para que pudiéramos ser hechos justicia de Dios en Él. Por lo cual, nuestra justicia no tiene nada qué ver con nuestras obras y tiene todo qué ver con la obra terminada de nuestro Señor Jesucristo. Él hizo todo lo necesario, se dio a sí mismo por nosotros para que nos volvíéramos justos. Y porque Su obra está completa y terminada, también nuestra justicia está completa y terminada. ¡Realmente es un trato hecho!

Como vemos de nuevo en Romanos 8:29-30
“Porque a los que antes conocíó, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.”

¿Quién nos justificó? ¿Quién nos hizo justos? No nosotros con nuestras buenas obras ¡sino Dios! Observa también que se usó el tiempo pasado: “a estos también justificó”, dice la Palabra. Nuestra justificación es algo que ya ha sido hecho. No es algo que se completa cada día poquito a poco, de acuerdo a nuestro comportamiento, ni es algo que se evalúa cada día en base a nuestras obras. De lo contrario, es un regalo que ha sido puesto a nuestra disposición a través del sacrificio de Jesús y es dado gratuitamente a cualquiera que cree en Él como Hijo de Dios. ¿Crees que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, el Mesías? Si sí, has sido nacido de Dios, eres un hijo de Dios; eres salvo y justo ante Dios sin obras; y todo eso lo eres ¡AHORA!

1 Juan 5:1
“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.”

Romanos 10:9-10
“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

Juan 1:12-13
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

Gálatas 3:26
“pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;”

Para resumir: nos volvemos justos ante Dios automáticamente en el momento que creemos y sin obra alguna. Si por lo tanto te sientes condenado y culpable, NO es Dios quien nos condena. ¡Él nos hizo justos! Como leemos: ¡somos [tiempo presente] la justicia de Dios! Por lo cual, la condenación no es algo que tenga lugar en nuestras vidas. Eso no significa que no cometamos errores. Lo que significa es que la condenación nunca debería ser una respuesta a esos errores. Lo que la respuesta debería de ser es simplemente confesarle eso al Señor, renovar nuestra mente y continuar hacia adelante.

Fe y obras


Santiago 2:15 nos habla de fe, obras y salvación:


Santiago 2:14
“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”

Muchos hermanos se quedan perplejos con este pasaje, pensando que Santiago contradice a Pablo, quien tantas veces dice que un hombre es salvo y justificado libremente, sin ninguna obra, a través de la fe en el Señor Jesucristo y Su resurrección (ver los artículos: “Justificación y la Biblia” y “Sublime Gracia”) Algo que necesitamos poner en claro desde el mero principio es que la Palabra de Dios nunca se contradice. Lo que sucede comúnmente, y sucede en este pasaje, es un problema de entender lo que la Palabra de Dios nos dice. El propósito de este artículo es ayudar al lector en la comprensión de este pasaje de Santiago 2 así como dar un panorama más completo sobre la salvación.

Fe y obras: el que tiene verdadera fe también tendrá obras

Empezando en la primera parte de Santiago 2:14, vemos a Santiago hablando de “alguien que dice que tiene fe”. La expresión verbal de la fe de uno, es decir, si alguien dice que tiene fe, no es suficiente para salvarle. De hecho, Pablo nos dice lo mismo también en Romanos 10:9-10 que dice:

“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

Para que alguien sea salvo lo que se necesita es verdadera fe, fe del corazón. Tal fe es a la que se refiere la Palabra de Dios. Fe que simplemente es de la boca para afuera, es decir, que no existe en el corazón, no es verdadera fe. Como el Señor dijo: “de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). La confesión de fe es la confesión que viene del corazón que ha creído. Porque de otro modo es una confesión falsa. Si por lo tanto, como Santiago 2 dice: “alguien dice tener fe”, dos cosas pueden pasar:

Su confesión es genuina, esto es, lo que dice es verdad, o lo que dice no es genuino, es decir, aunque diga que tiene fe en realidad no la tiene. Tomemos el primer caso, el caso de una confesión genuina. Esta confesión, siendo genuina, es una confesión de fe que ya está en el corazón. En este caso, una consecuencia natural de esta fe es el fruto, las obras. Por decirlo de otro modo: aunque las obras no preceden la salvación y la fe (es decir, no somos salvos por obras), sin embargo, son consecuencias naturales de la salvación, vienen como fruto, como resultado de la fe presente en el corazón. Como el Señor dice:

Lucas 6:43-45
“No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porquecada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”

El fruto, las obras de todo hombre, es el resultado de lo que hay en su corazón. Como también en Romanos 10:10 leemos “con el corazón se cree… y con la boca se confiesa para salvación”. En otras palabras, la boca debe seguir siempre lo que hay en el corazón. No hay salvación simplemente cuando la boca confiesa sino cuando el corazón ha creído y luego como resultado la boca confiesa esta fe. Y puesto que tal tesoro, tal árbol, tal fe, existe en el corazón es natural también ver en ese árbol el buen fruto respectivo. Por lo cual, las buenas obras son algo muy natural, tan natural como cuando un buen árbol da un buen fruto.

Fe y obras: las obras, prueban de quién somos hijos

Cuando alguien nace de nuevo (Efesios 1:13) es sellado con el espíritu santo, recibe una nueva naturaleza y se convierte en hijo de Dios. Esta nueva naturaleza da fruto – cuando, es de esperarse, caminamos en el. Como Pablo dice sobre este fruto:

Gálatas 5:22-23
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”

Todas esas son carácterísticas de Dios también. El es amable, bueno, sufrido, gentil, amoroso, fiel, etc. Ahora, puesto que somos hijos de Dios – y aquí me estoy refiriendo a gente que ha creído genuinamente en el Señor Jesucristo como el Mesías y el Hijo de Dios - es absolutamente normal exhibir las mismas carácterísticas de nuestro padre, esto es, ser bueno, amable, gozoso, sufrido, benigno y con dominio propio, etc. Es normal parecernos a Él, reflejarlo. Lo mismo sucede con nuestros hijos: es normal que ellos se parezcan a nosotros, ya que son nuestros hijos. Los hijos de Dios, por lo tanto, se parecen, reflejan a Dios, quien vive en su interior. Obviamente, eso no puede suceder a aquellos que no son Sus hijos: ellos no pueden y no se parecen a Dios ya que no son Sus hijos. Y ¿cómo es que alguien se parece, refleja a Dios? Muy simple: en las carácterísticas que exhibe, en el fruto que da, en sus obras. Las obras, el fruto demuestra de quién somos hijos realmente. Observa este diálogo entre Jesús y ciertos judíos, quienes, como el contexto nos dice (Juan 8:30-31) de hecho, habían creído en Él pero luego eventualmente, después de la siguiente conversación, ¡lo quisieron apedrear (Juan 8:59)!

Juan 8:38-44
Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.”

Esa gente creía que Dios era su Padre. Pero, si Dios era realmente su Padre no hubieran llevado a cabo esas obras. Ellos, sin embargo, hacían las obras del diablo. Por lo tanto, ¿quién era su padre? Aquel, cuyas obras hacían: el diablo.

Lo que quiero decir con lo anterior es que las obras, el fruto que da cada hombre, es la prueba de quién es hijo. Si alguien es realmente hijo de Dios hará las obras de Dios y de hecho las hará naturalmente ya que son parte de su ADN espiritual. Dios lo ha hecho para eso. Como Efesios 2:10 dice para lo que fuimos creados, hechos, está en nuestro ADN espiritual, las buenas obras que Dios ha preparado para nosotros. Las obras para las cuales aunque no precedan fe y salvación, sin duda la siguen. Fe que no ha dado fruto, fe sin obras, es muerta, como Santiago 2 dice.

Sé que algunos tendrán dificultades para creer esto que digo, como en algunas iglesias hay una enseñanza que dice “confiesa a Jesús como salvador y serás salvo”. Eso sin embargo, no es verdad. “cree en tu corazón que Dios levantó a Jesús de los muertos y luego confiésalo como Señor. Entonces serás salvo” (Romanos 10:9-10). Eso es correcto. Es la fe lo que salva y la confesión simplemente confiesa esa fe. Como el Señor dice:

Mateo 7:21
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”

Para alguien que dice “Señor, Señor” no es suficiente. Necesita verdaderamente decirlo en serio. Y si lo dice en serio o no será demostrado por el fruto, el cual hace que lleve a cabo la voluntad del Padre. Y sí, puede que alguien caiga en errores que pueden afectar, incluso seriamente, su fructividad. Sin embargo, no puede suceder que él o ella sean permanentemente infructuosos. Un cristiano que nunca ha dado fruto simplemente no es cristiano1. Sé que esto no puede sentarle bien a ciertos lectores pero creo que esto es la verdad de la Palabra.

Para resumir: cuando hay verdadera fe en el corazón de un hombre, las obras saldrán naturalmente, como el fruto viene naturalmente de un árbol. Somos creados, hechos, es natural para nosotros hacer, las buenas obras que Dios ya tiene preparadas para nosotros (Efesios 2:10).

Por lo cual, este es el caso de un hombre: el caso de un hombre cuya confesión es un resultado de la fe que tiene en su corazón, en otras palabras REAL.

Fe y obras: aquel que “dice que tiene fe”

Ahora, aparte de este caso, también hay otro. Este es el caso de la fe que “alguien dice que tiene”, pero es fe solo de palabra. Esa es la fe de un hombre que no ha creído realmente en su corazón y quien, por varias razones, puede pretender, incluso muchas veces sin darse cuenta, ser un creyente. Tal hombre, un hombre que “dice tener fe” pero en realidad no, NO es un hombre nacido de nuevo y por lo tanto lo único que tiene es la naturaleza pecaminosa de Adán, esto es, tiene un árbol podrido y enfermo. Y de tal árbol no hay manera de obtener buen fruto. Si por lo tanto “alguien dice que tiene fe”, pero el buen fruto respectivo falta y pasa de manera permanente, tendríamos que preguntarnos si la fe que dice que tiene es genuina. Como el Señor dijo: “cada árbol se conoce por su fruto” (Lucas 6:44). Viendo el fruto que conocemos de ese árbol. Aquí necesito aclarar que este artículo no propaga el hacer que la gente sospeche de la salvación de otros. Dios juzgará la obra de todos y conoce nuestros corazones. Lo que este artículo busca es despertar al lector que es complaciente porque alguna vez, en algún lugar, hizo una confesión de fe sin ninguna transformación sucediendo en su vida. Si alguien cree que por una simple confesión va a ser salvo se engaña a sí mismo. ¡La fe es la que salva! Y si la fe está presente, entonces realmente no hay necesidad para nadie “decir que tiene fe”: esta fe será manifestada a través de las obras, el fruto que lleva.

Habiendo dicho lo anterior, ahora leamos Santiago 2:14 una vez más:


“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”

¿Puede la fe que solo es de palabra y no en el corazón salvar al que dice tenerla? NO. El fruto, el caminar en las obras que Dios ha preparado para nosotros y para las que nos ha creado (Efesios 2:10) es un resultado natural de la fe. Así como obtenemos naranjas de un árbol de naranjas, así también del creyente nacido de nuevo, el creyente que tiene al espíritu de Dios en él, obtenemos el respectivo fruto. Si alguien dice que tiene fe pero nunca tiene el buen fruto que le acompaña, probablemente no tiene la fe que dice tener. Tal fe, fe de palabra y solo de palabras, es una fe muerta como el árbol muerto que no da nada. Y a ese hombre es al que se refiere Santiago: “¿Puede la fe [que dice tener] salvarle?”. Y la respuesta claramente es NO.

Sublime Gracia


En el último tema de esta revista aprendimos que Dios nos ama y que ha probado Su amor con muchas acciones maravillosas. En el presente tema, intento examinar la base de nuestra relación con Dios. No hubiera necesidad de examinar lo antes mencionado si no fuera por el hecho de que podemos tener muchos tipos de relaciones, cada cual establecida en diferentes bases. La necesidad de este examen se hace aun más importante, debido al miedo que muchos cristianos tienen de que su relación con Dios se acabe un día por cometer algunos errores (que les preocupan) que puedan desagradar a Dios. En este tema demostraremos quenuestra relación con Dios no se puede terminar, porque esta basada en la gracia y no en obras.

1. ¿Que es gracia?


La palabra “gracia” usada en las Biblias en inglés es una traducción de la palabra griega “charis”, la cual significa “favor gratuito inmerecido”. En la Biblia, significa “favor inmerecido de Dios”. La importancia de entender precisamente el significado de ésta palabra no se puede exagerar, puesto que mucha gente frecuentemente confunde la gracia con obras. No obstante, gracia y obras son dos cosas completamente diferentes. Romanos 4:4 dice:

Romanos 4:4
“Ahora bien, cuando alguien trabaja, no se le toma en cuenta el salario como un favor sino como una deuda.” (Nueva Versión Internacional)

En este pasaje la palabra “favor” es la palabra “charis” que como aprendimos, es traducida del texto en griego (también se traduce así en la versión Reina-Valera 1960). Lo que nos dice este pasaje es que cuando alguien trabaja por algo, recibe a cambio una recompensa. Esta recompensa no se la da a la persona como un favor, sino se le da porque ha trabajado por ella y le corresponde. De igual modo, cuando la Palabra de Dios dice que algo se nos ha dado por gracia, significa que se nos ha dado como un regalo, como algo que no nos merecíamos y por lo que no habíamos trabajado. Por lo tanto, queda claro que algo se gana ya sea por obras o por gracia, no se puede por ambas formas al mismo tiempo. Muchos cristianos han tenido dificultades en entender lo anterior simplemente por no aceptarlo, en vez de disfrutar lo que ya se les ha otorgado por gracia y utilizarlo para construir una relación con Dios y se afanan tratando de alcanzar mediante obras lo que en realidad ya tienen. Otro pasaje que define la gracia y su relación con las obras se encuentra en Romanos 11:6:

Romanos 11:6
“Y si es por gracia, ya no es por obras; porque en tal caso la gracia ya no sería gracia.”

Este pasaje nos explica una vez más lo que ya hemos visto: si algo se gana mediante obras, entonces no podría ser obtenido por gracia porque ¡“gracia ya no sería gracia”!. ¡Que clara y pura es la Palabra de Dios! Muchos de nosotros cuando vamos a la Palabra, creemos que lo que leemos tiene que significar algo diferente de lo que el texto dice; tenemos que, después de todo, entender que la Palabra de Dios significa lo que dice y dice lo que significa. Nos reusamos a aceptar la Palabra de Dios y nos inclinamos a todas esas ideas extrañas de que regalo significa salario y gracia significa obras. Vamos a la Palabra de Dios con la idea preconcebida de que debemos hacer algo para alcanzar una posición ante a Dios y cuando vemos que la Palabra dice que ese lugar ya nos ha sido dado por gracia, a través de nuestro Señor Jesucristo, nos preocupamos pensando si hay algo equivocado en la Palabra. Aún mejor, deberíamos y debemos preguntarnos a nosotros mismo qué esta mal en nuestras ideas preconcebidas. Cuando vayas a la Palabra de Dios NO DEBES IR CON IDEAS PREESTABLECIDAS, en cambio, debes ir con la intención de adaptar tus ideas a la Biblia y no la Biblia a tus ideas. En cuanto al tema de la salvación y la justificación que se examina aquí y viendo la confusión que abunda al respecto, es una maravilla que Dios haya puesto especial atención en decirnos que ¡cuando dice gracia, quiere decir gracia y no obras! Hay que entender y apreciar la especial atención que Dios puso en esto.

2. Justo, salvo por gracia

Las buenas noticias1 contenidas en la Palabra de Dios, las cuales van dirigidas a los creyentes después del día de Pentecostés, es que Jesucristo llena todos los requisitos para que mediante solo al creer en Él eres justo y salvo. Estas son verdaderamente buenas noticias, o ¿no? Efesios dice:

Efesios 2:8
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe”

También: Romanos 3:20-28
“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.”

El pasaje anterior, junto con muchos otros, dice que nuestra salvación y nuestro derecho de estar frente a Dios, o sea, nuestra justicia, no están basadas en cuántas buenas obras hemos hecho, hacemos, o haremos sino en la gracia de Dios.

De acuerdo a los versos anteriores, aun si has guardado toda la ley, no podrás ser justo ante a Dios: porque dice que nadie puede ser justo frente a Dios mediante las obras de la ley y también dice que “todos pecaron”. Incluso si no cometes ni un error en tu vida (lo cual creo que no sucede en mi vida y creo que en la tuya tampoco) ahí está el pecado de Adán que pasa de generación en generación. Pero alaba a Dios, que ha proveído otra forma mediante la cual podemos ser justos ante Él la cual se llama gracia. Sí, alguien tuvo que trabajar para que todos estos regalos fueran gratis para nosotros. Sin embargo, éste no fuiste tu ni yo, sino el Señor Jesucristo. Romanos 3 nos dice al respecto:

Romanos 3:23-26
“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso2 como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.”

La redención es en Cristo Jesús, no en lo que tu o yo hayamos logrado. Esto es muy importante si queremos entender la relación que tenemos con Dios. Nuestra relación está basada en la gracia de Dios y en lo que hizo Jesucristo, No sobre valor, obras o logros. Somo justos ante Dios veinticuatro horas al día. La razón es que este derecho nos fue dado mediante la gracia. Nos fue dado como resultado del favor inmerecido y el amor que Dios tiene para con nosotros. Es “justicia DE Dios”, no justicia que proviene de nosotros mismos o sea autojustificación. Este “DE” denota la fuente de esta justicia. La fuente no eres tu ni yo, sino Dios. Gálatas dice:

Gálatas 2:16
“sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”

Una vez mas vemos que no es mediante obras. Si así lo fuera, Yo podría decir: “Mira, yo he hecho más que tu, yo merezco más que tu” Nadie merece algo de Dios, fue Dios quien por su amor, sacrificó a Su único Hijo para que creyendo en Él fuéramos salvos y justos. ¡Eso es en verdad gracia!

3. Nos ha sido hecho

Una simple vista a las ideas y pensamientos de muchos cristianos sugiere que la idea de justificación mediante obras, o sea autojustificación, está bien enraizada en muchos de ellos. No obstante, la Escritura no apoya esa idea; de hecho lo que la Biblia señala no es nuestra habilidad de lograr el derecho de poder pararnos frente a Dios, sino el sacrificio de Cristo, quien logró este derecho para nosotros. 1 de Corintios 1:30 nos habla sobre los logros de Cristo para nosotros.

1 de Corintios 1:30
“Mas por él (Dios) estáis vosotros en Cristo Jesús,”

Una vez más, vemos que POR ÉL, o sea Dios, es que ahora estamos en Cristo Jesús. NO es por nuestro valor o nuestras habilidades, sino por la gracia, amor y bondad de Dios que ahora estamos en Cristo Jesús. En el verso 29 dice: “para que nadie se gloríe”. A continuación veremos en quién nos podemos gloriar.

1 de Corintios 1:30, 31
“Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”

Jesucristo nos ha hecho todas estas cosas. EL SE HIZO (tiempo pasado). No dice NOS hicimos en Él, ÉL se hizo en nosotros. Se hizo sabiduría de Dios, justificación, santificación y redención. ¿Sabes porqué somos justos, redimidos y santos ante Dios? Porque Jesucristo hizo en nosotros todas estas cosas. ¿Cuando? En el momento en que creíste, cuando creíste en Él fuiste declarado justo, eres salvo, santificado. Ya sé. Sería muy lógico si Dios nos dijera: “Mira, vas a hacer ésto y aquello y luego te salvo y te hago justo etc.” Aunque hay muchos que de verdad enseñan eso, Dios nunca lo enseñó. Lo que Dios enseña en su Palabra es que lo que necesitas para ser salvo y justo es creer en Jesucristo.

Recuerdo que muchas veces terminaba sientiéndome condenado en mi corazón porque sentía que tenía que lograr mediante obras mi derecho de pararme ante Dios y por supuesto siempre fallaba. Es imposible empezar a desarrollar una relación con Dios si no sabes que EMPIEZAS siendo ya salvo y justo. Una vez que te das cuenta de esto, puedas utilizar éstos derechos para construir tu relación con Dios. Si tienes una buena relación con Dios, el resultado de ello serán buenas obras. No son buenas obras que has predispuesto hacer para Dios sino obras que “Dios ha preparado” (Efesios 2:10) para ti. Se trata de cómo empiezas, si empiezas haciendo buenas obras para alcanzar una buena posición ante Dios entonces te has salido del carril. Siempre vas a terminar sientiéndote condenado porque estas tratando de alcanzar justificación mediante obras, lo cual es imposible. Si empiezas sabiendo que Jesucristo se hizo en ti justificación, santificación, redención etc. Y todo esto otorgado como un regalo (por gracia), cuando crees, entonces puedes continuar haciendo las obras que Dios ha preparado para ti. Las obras no son el fundamento ni el significado de la relación con Dios, sino el FRUTO de ésta relación.

4. La coraza de justicia

En Efesios 6 encontramos más conocimiento acerca del rol de la justificación. Habla sobre la armadura de Dios que nos ha sido dada para pelear la batalla espiritual:

Efesios 6:13
“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.”

Quisiera señalar dos puntos en este verso . Primero, la armadura es de Dios, no es una armadura que tu construiste. Más bien es una armadura que ha sido construida por Dios. Segundo, eres TU quien se pone la armadura, Dios no te la pone. Dios la hizo disponible, ahora tú te la tienes que poner. Estas dos cosas son importantes para un correcto entendimiento del próximo versículo, que dice:

Efesios 6:14
“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,”

En esta segunda parte de la armadura vamos a concentrar ahorita nuestra atención. Esta pieza es la coraza de justicia. Las diferentes partes de la armadura que se describen en los versos 14 al 17 no se les ha dado un nombre nada más porque si. Dios tiene una razón para todo lo que dice, nada en Su Palabra se escribíó solo así. Entonces, tenemos que preguntarnos para qué es la coraza de justicia. Creo que muchos de nosotros sabemos la respuesta: porque en una armadura, la coraza protege el pecho. Como sabes, el corazón, el órgano vital, se encuentra al lado izquierdo del pecho. Por lo tanto, una de las funciones más importantes de la coraza es proteger el corazón. Bíblicamente, la palabra corazón significa la parte interna de la mente, el ser interior del hombre. Lo que hay en nuestro corazón determina lo que somos. Romanos 10 dice:

Romanos 9:10
“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”

Cuando dice “en tu corazón” no significa literalmente el corazón, porque el órgano no puede creer. Más bien, significa la parte interior de la mente, el interior de tu ser.

También Proverbios 4:23
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.”

La Palabra de Dios no llama a guardar nuestro corazón más que cualquier cosa. Una vez más, cuando se refiere al corazón no habla del órgano, sino de el interior de nuestra mente. Sin duda, de lo que hay en la parte interna de nuestra mente “mana la vida.” Por lo cual, ahora entendemos porqué Satánás manda exactamente ahí sus dardos. Si sus dardos logran perforar el corazón, o sea, la parte interna de nuestra mente, entonces ha logrado su cometido. Una de las armas las cuales Satánás usa frecuentemente con sus dardos de fuego contra los cristianos sinceros y devotos es sin más ni menos la condenación. La condenación es una de sus mejores armas, puesto que enferma al corazón, la parte interna de nuestro ser. Es una poderosa arma del enemigo para corromper nuestra relación con Dios. 1 de Juan describe los efectos de esta enfermedad la cual afecta a muchos cristianos.

1 de Juan 3:21
“Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;”

Pon especial atención al “si”. Nota también que se refiere al corazón. La condenación es una enfermedad seria, que afecta al corazón, el ser interno del hombre. Cuando hay condenación, no hay confianza ante Dios y si no hay confianza ante Dios entonces yo cuestiono si en realidad podemos tener una relación con Dios. La voluntad de Dios es que “siempre nos regocijemos en Él” (Filipenses 4:4). Sin embargo, es imposible regocijarse en el Señor cuando no se le tiene confianza. El enemigo jamás podrá introducir condenación en nuestras vidas SI (y solo si) usamos la armadura de Dios para nuestra defensa. Entonces, la pregunta es ¿cual es la parte de la armadura que Dios ha proveído para proteger el corazón? Efesios 6:14 dice:

Efesios 6:14
“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia

Esta parte es “la coraza de justicia”. Pero ¿qué justicia es esa? ¿Ves? Estamos acostumbrados a leer este verso con la idea predeterminada de la justificación mediante obras. Así que creemos que la justificación a la que se refiere este verso es nuestra “autojustificación”. Decimos, “si me porto bien y hago cosas buenas seré justo”. Sin embargo, olvidamos que la Biblia dice “por lo cual nadie será justo ante Él mediante las obras de la ley”. La justificación aquí no es nuestra autojustificación sino la JUSTIFICACIÓN de Dios (proveniente de Dios). La armadura completa ha sido hecha para nosotros por Dios. Es la “armadura DE Dios”, no la construimos nosotros, la Palabra no dice “Haz la armadura”, dice “PONTE la ARMADURA DE Dios”. Si la armadura es de Dios, ¿de quién es entonces la coraza de la armadura? Pues de Dios. Por lo tanto, ¿de quién es la justificación que está en la coraza? ¿te ganaste tu autojustificación mediante buenas obras? NO! La justificación de Dios esta en toda la armadura y por lo tanto en cada pieza por separado. Tu no hiciste la armadura, tu solo te la pones. En el caso de la justificación significa que tu pones en lo profundo de tu mente que eres justo ante Dios POR GRACIA (“justificación de Dios”) y de ese modo no tratas de alcanzar la autojustificación ante Dios. Entiendes que ante Él “nadie será justificado mediante las obras de la ley” y que “todos han pecado y fueron destituidos de la gloría de Dios y son JUSTIFICADOS POR GRACIA”. Tienes que entender que gracia es gracia y obras son obras. Tienes que entender que cuando dice gracia no significa gracia con algunas buenas obras, como la Escritura dice: “ Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia” (Romanos 11:6) Entonces tendrás “la coraza de justicia PUESTA”. De otra manera dejarás desprotegido tu corazón y será vulnerable a la enfermedad de la condenación. El enemigo te va a atrapar con sus artimañas porque no estás usando la armadura de Dios completa, sino algo que tu te creaste, osea la “autojustificación” en vez de la coraza de justicia de Dios. Entonces, la Palabra de Dios declara a la coraza de “autojustificación” como defectuosa. Sin duda, si te pones esa coraza serás vulnerable a la enfermedad que causa el enemigo. Cuando protegemos nuestros corazones con la verdadera coraza de justicia de Dios entonces se cumplirá en nuestras vidas lo que Romanos 8:1 dice:

Romanos 8:1
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús3, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”

1. La palabra griega que se traduce como “evangelio´” es “euaggelion” y significa buenas noticias


2. La palabra traducida como “puso” en la versión Reina-Valera 1960 también podría ser traducida como “predeterminó”

3. La ultima parte del verso que aparece en la KJV se omite en todo texto griego


Los orígenes de la doctrina de la “inmortalidad del alma”


(Nota: Este artículo es parte del estudio titulado: ¿Resurrección o vida después de la muerte? Se le aconseja al lector a leer los artículos relacionados con este estudio.)

Ya hemos visto en el articulo “¿Resurrección y vida inmediatamente después de la muerte?” que la Biblia presenta clara y unánimemente a la muerte como el dormir o no tener conciencia. Veamos de nuevo algunos pasajes relacionados a esto:

Daniel 12:2
“Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.”

La vida eterna no empieza al morir sino con la resurrección, Hasta ese momento aquellos que hayan muerto son presentados como “los que duermen en el polvo de la tierra”. Observa lo que Dios no le dijo a Daniel: “y muchos de ellos los cuales sus almas están en el cielo”.

Lo mismo sucede con Pablo cuando habla a los Tesalonicenses sobre la muerte a la esperanza que tenemos en la resurrección, hablaba de aquellos “que duermen”: en cada verso de Tesalonicenses 4:13-16 menciona a los muertos. Veamos los términos que utiliza:

1 Tesalonicenses 4:13-16
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los quedurmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.”

La esperanza de Pablo, la esperanza que Dios nos dio en su Palabra tiene un solo nombre: resurrección. En algún momento entre ahora y la resurrección algunos de nosotros (dependiendo de cuando venga el Señor- ese tiempo nadie lo sabe) moriremos. No entraremos a un estado feliz en el cielo o el paraíso. Sino que estaremos durmiendo. ¿Dónde? En el polvo de la tierra, o como usualmente se le llama en la Palabra “Seól” o “Hades”, el dominio de la tumba. Esto es lo fácil y simple de aprovechar la Palabra de Dios.

Inmortalidad del alma: la creencia común vs la Biblia

La verdad de que los muertos ahora están durmiendo y serán vivificados en la resurrección desafortunadamente no es lo que la mayoría de los cristianos creen, lo cual puede ser resumido de la siguiente manera:

“Una persona está compuesta de cuerpo y alma. El cuerpo es la parte física la “concha” de carne y sangre que sirve de casa para el alma. El alma es la parte no material, la mente, los sentimientos etc. Al morir el alma deja el cuerpo y continua viviendo conscientemente por siempre en el cielo o el infierno”.

En el artículo “Espíritu, alma y cuerpo” hemos hablado de lo que el alma exactamente es. Tal vez, no hay mejor resumen al significado de la respectiva palabra en hebreo (“nephesh”), traducido como “alma” en la Biblia en español, que el que Vine da en su diccionario:

“Nephesh: “la esencia de la vida, el acto de respirar, tomar aliento ... El problema con el termino en inglés (español) “alma” es que no hay un actual equivalente del termino o idea de lo que se representa en el lenguaje hebreo. El sistema hebreo de pensamiento no incluye la combinación u oposición del “cuerpo” y “alma” las cuales en realidad son de origen grecolatino”. (Vine’s Complete Expository of Old and New Testament Words, 1985, p. 237-238, énfasis agregado.

“Nephesh” (o “Psuchi” en el Nuevo Testamento en griego), alma, es, de acuerdo a la Palabra de Dios simplemente el aliento, la vida. Génesis 2:7 muy claramente esta verdad:

Génesis 2:7
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” (“nephesh” en hebreo).

Observa como la Palabra no habla del alma como algo separado del cuerpo. “Fue el hombre un ser viviente”. Cualquiera de nosotros que hoy respire es un ser viviente. Cuando exhalemos por última vez, ya no seremos seres vivientes. Estaremos durmiendo, no tendremos conciencia, exactamente así como cuando la gente duerme profundamente y no tiene conciencia.

Si adoptamos la definición de alma que la Palabra de Dios nos da y no la de “origen grecolatino”, como Vine la llama, entonces no tendremos problema para darnos cuenta que los animales también tienen alma:

Génesis 1:20-21
“Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes [nephesh, alma], y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente [“nephesh”, alma así como también en la MKJV y otras] que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.”

Y Génesis 1:29-30
“Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, [nephesh en hebreo] toda planta verde les será para comer. Y fue así.”

Obviamente no hay nada metafísico en el alma. Lo que respire, hombre o animal, es un alma viviente. ¿De dónde viene entonces la llamada “alma inmortal”? Eso es lo que vamos a ver a continuación.

Inmortalidad del alma: una creencia Platónica

En cuanto a lo concerniente a los orígenes de la idea de la inmortalidad del alma, Vine ya nos ha dado algo de trasfondo: esta creencia viene de la filosofía griega expuesta principalmente por dos de los filósofos griegos más importantes: Platón y Sócrates. Platón, aunque no siendo el primero en afirmar la doctrina del alma inmortal, definitivamente fue el más elocuente. Como Werner Jaeger de la Universidad de Harvard dice:

“La inmortalidad de un hombre fue uno de los credos fundamentales de la religión filosófica del Platonismo que en parte fue adoptada por la iglesia cristiana” (Werner Jaeger, “The Greek ideas of immortality”, Harvard Theological Review, Volume III, July 1959, Number 3, énfasis agregado).

Como la Enciclopedia Católica (Tema: La Escuela Platónica) también nos informa:


“La gran mayoría de los filósofos cristianos hasta San Agustín eran platonistas.”

Entonces, ¿qué era lo que Platón creía sobre el alma? Platón era un discípulo de otro gran filósofo griego, Sócrates. La obra de Platón “Fedón” es un diálogo el cual describe la muerte de Sócrates, antes de ser ejecutado dándole a beber cicuta. Como dice en Wikipedia: “uno de los temas principales en el Fedón es la idea de que el alma es inmortal”. Podríamos considerar el “Fedón” una obra que da las creencias combinadas de Platón y Sócrates, los dos más grandes filósofos en la materia. A continuación, algunos pasajes de esta obra (tomado de la siguiente página en inglés:http://classics.Mit.Edu/Plato/phaedo.Html):

“El alma es muy semejante a lo divino, e inmortal, y comprensible, y uniforme, e indisoluble, e inmutable ... Se va a lo puro, y eterno, e inmortal, e inmutable, de lo cual es pariente.” (Fedón)

Y de nuevo:


“El alma cuya actitud inseparable es la vida nunca admitirá lo opuesto de la vida, muerte. Por lo tanto, el alma se demuestra ser inmortal, y como es inmortal, indestructible... ¿A caso creemos en cosas tales como la muerte? Para estar seguro. Y ¿es esta nada más y nada menos que la separación del alma y el cuerpo? Y el estar muerto es el logro de esta separación, cuando el alma existe en sí misma y separada del cuerpo, y el cuerpo esta separado del alma. Qué es la muerte.... La muerte es meramente la separación del alma y el cuerpo.” (énfasis agregado).

Además: 
“Anímense, y no lamente mi deceso... Cuando me bajen a la tumba, digan que solo están sepultando mi cuerpo, y no mi alma”

¿Lo que dicen Platón y Sócrates te suena familiar? Sin duda que si. Bien podría ser un resumen de lo que el cristiano promedio cree.

Y como el historiador eclesiástico Philip Schaff dice:


“Platón da prominencia también a la doctrina de un estado futuro de premio o castigo. Al morir, por una inevitable ley de su propio ser, así como también por tiempo designado por Dios, cada alma va a su propio lugar; el malo gravitando a lo malo, y lo bueno ascendiendo al bien supremo.” (The new Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge, article: Platonism and Christianity).

Todo lo anterior, suena sin duda como escrito por un predicador cristiano contemporáneo. De hecho, compara lo que leímos del Fedón con lo que uno de los más celebrados predicadores del cristianismo contemporáneo dicen sobre el tema:

“... Tu eres un alma inmortal. Tu alma es eterna y vivirá por siempre. En otras palabras, el tú real –la parte de ti que piensa, siente, sueña, aspira; el ego, la personalidad –nunca morirán. ...Tu alma vivirá para siempre en uno de los dos lugares –cielo o infierno. ... Si somos salvos o perdidos, hay consciencia y existencia eterna del alma y la personalidad.” (Billy Graham, Peace with God, chapter 6, paragraph 25 and 28).

Ahora compara esto con lo que Dios y su archienemigo, el diablo, dicen en Génesis 2 y 3:


Génesis 2:16-17, 3:4
“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. ... Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis

El primero en enseñar eso –aunque caído- supuestamente inmortal fue el diablo en el jardín del Edén. Compara su “No morirás” con la doctrina de la inmortalidad del alma. “Tu alma es inmortal y vivirá para siempre”, dijo Billy Graham. Aunque lo respete mucho, Platón, Sócrates y el diablo dijeron lo mismo. De acuerdo a ellos: no hay muerte real. “No morirás”, “Tu alma deja el cuerpo y vive eternamente en el cielo o en el infierno, dependiendo de lo que hayas hecho”. Esto no es una creencia cristiana hermanos; es una creencia pagana, enseñada primero por el padre de mentira en el jardín del Edén.

Inmortalidad del alma: Tyndale y Lutero

Vamos a ver lo que 2 de los más grandes reformadores pensaban sobre la doctrina de la inmortalidad del alma. Tyndale aquel gran admirado reformador y traductor de la Biblia, quien fue quemado en la hoguera, respondíó al seguidor del Papa Thomas More lo siguiente sobre la doctrina de la inmortalidad:

“Y ustedes, que poniéndolas (las almas que han partido) en el cielo, infierno, y purgatorio, destruyen los argumentos con los cuales Cristo y Pablo prueban la resurrección... Y de nuevo, si las almas están en el cielo, díganme porqué no son como los ángeles? Y entonces, ¿cuál es el motivo de la resurrección? ... La verdadera fe puesta (establecida), la cual somos advertidos a buscar en todo momento. Losfilósofos paganos, negando esto, establecieron que las almas sí vivían. Y el Papa esta juntamente unido a la doctrina espiritual de Cristo y la doctrina carnal de los filósofos, cosas tan contrarias que no se pueden poner de acuerdo, no más como el espíritu y la carne en un hombre cristiano. Y como el papa de mentalidad carnal consintió en doctrina pagana, de este modo corrompíó la Escritura para establecerla.” (An answer to Sir Thomas More´s Dialogue (Parker´s 1850 reprint), pp. 180, 181 énfasis agregado).

También dijo:


“Y me maravillo de que Pablo no haya reconfortado a los Tesalonicenses con esa doctrina (se refiere a la doctrina de la inmortalidad del alma), si hubiera sabido, que las almas de sus muertos estaban en gozo; así como sabía lo de la resurrección, que sus muertos resucitarían de nuevo. Si las almas están en el cielo, en una gloria como la de los ángeles, como dice su doctrina, demuéstreme para qué es la resurrección”. (An answer to Sir Thomas More´s Dialogue (Parker´s 1850 reprint), pp. 118, énfasis agregado).

Además, Martín Lutero, el gran reformador alemán, en respuesta a la misma doctrina y al mismo decreto de Leo X, calificó la inmortalidad del alma como “opinión monstruosa”. Esto fue lo que dijo:

“Sin embargo, permito al Papa establecer artículos de fe para sí mismo y para sus fieles – tales como: Que el pan y el vino están transubstanciados en el sacramento; que la esencia de Dios no genera ni es generada; que el alma es la parte substancial del cuerpo humano, que él (el Papa) es emperador del mundo y rey del cielo, y Dios terrenal; que el alma es inmortal; y todas esas infinitas monstruosidades...” (Assertion of all the articles of M. Luther condemned by the latest Bull of Leo X, article 27, Weimer edition of Luther´s Works, vol. 7, pp. 131, 132, énfasis agregado)

El alumno Luterano Dr. T. A. Kantonen (The Christian Hope, 1594, p. 37), resume la posición de Lutero sobre la muerte en estas palabras:

“Lutero, con gran énfasis en la resurrección, prefirió concentrarse en la metáfora bíblica del dormir. Porque así como uno que se duerme e inesperadamente le amanece cuando despierta, sin saber lo que le ha pasado, del mismo modo repentinamente resucitaremos en el último día sin saber como morimos y atravesamos la muerte. Dormiremos, hasta que Él venga y toque en la tumba y diga: “Doctor Martín, levantase” Entonces resucitaré en un momento y estaré con Él para siempre.”

No podríamos estar más de acuerdo con estos dos grandes reformadores. La muerte es sin duda dormir. No hay tal cosa como el alma inmortal. El consuelo de la Biblia no es el consuelo que la mayoría de los predicadores dan en los funerales, esto es, de que el alma del difunto supuestamente sigue viviendo. Ese era el consuelo de Platón y Sócrates cuyas enseñanzas continuaron sus alumnos convertidos (quiero recordar de nuevo la cita de la Enciclopedia Católica: “La gran mayoría de los cristianos filósofos hasta San Agustín fueron platonistas.”) ¿Seguiremos creyendo en esto o volveremos nuestro oído a lo que la Palabra de Señor dice?

Inmortalidad del alma: otras fuentes, Fundadores de iglesias

La doctrina de la inmortalidad del alma es algo ajeno a las Escrituras y también está establecido en la Enciclopedia Judía, la cual al respecto dice:

“La creencia de que el alma continua existiendo después de la disolución del cuerpo ... No está expresamente enseñada en la Santa Escritura... La creencia de la inmortalidad del alma viene del contacto de judíos con pensamientos griegos principalmente a través de la filosofía de Platón, su principal exponente, quien a su vez fue guiado a través de misterios orficos y eleusianos, en los cuales opiniones babilónicas y egipcias fueron raramente mezcladas” (The Jewish Encyclopedia, article “immortality of the Soul”, énfasis agregado).

De igual modo, la Enciclopedia internacional de la Biblia standard dice:


“Más o menos todos somos influenciados por los griegos, la idea platónica de que el cuerpo muere, pero el alma es inmortal. Tal idea es totalmente contraria a la conciencia israelita y no se encuentra nunca en el Antiguo Testamento.” 1960, Vol. 2, p. 812, “Muerte”)

Hermanos, el alma NO es inmortal. El alma es solo lo que le da vida al cuerpo. Tu respiras... Tienes alma. Eres un alma viviente. Lo mismo aplica para los animales: también son almas vivientes. Si estás muerto.... No hay alma. La esperanza del cristiano reposa en un sola doctrina: la doctrina de la resurrección de los muertos. Cuando Pablo fue a Atenas, la capital de la filosofía griega, el hogar de Platón y Sócrates, predicó “Jesús y la resurrección” (Hechos 17:18). Para entonces el concepto de la inmortalidad del alma estaba bien dispersa en el mundo griego. Pero Pablo no la adoptó para agradar a la mente filosófica griega. Sino que predicó la única y verdadera doctrina en la materia: la doctrina de la resurrección. Pablo no iba a comprometer la verdad para agradar a los filósofos y su opinión. De hecho, leamos la advertencia que nos dirige a todos nosotros:

Colosenses 2:8
“Cuídense de que nadie los engañe mediante filosofías y huecas sutilezas, que siguen tradiciones humanas y principios de este mundo, pero que no van de acuerdo con Cristo.”

La palabra “filósofos” es la palabra usada en Hechos 17:18 para describir a los epicúreos y los estoicos que estaban discutiendo con Pablo, porque les predicaba sobre la resurrección. Era la palabra que Platón, Sócrates y los otros usaron para describirse. Eran filósofos y su producto era una cosa: filosofía. Mientras Pablo les advertía: “Cuídense de que nadie los engañe mediante filosofías”, los padres de la iglesia- la mayoría de ellos- fueron engañados por eso. Por ejemplo, el Diccionario Evangélico de Teología dice sobre Origen, un padre de iglesia descrito por la Enciclopedia Británica como “el teólogo más importante y alumno bíblico de la iglesia griega temprana”:

“La especulación sobre el alma en la iglesia subapostólica fue fuertemente influenciada por la filosofía griega. Esto se ve en la aceptación de Origen de la doctrina de Platón de la preexistencia del alma como mente pura (nous)...” (1992, p. 1037, “Soul”)”

Esto es lo que el mismo Origen escribíó:


“... El alma, teniendo una substancia y vida por sí misma, después de su partida de este mundo, deberá ser premiada de acuerdo a lo que se merece, siendo destinada a obtener una herencia de vida eterna y bendita... O ser entregada al fuego eterno y castigo...” (Ante-Nicene Fathers, Vol. 4 1995, p. 240)”

Muchas de los padres de las iglesias, en vez de rechazar sus influencias filosóficas previas, las cristianizaron, siendo engañados por ellas y mezclándolas con la verdad de la Palabra y con el error de filosofía pagana. A continuación, lo que Ackermann dice en cuanto a uno de los padres de la iglesia griega antigua: Justin Martyr:

“Justin era, como el mismo relata, un admirador entusiasta de Platón antes de encontrar en el evangelio aquella completa satisfacción, la cual había absorbido de todo corazón, pero en vano, en filosofía. Y, aunque el evangelio estaba más arriba que su opinión sobre la filosofía platónica, aún consideró ésta última estado premliminar de la anterior. Y de la misma manera hicieron otros escritores apológicos al expresarse en cuanto a Platón y su filosofía...” (Ackermann, Das Christliche im Plato, cap. I., Hamburg, 1835; Eng. Tranls., The Christian Element in Plato, Edinburg, 1861).

De hecho, la Enciclopedia Británica, describe a Justin Martyr como “el primer cristiano en usar filosofía griega en el servicio de la fe cristiana”.

Y como el historiador de la iglesia alemana Philip Schaff en su enciclopedia dice:


“muchos de los primeros cristianos, .. encontraron peculiar atención en las doctrinas de Platón, y las emplearon como armas para la defensa y la extensión del cristianismo, y poner las verdades cristianas en un molde Platónico. Las doctrinas de Logos y la Trinidad recibieron su forma de los padres griegos, quienes, si no fueron entrenados en las escuelas, fueron muy influenciados, directa o indirectamente por la filosofía Platónica, particularmente en su forma Judío-Alejandrina. Esos errores y corrupciones de esa fuente se deslizaron en la iglesia y eso no se puede negar.... Entre los más ilustres padres que fueron más o menos platonistas estuvieron Justin Martyr, Athenagoras, Theophilus, Irineus, Hippolytus, Clemente de Alejandría, Origen, Minutios Félix, Eusebius, Methodius, Basil el grande, Gregorio de Nisa y San Agustín”. (The new Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge, articulo: Platonismo y Cristianismo, énfasis agregado)

Inmortalidad del alma: conclusión

Para concluir: la doctrina de acuerdo a la cual las almas de los muertos se separan del cuerpo al morir y continúan viviendo en el cielo o en el infierno, porque el alma es supuestamente inmortal, no es una innovación cristiana. Es algo que fue articulado por Socrátes y Platón, quienes a su vez tuvieron una profunda influencia en la mayoría de los padres de las iglesias desde Justin Martyr hasta Agustín. Esta doctrina pagana aunque no fundada en la Biblia y ajena al Antiguo Testamento, a Jesús y a los apóstoles fue adquirida junto con otras ideas y prácticas filosóficas griegas y fue renombrada como cristiana. Esta doctrina platónica pagana reemplazó la esperanza cristiana concerniente a la muerte: la resurrección en la última trompeta, “porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles” (1 Corintios 15:52) Si la doctrina de la resurrección de los muertos se mantiene como doctrina de la iglesia, ¿cuál es su significado entonces si los muertos adquieren inmortalidad inmediatamente al morir? Tyndale estaba en lo correcto al preguntar: Si las almas están en el cielo, en una gloria tal como la de los ángeles, de acuerdo a su doctrina, demuéstreme cuál es la razón de la resurrección”. La doctrina de la inmortalidad del alma no es bíblica, es pagana y esencialmente incompatible con la doctrina bíblica de la resurrección de los muertos: por lo cual no tendría ningún significado la resurrección si los muertos ya estuvieran vivos ahora, ¡porque en la resurrección se trata de vivificarlos! Como Pablo dice en 1 de

Corintios 15:22-23
“Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.”

Todos serán vivificados. Es en futuro. La Palabra lo pone muy en claro al decir que los muertos serán vivificados a la venida de Cristo y que NO están vivos ahora. Todo lo demás es una mentira, sin importar quién sea tu pastor, tu denominación o santo de tu iglesia favorita quien lo enseñe. Tu y yo tenemos una decisión que tomar ¿le creeremos a Dios y a Su Palabra o a Platón, Sócrates y a lo que ellos trajeron a la iglesia a través de sus doctrinas? ¿Quieres ser un discípulo de Platón o un discípulo de Cristo. Tomar la opción correcta significa levantarte contra la opinión popular (y el creer en la inmortalidad del alma es la creencia popular) y pagar el precio? ¿Nos importa eso o nos importa la verdad? ¿Nos importa lo que diga el hombre sobre nosotros o lo que Dios dice sobre nosotros? Como Pablo nos instruye:

2 Timoteo 2:15
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.”

En este caso no es posible el guardar la Palabra y nuestras tradiciones. Una de las dos se tiene que ir y yo oro para que tomes la decisión correcta.

¿Resurrección o vida inmediatamente después de la muerte?



(Nota: Este artículo es parte del estudio titulado: ¿Resurrección o vida después de la muerte? Se le aconseja al lector a leer los artículos relacionados con este estudio.)

En este, así como en una serie de otros artículos, tocaremos un tema muy serio que ha sido fuente de largas discusiones y muchas preguntas. Este tema se refiere a lo que sucede después de la muerte y será planteado desde el punto de vista de la Biblia, el cual honestamente creemos, siendo lo que Dios ha dicho, es la única fuente que puede darnos información confiable.

1. Muerte: Dios no nos quiere ignorantes

Empezando la investigación de nuestro tema, iremos a 1 de Tesalonicenses 4:13 donde leemos:


1 de Tesalonicenses 4:13
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

Como es obvio en el pasaje anterior, Dios no nos quiere ignorantes sobre aquellos “que duermen” esto es, los muertos. Más bien, nos quiere informados, lo cual a su vez significa que Él también ha proveído toda la información que es necesaria para la eliminación de toda ignorancia y malos entendidos. Lo único que se necesita de nuestra parte para recibir esa información es simplemente continuar leyendo en el mismo pasaje, los versos 13 al 18 en el mismo capítulo que dicen:

1 de Tesalonicenses 4:13-18
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.”

Como se puede ver, este pasaje se refiere a los “muertos en Cristo” o aquellos que “duermen en Jesús”, esto es aquellos que murieron creyendo en el Señor Jesucristo. Aunque esos son solo una categoría del total de los muertos, las conclusiones que se arrojan del pasaje anterior en cuanto al estado de la muerte tienen aplicación general1.

Continuando ahora con lo que el pasaje anterior nos dice, esto es, con la información que Dios nos dio, para eliminar nuestra ignorancia y malentendido sobre los muertos, podemos ver que no se hace ninguna referencia a una supuesta vida inmediatamente después de la muerte. Más bien, lo que este pasaje claramente señala es la resurrección como la ÚNICA salida del estado de muerte y la única manera de volver a entrar en vida. De acuerdo al pasaje anterior, los muertos en Cristo resucitarán el día de la venida del Señor, mientras que los cristianos vivos seremos arrebatados con ellos en el cielo para encontrarnos con el Señor en el aire. “ASÍ ESTAREMOS (todos los cristianos muertos y vivos) ESTAREMOS SIEMPRE CON EL SEÑOR”, lo cual a su vez significa que puesto que ESTAREMOS (tiempo futuro) con el Señor, ningún muerto está con el Señor ahora, ni tampoco si morimos estaremos inmediatamente con el Señor. Más bien, estaremos con Él a su venida.

Aparte del pasaje anterior de 1 de Tesalonicenses 4:13-18 que nos fue dado para que estemos totalmente consientes sobre los muertos en Cristo, la Palabra de Dios contiene más pasajes que corroboran lo que 1 de Tesalonicenses 4:13-18 dice. Uno de esos es 1 de Corintios 15:20-24, donde empezando de los versos 20-22 leemos:

1 de Corintios 15:20-22
“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo TODOS SERÁN vivificados.”

Quedan dos cosas claras de este pasaje. La primera es que TODOS serán vivificados, aunque, como el verso 23 que sigue nos dice, “pero cada uno en su debido orden” esto es, no todos simultáneamente. Aparte de eso, algo más que el pasaje anterior también pone en claro es que los muertos SERÁN vivificados, lo cual a su vez significa que NO ESTÁN vivos ahora, y por lo cual la doctrina que enseña lo contrario, esto es, que ahora están vivos, no puede ser correcta. Ahora, cuándo los muertos serán vivificados es algo que se responde en los versos 23 y 24 del mismo capítulo, donde leemos:

1 de Corintios 15:23-24
“Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.”

El primero – y el único hasta ahora - que ha sido resucitado de los muertos es Cristo. Sin embargo, su resurrección no será única por siempre, porque en el futuro será seguida: en primer lugar, por la resurrección de aquellos que son de Cristo, esto es, aquellos que murieron creyendo en el Señor Jesucristo y luego, por la resurrección de los restantes. El tiempo en que sucederá la primera de estas resurrecciones, esto es, la resurrección de aquellos que son de Cristo, está definida en el tiempo de la venida de Cristo, la cual es lo que 1 de Tesalonicenses 4 también nos dijo. De eso se puede concluir, que de acuerdo al tiempo del pasaje anterior, los muertos en Cristo serán los primeros en ser vivificados y puesto que el día en que eso sucederá será el día de la venida de Cristo, la cual es aún futura, aparte del Señor Jesús, NO hay muertos que ahora estén vivos. Más bien, todos SERÁN vivificados en el futuro, y cada uno en su debido orden.

2. ¿“Con qué cuerpo vendrán los muertos”?


La Biblia no solo nos dice que aquellos que murieron creyendo en Cristo serán resucitados el día de su venida, sino que también nos dice con qué cuerpo serán resucitados. Empezando del 1 de Corintios 15:35-41 leemos:

1 de Corintios 15:35-41
“Tal vez alguien pregunte: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vendrán? ¡Qué tontería! Lo que tú siembras no cobra vida a menos que muera. No plantas el cuerpo que luego ha de nacer sino que siembras una simple semilla de trigo o de otro grano. Pero Dios le da el cuerpo que quiso darle, y a cada clase de semilla le da un cuerpo propio. No todos los cuerpos son iguales: hay cuerpos humanos; también los hay de animales terrestres, de aves y de peces. Así mismo hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero el esplendor de los cuerpos celestes es uno, y el de los cuerpos terrestres es otro. Uno es el esplendor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas. Cada estrella tiene su propio brillo.” NVI

La razón por la cual Pablo hace referencia a la semilla que crece y se convierte en algo diferente, una planta, y a las diferencias entre los cuerpos y “carnes” etc. Se demuestra al principio del pasaje, donde se nos dice explícitamente que todos esos se mencionaron en referencia a “cómo resucitarán los muertos y con qué clase cuerpo vendrán”, así como en el verso 42 donde leemos:

1 de Corintios 15:42
Así sucederá también con la resurrección de los muertos…”

La frase “así….También” conecta lo que la precede (los versos 35-41) con lo que le sigue (“la resurrección de los muertos”). En otras palabras, como una semilla, aunque “muere” da toda una planta, así también aunque este cuerpo terrenal morirá otro cuerpo lo sucederá en la resurrección. Y como los cuerpos no todos son iguales, así también los cuerpos resucitados no serán los mismos en cuanto a los cuerpos terrenales. Como los versos 42-45 dicen:

1 de Corintios 14:42-45
“Así sucederá también con la resurrección de los muertos. Lo que se siembra en corrupción, resucita en incorrupción; lo que se siembra en oprobio, resucita en gloria; lo que se siembra en debilidad, resucita en poder; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, también hay un cuerpo espiritual. Así está escrito: El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente; el último Adán, en el Espíritu que da vida.” NVI

En este pasaje, la frase “cuerpo natural” es una traducción de la frase en griego “soma psuchikon”, donde la palabra “psuchikon” es el adjetivo del sustantivo “psuche” que significa “alma”. Así que, “soma psuchikon” significa “alma cuerpo” esto es, un cuerpo cuya vida está basada en un alma2. Este es el cuerpo que ahora tenemos, el cuerpo que “está sembrado” (1 de Corintios 15:44). Sin embargo, este cuerpo es inapropiado para la vida eterna que Dios nos ha prometido. Como 1 de Corintios 15:50 dice:

1 de Corintios 15:50
“Les declaro, hermanos, que el cuerpo mortal no puede heredar el reino de Dios, ni lo corruptible puede heredar lo incorruptible.” NVI

Este cuerpo de carne y sangre, siendo corruptible, es incapaz de heredar lo incorruptible, por lo cual tiene que cambiarse. Como los versos 53-55 dicen:

1 de Corintios 15:53-55
“Porque lo corruptible tiene que revestirse de lo incorruptible, y lo mortal, de inmortalidad. Cuando lo corruptible se revista de lo incorruptible, y lo mortal, de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito: La muerte ha sido devorada por la victoria.” NVI

Solo cuando el cuerpo mortal y corruptible que tenemos ahora se revista de inmortalidad y de incorrupción, la muerte habrá sido devorada por la victoria. Porque el cuerpo nuevo – el cuerpo que es resucitado (1 de Corintios 15:44) – que tomará el lugar del presente cuerpo alma corruptible – el cuerpo que está sembrado (1 de Corintios 15:44) – será incorruptible, la muerte ya no tendrá poder sobre el. Ya no será un cuerpo alma, esto es, un cuerpo cuya vida está basada en un alma, sino un cuerpo espiritual, esto es, un cuerpo con las mismas propiedades y habilidades que el cuerpo del Señor Jesucristo, el único que hasta ahora tiene un cuerpo como ese. Como los versos 44-49 de 1 de Corintios 15 dicen:

1 de Corintios 15:44-49
“Si hay un cuerpo natural (soma psuchikon), también hay un cuerpo espiritual (soma pneumatikon). Así está escrito: El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente; el último Adán, en el Espíritu que da vida. No vino primero lo espiritual sino lo natural, y después lo espiritual. El primer hombre era del polvo de la tierra; el segundo hombre, del cielo. Como es aquel hombre terrenal, así son también los de la tierra; y como es el celestial, así son también los del cielo. Y así como hemos llevado la imagen de aquel hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.” NVI

Cualquier hombre que haya pasado por sobre la faz de la tierra, incluidos Adán y Cristo, tienen un cuerpo alma


Sin embargo, Jesús es el único que fue más allá de eso, porque aunque había muerto, no permanecíó muerto como todos los demás, sino que fue resucitado, después de tres días y tres noches, con un cuerpo espiritual incorruptible. Así que, el cuerpo espiritual no es un concepto teórico, sino una realidad, puesto que es el cuerpo que el Señor Jesucristo tiene ahora3. Y como ahora usamos el “uniforme” de Adán, el cuerpo alma – “la imagen de lo terrenal” – así algún día, el día de la venida de Cristo, también usaremos Su “uniforme”, el cuerpo espiritual, - “la imagen de lo celestial”. Cuando sucederá eso es algo que se responde en los versos 51-52 del mismo capítulo de 1 de Corintios, donde leemos:

1 de Corintios 15:51-52
“Fíjense bien en el misterio que les voy a revelar: No todos moriremos, pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados.”

Y como en 1 de Tesalonicenses 4:15-18 también nos dice:


1 de Tesalonicenses 4:15-18
“Conforme a lo dicho por el Señor, afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera nos adelantaremos a los que hayan muerto. El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre. Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras.”

Entonces, concluyendo lo que hasta ahora hemos visto: Dios no nos quiere ignorantes en cuanto a los que han muerto y por esa razón, Él ha proveído en Su Palabra toda la información relevante para nuestro beneficio. Así que, de acuerdo a esta información, Cristo es el primero y el único, que aunque murió AHORA está vivo, porque Dios lo levantó de los muertos. Como en 1 de Corintios 15:23 carácterísticamente nos dice, Él es las PRIMICIAS, el PRIMERO. Siguiéndolo, los siguientes que recobrarán vida serán aquellos que son de Cristo, esto es, los cristianos muertos, mientras que más tarde los muertos restantes seguirán (1 de Corintios 15:23).

Ahora, en cuanto al tiempo en que los muertos en Cristo recobrarán vida, la Palabra lo define como el tiempo de la venida del Señor. A su vez, eso significa que como la venida del Señor aún es un evento futuro, los muertos de ninguna manera pueden ahora estar vivos. Sino que SERÁN vivificados aquel día. Sin embargo, ese no será el único evento que sucederá ese día, junto con la resurrección de los cristianos muertos, aquellos que estén vivos aquel día serán arrebatados con los muertos en las nubes, para encontrarse con el Señor en el aire (1 de Tesalonicenses 4:17). Y como 1 de Tesalonicenses 4:17 dice: “Y ASÍ NOSOTROS (todos los cristianos) ESTAREMOS SIEMPRE CON EL SEÑOR”.

En cuanto al cuerpo que los muertos tendrán ese día, ese será lo que la Biblia llama “cuerpo espiritual”, esto es, un cuerpo incorruptible e inmortal como el cuerpo que Jesucristo tiene ahora. Ese también será el cuerpo que los cristianos vivos que serán arrebatados en las nubes obtendrán aquel día, sustituyendo al presente cuerpo alma corruptible. De acuerdo a la Palabra, todo eso tomará solo “un abrir y cerrar de ojos” (1 de Corintios 15:52), y puede suceder en cualquier momento, incluso el próximo momento. El tiempo exacto no es algo que Dios haya revelado en Su Palabra y por lo cual nadie lo puede saber (ver 1 de Tesalonicenses 5:1-2, Marcos 13:32, 2 de Pedro 3:4-13).

3. Mas análisis en cuanto a los muertos

A pesar del hecho de que la Palabra de Dios dice muy claramente la verdad sobre los muertos, un vistazo a lo que muchos cristianos creen demuestra una gran diferencia. Para muchos cristianos, cuando uno muere, su alma continúa viva y después de que es juzgada, va al cielo donde está con el Señor y sus amados, teniendo completa conciencia y alabando al Señor felizmente. Por lo cual, de acuerdo a este “punto de vista común” la muerte es en realidad un amigo mediante el cual obtenemos una mejor vida en “el otro lado”. Una comparación de este punto de vista con lo que vimos que Dios reveló para nuestro beneficio, hace obvio su error. Sin embargo, aparte de los pasajes que ya hemos visto hasta ahora, la Palabra contiene aún más que señalán el error del “punto de vista común” y lo hace más que evidente. A continuación, las principales afirmaciones de esta opinión serán examinadas y comparados con la Palabra de Dios4.

3.1 ¿El cielo es el lugar a donde los muertos van después de morir?


Como vimos en la primera parte, el primer grupo de muertos que irá al cielo serán los cristianos resucitados, el día de la venida del Señor. De esto, se puede concluir fácilmente que no hay muertos en el cielo ahora – aparte por supuesto del Cristo resucitado – y nadie va ahí después de su muerte. Entonces, ¿a dónde van los muertos después de morir? La respuesta que la Biblia da es en el “dominio de la tumba”, ya que este es el significado de las palabras “Seol” y “Hades” que la Biblia usa para denotar el lugar de los muertos. Se puede obtener una completa comprensión de las carácterísticas del “dominio de la tumba” mediante un estudio de estas dos palabras. Para eso, el apéndice 3 contiene una lista completa de sus apariciones en la Biblia.

3.2 ¿Los muertos tienen conciencia y conocimiento?


Otra afirmación de la tradición es que después de la muerte, los muertos continúan vivos, teniendo completo conocimiento y conciencia así como ayudando a los que están vivos. De nuevo, de lo que Dios nos dijo para que ya no seamos ignorantes es obvio que una afirmación así no puede ser correcta. De acuerdo a lo que vimos los muertos no están vivos ahora lo cual a su vez significa que no pueden hacer cosas que pueden ser asignadas y caracterizadas solamente por los vivos. Eclesiastés 9:4-6, 9 verdaderamente no deja espacio a ninguna opinión diferente. Así que ahí leemos:

Eclesiastés 9:4-6, 9
“Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol. Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.

Como es obvio en el pasaje anterior, los muertos no están consientes, y “nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” esto es, en nada de lo que se hace en la vida. Eso no solo refuta la afirmación de la conciencia y conocimiento después de la muerte sino que también refuta la afirmación de muchas denominaciones que “santos” hombres muertos aparecieron a otros “santos” hombres y les hablaron, y tales personas, como María, escuchan y responden oraciones. Como vimos, de acuerdo a la Biblia, excepto el Cristo resucitado, no hay hombre que haya muerto y que ahora este vivo. Así que no hay muerto que se pueda aparecer a algún vivo o escuchar o responder oraciones, porque estando muerto, no tiene conciencia y no puede “tener parte en todo lo que se hace debajo del sol.”

3.3 ¿Los muertos alaban al Señor?


Otra afirmación de la tradición en cuanto a los muertos, es que cuando uno muere va al cielo donde alaba a Dios. De lo examinado en la información anterior que Dios nos dio para que no fuéramos ignorantes y estuviéramos informados, es obvio que esta afirmación es de nuevo falsa. Ya que los muertos no están en el cielo ni vivos como para que puedan alabar, la Palabra responde esta afirmación también directamente. Así que en el Salmo 6:5 leemos:

Salmo 6:5
“Porque en la muerte no hay memoria de ti [Dios]; En el Seol, ¿quién te alabará?”

Contrario a las ideas de la tradición, la Palabra pone en claro que “en la muerte no hay memoria” de Dios. En el Seol, el dominio de la tumba, nadie le dará gracias porque nadie está vivo ahí como para que pueda hacerlo. En comparación, son los VIVOS y únicamente ellos los que alabarán a Dios y le darán gracias. Isaías 38:18-19 dice:

Isaías 38:18-19
“Porque el Seol no te exaltará [Dios], ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad. El que vive, el que vive, éste te dará alabanza...”

Son los vivos y no los muertos los que darán gracias y glorificarán a Dios. Es ahora que Le agradeceremos y alabaremos y no cuando muramos.

3.4 ¿Es la muerte un amigo enviado de Dios?


Además de lo anterior, otra afirmación de la tradición es que la muerte es un amigo enviado por Dios para acercarnos más a Él. De nuevo, lo que hemos visto en las partes 1 y 2, es suficiente para demostrar que esa afirmación es de nuevo falsa. Si la muerte fuera un amigo enviado por Dios entonces Dios no tendría ninguna razón para cancelar sus efectos con la resurrección. Eso demuestra que la muerte no pueden ser amigo, como la tradición apoya. En 1 de Corintios 15:26 leemos:

1 de Corintios 15:26
“El último ENEMIGO que será destruido es la muerte” NVI

La muerte no es amigo, como muchas la presentan, sino un enemigo y como tal será destruído5. De esto, podemos adicionalmente concluir que la muerte siendo un enemigo que Dios destruirá, no puede tener a Dios como originario. ¿Quién es entonces el originario de la muerte? La respuesta viene en Hebreos 2:14 donde leemos:

Hebreos 2:14
“Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartíó esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo.” NVI

Por lo cual, es el diablo el que tiene el poder de la muerte. Como Juan 8:44 carácterísticamente nos dice:


Juan 8:44
“Ustedes (se refiere a los judíos con quienes estaba hablando) son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino,” NVI

El diablo ha sido un asesino desde el principio. Por otra parte, Dios no solamente nunca deseo la muerte, sino que obrando exactamente en la dirección contraria, proveyó una solución al problema de la muerte. ¿Cuál es esa solución? El creer en el Señor Jesucristo. Como Jesús dijo en Juan 11:25:

“Entonces Jesús le dijo: — Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera” NVI

¿Cuándo viviremos? Ya lo hemos visto: el día de la venida del Señor cuando “los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados.” (1 de Corintios 15:52) NVI.

4. Conclusión

En este artículo, estudiamos el tema de lo que sucede después de la muerte. Como vimos, aparte del Señor Jesucristo que fue resucitado de los muertos, no hay otro muerto que ahora este vivo. Los próximos que recobrarán la vida, serán aquellos que son de Cristo, esto es, los cristianos muertos, en el día de la venida del Señor. El cuerpo que tendrán aquel día, no será un cuerpo alma, como el que tenían hasta su muerte, sino un cuerpo espiritual, como el cuerpo que el Señor Jesús tiene ahora. La resurrección de los cristianos muertos será seguida por el arrebatamiento de aquellos cristianos que estén vivos aquel día, y cuyos cuerpos también serán cambiados de alma a espiritual. Después de todo eso, “NOSOTROS (todos los cristianos, muertos y vivos) ESTAREMOS SIEMPRE CON EL SEÑOR” (1 de Tesalonicenses 4:17).

Habiendo examinado lo que la Biblia dice sobre la muerte, avanzamos y examinamos algunas afirmaciones comunes de la tradición a la luz de lo que la Palabra de Dios dice. Así que, vimos que los muertos:

I) No van al cielo sino al dominio de la tumba


Ii) No tienen conciencia y no tienen parte con lo que sucede en la vida


Iii) No alaban a Dios ni le dan gracias


Además, vimos que:


Iv) La muerte no son un amigo que nos acerca más a Dios, sino un enemigo que será destruido y que

V) No tiene a Dios como originario sino al diablo


De todo lo anterior, debería quedar claro que la muerte no es una esperanza que como cristianos debemos de tener. Más bien, nuestra esperanza es la venida del Señor Jesucristo, mediante la cual, si estamos muertos seremos resucitados, y si estamos vivos seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire (1 de Tesalonicenses 4:17). Por lo cual, como cristianos no deberíamos esperar el día de nuestra muerte sino el día de la venida del Señor. Como en Filipenses 3:20-21 carácterísticamente dice:

Filipenses 3:20-21
“En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas las cosas.” (NVI)

Por lo cual, no abramos nuestros oídos y nuestro corazón al falso “consuelo” de la religión sino al verdadero consuelo de la Palabra, para que no esperemos el día del miserable evento de la muerte sino el día de la gloriosa venida del Señor, en la cual nuestro presente cuerpo alma corruptible será transformado “para que sea conforme a Su glorioso cuerpo” y para que después del cual “siempre estemos con el Señor”.

Tassos Kioulachoglou

Español: Aleida López de Steinmetz
Versión Bíblica: Reina-Valera 1960

Notas al pie

1. Como veremos, aunque hay diferencias en cuanto al tiempo en el que cada categoría de muertos (creyentes, no creyentes, gente que vivíó bajo otras administraciones) seremos resucitados así como lo que seguirá esas resurrecciones (vida eterna, condenación, juicio de acuerdo a la ley) no hay diferencia entre ellos en cuando al presente estado de la muerte que los compone.

2. Para más sobre el alma, ver: Espíritu, Alma y Cuerpo


3. Puesto que después de su resurrección Jesucristo tiene un cuerpo espiritual, una manera razonable para obtener más información sobre las propiedades y habilidades de este cuerpo sería a través de un estudio de las referencias del evangelio posterior a la resurrección. Haciendo eso podemos ver que: el cuerpo espiritual es un cuerpo con habilidades sobrenaturales, puesto que el Cristo resucitado pudo automáticamente y de repente aparecer y desaparecer (ver Lucas 24:31, 37). Además, es un cuerpo de forma variable (Marcos 16:12), aunque tiene ambos, carne y huesos y se puede tocar, esto es, es literalmente un cuerpo (Lucas 24:39).

4. Para el análisis de lo que la Biblia define como alma, y la relativa afirmación de la “inmortalidad del alma” se le refiere al lector a: Espíritu, Alma y Cuerpo.

5. Ver Apocalipsis 20:14 para el registro exacto de su destrucción


Moisés y Elías en la transfiguración del Señor


(Nota: Este artículo es parte del estudio titulado: ¿Resurrección o vida inmediatamente después de la muerte? Se le aconseja al lector leer también los otros artículos de este estudio.)

Otro registro que algunas veces es fuente de confusión en el tema de si los muertos están en realidad hoy vivos o no es el registro de la transfiguración del Señor, y de este la gente algunas veces concluye que estos profetas debieron haber estado vivos para poder aparecer en la escena de la transfiguración. Este no tiene que ser el caso, como veremos en un muy cuidadoso análisis del texto. El registro de la transfiguración viene en el evangelio de Mateo en los versos 1 al 9 (también lo podemos encontrar en los evangelios de Marcos y Lucas). Ahí leemos:

Mateo 17:1-9
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandecíó su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubríó; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo. Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie laVISIÓN, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.”

En este pasaje viene que Moisés y Elías habían tenido una conversación con Jesús y la pregunta es: ¿significa que estos dos profetas estaban vivos?, aunque por lo menos de Moisés leemos explícitamente en Deuteronomio 34:5-6:

Deuteronomio 34:5-6
“Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.”

Y en Josué 1:2 Dios dijo:
Mi siervo Moisés ha muerto

De acuerdo a lo que acabamos de ver en el artículo principal los muertos NO están vivos ahora. Todos están durmiendo esperando la resurrección. El único que estaba muerto y ahora está vivo es el Señor Jesucristo, a quien Dios levantó de los muertos. Por lo cual, Moisés no podía estar vivo, ni físicamente hablar con Jesús el día de la transfiguración. Las resurrecciones no habían sucedido, así que Moisés no estaba vivo ese día. ¿Entonces qué pasó en la transfiguración? La palabra clave para entender esto es “visión” en Mateo 17:9, donde Jesús les dijo a los discípulos que “no contaran la visión a nadie”. Cuando Moisés y Elías hablaron con Jesús era una visión sobrenatural y por eso no requería ni significaba que esos dos profetas estuvieran vivos en ese momento. Esto lo podemos entender aún mejor viendo las apariciones en el Nuevo Testamento de la palabra en griego que se traduce aquí como visión. Esa palabra es “horama”.

Apariciones de la palabra “horama” – visión en el Nuevo Testamento

El caso de Pablo y Ananías

En Hechos 9:10-12 leemos:
“Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo envisión: Ananías. Y él respondíó: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.”

Pablo había visto a Ananías en visión, ¡sin que ni siquiera Ananías lo supiera! El Señor se lo dijo a Ananías después. En otras palabras, el hecho de que una persona aparezca en una visión no significa que esa persona está ahí físicamente. Dios puede usar la imagen de alguien para comunicar un mensaje. Pero eso no significa que esa persona está ahí en el momento de la visión. Consecuentemente, el hecho de que Moisés y Elías aparecieron en la visión de la transfiguración no significa que estaban ahí físicamente ni que estaban vivos en el momento de la visión.

El caso de Pedro y el lienzo con los animales

Hechos 11:5-10 (ver también Hechos 10:17 y Hechos 10:19 )
“Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí. Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo. Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come. Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca. Entonces la voz me respondíó del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Y esto se hizo tres veces, y volvíó todo a ser llevado arriba al cielo.”

El gran lienzo bajó del cielo y su contenido le fue mostrado a Pedro en una VISIÓN. Al leer este pasaje todos entendemos que Dios no tuvo que traer a todos esos animales físicamente, ponerlos en la mesa y mostrárselos a Pedro. Entendemos leyendo la palabra “visión” que lo que Pedro vio no requirió la presencia física de esos animales. La conclusión es la misma que con Ananías: el hecho de que algo o alguien sea demostrado en una visión no requiere su presencia física en la visión. Es una imagen que Dios da para comunicar un mensaje a aquel a quien le da la visión.

De la misma manera necesitamos entender que el hecho de que Moisés y Elías aparecieron en la visión de la transfiguración, no significa que esos dos profetas estaban vivos o físicamente presentes en la visión.

El caso de Pedro y su liberación de la prisión

Hechos 12:6-10
“Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandecíó en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abríó por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él.”

Ahora, eso no es una VISIÓN. Un ángel vino literalmente y despertó a Pedro y lo líberó de la prisión. Eso sí requirió la presencia física del ángel y fue una presencia física. Mira ahora lo que Pedro pensó inicialmente:

“Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión.”

Pedro inicialmente pensó que lo que estaba sucediendo NO ERA VERDAD SINO UNA VISIÓN. Eso hace una comparación entre una visión y una realidad: Si este hecho hubiera sido una visión, no hubiera sido físicamente real. Si fue físicamente real, no hubiera sido una visión. Cuando Pablo vio a Ananías sanándolo en una visión, no fue físicamente real, esto es, Ananías no estaba ahí ni sanó a Pablo en el momento de la visión. Sin embargo, cuando Ananías fue, tocó la puerta de Pablo, le puso las manos en los ojos y lo sanó ya no era una visión sino físicamente real.

Aplicando esto a lo que sucedíó en la transfiguración del Señor nos dijeron que eso fue una visión, algo que Dios mostró, un mensaje que Dios quería hacer llegar, y era importante tener en ese mensaje a Moisés y a Elías apareciendo ahí. Pero Dios no tuvo que ponerlos ahí físicamente vivos para tenerlos en la visión. Su aparición en esta visión no requirió su presencia física.

El caso de Pablo y el varón Macedonio

Hechos 16:9-10
“Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.”

¿A caso este varón vino todo el camino desde Macedonia y estuvo parado ahí literalmente? Nadie de nosotros lo cree así, ¿verdad? Todos entendemos, puesto el texto dice, que aparecíó en una visión no estaba ahí literalmente, físicamente. De la misma manera, y aunque parezcamos repetitivos, es de nuevo obvio que Elías y Moisés no tuvieron que estar ahí físicamente en la visión de la transfiguración. Dios puede presentar lo que sea y a quien sea que Él quiera en una visión para hacer llegar Su mensaje. Lo que se presenta en una visión de ninguna manera tiene porque estar físicamente ahí.

El caso del Señor hablándole a Pablo

Hechos 18:9-11
“Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.”

Ahora, la persona que está hablando aquí es muy importante, porque es el Señor Jesucristo. Esta persona ESTÁ VIVA porque Dios lo levantó de los muertos. Él es el único muerto que ahora está vivo y se le aparecíó a Pablo en una visión diciéndole que continuara predicando el evangelio en Corinto. No tengo razón alguna para discutir si Jesús estaba físicamente ahí o no, porque Jesús está VIVO y tiene un cuerpo espiritual con habilidades sobrenaturales. Este es un caso muy distinto a los demás.

El caso de Moisés y la zarza ardiente

Hechos 7:31
“Entonces Moisés, mirando (la zarza ardiente), se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor”

Este es el único caso donde la palabra “horama” se traduce como “vista” y no como “visión”. Leyendo el registro detallado de este incidente en Éxodo vemos que “lo llamó Dios de en medio de la zarza” (Éxodo 3:4) y se dio toda una conversación entre Dios y Moisés (ver Éxodo capítulos 3 y 4). Algunas visiones se dan de noche, tal vez durante el sueño, como cuando Dios le habló a Pablo para que continuara predicando en Corinto y en el caso del macedonio a través del cual el Señor le habló a Pablo y le dijo que fuera y predicara el evangelio ahí. Otras sucedieron con los ojos abiertos, como en el caso de Pedro y el gran lienzo con los animales. Lo que es importante entender es que una visión es una manera sobrenatural la cual Dios puede escoger para comunicar un mensaje a Su pueblo. El hecho de que algo aparece en una visión no significa que está físicamente ahí. Lo que aparece en una visión es importante en relación con el mensaje que Dios quiere hacer llegar. Es parte del mensaje. También se nos pueden mostrar visiones a ti y a mí. Como dice en Hechos 2:17:

Hechos 2:17
“Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños”

Entendemos que estas visiones son mensajes sobrenaturales que Dios puede mostrarnos y cualquier cosa que esté involucrada no tiene que estar físicamente ahí, ni físicamente existir para que todos nosotros lo veamos.

Podemos continuar y examinar el uso de la palabra visión en el Antiguo Testamento pero creo que ya hablamos lo suficiente del tema. Sabemos de la Escritura que Moisés y Elías aparecieron en la transfiguración y que fue una visión. De lo que hemos visto, me parece que es obvio que el hecho de que hayan aparecido en esta visión no significa que estaban vivos en el momento de la visión.

“Ausente del cuerpo, presentes con el Señor”


(Nota: este artículo es parte del estudio titulado: “¿Resurrección o vida inmediatamente después de la muerte?” Se le aconseja al lector leer también los otros artículos de este estudio.)

Como prometí en el último tema, el tema: “Vida después de la muerte” será discutido en más artículos. La razón es porque hay algunos pasajes que siendo considerados como controversiales requieren particular atención y análisis. Este análisis empezará de este tema en 2 Corintios 5:6-8 y continuará en los próximos temas también.

Empezando de 2 de Corintios 5:6-8 leemos:


2 Corintios 5:6-8
“Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor”

Para mucha gente lo que la frase “estar ausente del cuerpo y estar presente con el Señor” significa, es que cuando uno muere está inmediatamente con El Señor. Sin embargo, una cuidadosa lectura demuestra que esto no es lo que el pasaje dice. Lo que dice es que “MÁS QUISIÉRAMOS ESTAR AUSENTES DEL CUERPO, Y PRESENTES CON EL SEÑOR.” La frase “más quisiéramos” nos enseña que el pasaje declara una voluntad, un deseo, el cual no es un deseo de morir sino un deseo de “estar ausentes del cuerpo y presentes con el Señor”. Así que una entera y clara imagen de lo que esta frase significa será posible solo después de un análisis de su contexto, lo podemos desde el principio excluir es que podría significar que cuando uno muere está inmediatamente con el Señor, porque si así fuera, habría una fuerte contradicción con 1 de Tesalonicenses 4:15-17 que dice:

1 Tesalonicenses 4:15-17
“Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así [es decir de esta manera, la resurrección los cristianos muertos y el cambio del cuerpo de los vivos] estaremos siempre con el Señor.”

Si en 2 Corintios 5:6-8 Dios dijera que cuando uno muere está inmediatamente con el Señor, entonces ¿Cómo en 1 Tesalonicenses 4:17 el mismo Dios dice que “Y ASÍ (es decir mediante la resurrección, y el cambio de los cuerpos) siempre estaremos con el Señor”? Obviamente ya sea que la Palabra de Dios está equivocada, lo cual es imposible, o la interpretación que usualmente se da de 2 Corintios 5:6-8 está equivocada. Como lo veremos estudiando el contexto más adelante. Así que empezando de 2 Corintios 4:13 – como quince versos antes – leemos:

2 Corintios 4:13-14
“Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.”

Lo que Pablo supo mediante revelación no fue que después de que uno muere continúa viviendo junto con los otros muertos. Más bien, lo que supo y enseñó fue que: “el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.” Pablo esperó y aún espera la resurrección, ser presentado, estar junto, con aquellos creyentes Corintios. La última vez que los vio fue la última vez que visitó Corintio, y la próxima vez que los verá será cuando ambos, él y ellos, sean resucitados para encontrarse juntamente con los creyentes vivos, con el Señor en el aire. Por lo cual obviamente, el contexto de nuestro pasaje no es sobre muerte sino de su exacto opuesto: LA RESURRECCIÓN de los muertos. Pero vamos a continuar:

2 Corintios 4:18 – 5:4
“no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.”

Cuando este pasaje habla de un “tabernáculo” y de una “casa” obviamente no significa una estructura física sin vida. No es posible “revestirse” con una casa física, ni es posible que “lo mortal sea absorbido por la vida”. Por lo cual, cuando en el pasaje anterior se usan las palabras “casa” y “tabernáculo”, son usadas con el significado de un cuerpo el cual como sabemos es la “casa” de nuestro ser. Eso también es afirmado por los versos controversiales 6-8 que siguen el pasaje anterior y los cuales hablan de un CUERPO. Por lo tanto, como el pasaje anterior (y otros también -ver más abajo) nos dice, hay dos cuerpos. Uno es el cuerpo terrenal o casa el cual deseamos sustituir con el otro que es un cuerpo celestial o casa. Como el pasaje dice, cuando seamos revestidos con nuestro cuerpo celestial ENTONCES “lo mortal será absorbido por la vida”. El lector que cuidadosamente leyó el último tema puede recordar que 1 Corintios 15:35-58 dice exactamente lo mismo. Ahí empezando del verso 44 leemos:

1 Corintios 15:44-54
“Hay cuerpo animal [alma], y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal [alma]; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal [lo terrenal, natural, cuerpo], traeremos también la imagen del celestial [lo celestial, cuerpo espiritual]. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”

¿Cuándo “sorbida es la muerte en victoria” (1 Corintios 15:54)? ¿Cuándo “lo mortal será absorbido por la vida” (2 Corintios 5:4)? La respuesta de los dos pasajes es muy clara: eso sucederá cuando “esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”. Sucederá cuando esta casa “terrenal” (2 Corintios 5:1), sea sustituida con la casa celestial (2 Corintios 5:2) o el cuerpo espiritual (1 Corintios 15:44), lo cual a su vez ocurrirá cuando el Señor regrese (1 Tesalonicenses 4:15-17). Como 1 de Corintios 15:52-54 nos dice, “ENTONCES [y solo entonces] se cumplirá la palabra que está escrita: “sorbida es la muerte en victoria”.

De todo lo anterior, debe quedar claro que el contexto del pasaje “controversial” de 2 Corintios 5:6-8 no habla de muerte como una esperanza sino un cambio de cuerpos, de lo terrenal a lo celestial, y de alma a lo espiritual, lo cual como vimos sucederá el día de la venida del Señor. Con esto en mente, vamos a volver a leer los versos 6-8:

2 Corintios 5:6-8
“Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.”

Estando en este cuerpo estamos ausentes del Señor. ¿Por lo cual a caso queremos estar ausentes de este cuerpo terrenal? Por supuesto que sí, porque “carne y sangre no puede heredar el reino de Dios; ni corrupción heredar incorrupción”. ¿Significa que queremos morir? Por supuesto que no. ¿Dónde dice el pasaje algo así? En comparación, como 2 Corintios 5:4 pone en claro: “no queremos estar desnudos SINO revestidos”. Por lo tanto, lo que verdaderamente debemos de desear no es morir (estar “desnudos”) porque entonces aunque podamos estar ausentes del cuerpo terrenal también estaremos ausentes del Señor porque tampoco tendremos el cuerpo celestial. Más bien, lo que debemos realmente desear es estar “revestidos” con nuestro cuerpo celestial, abandonando el presente cuerpo terrenal. Solo entonces, cuando nuestro cuerpo terrenal haya sido sustituido por nuestro cuerpo celestial, estaremos presentes con el Señor (2 Tesalonicenses 4:17). ¿Cuándo sucederá esto? 1 Corintios 15 fue muy claro: “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.”

Amén


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