Descartes y la Duda Metódica: Fundamento del Conocimiento Verdadero

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La Duda Cartesiana: Un Método Hacia la Certeza

Después de haber examinado las reglas de su nuevo método, René Descartes añade a su construcción filosófica un instrumento metodológico crucial: la duda. La búsqueda de un punto de partida totalmente cierto es la tarea de eliminar todos aquellos conocimientos, ideas y creencias que no estén dotados de certeza absoluta.

Para eliminar cualquier posible incertidumbre, Descartes dudó de los sentidos, del testimonio de la gente y de lo que racionalmente parecía más palpable, como las costumbres y testimonios humanos, que para él tampoco eran seguros. Por eso, rechazó los saberes vigentes de su tiempo, pues imaginó en ellos la existencia de dudas.

Al hecho de dudar de todo se le conoce como "duda metódica". Se trata de dudar, pero con vistas a alcanzar un principio de seguridad indubitable y llegar a la verdad. Esta duda, sin embargo, se asienta sobre varios fundamentos:

  • 1. Los Sentidos Falaces

    Creemos, dice Descartes, que los sentidos son los balcones a través de los cuales nos asomamos a la realidad y, en consecuencia, los que nos permiten conocerla. Pero no es menos cierto que los sentidos nos engañan algunas veces y nos inducen al error. Por lo tanto, no son una fuente segura de conocimiento, lo que genera una legítima duda sobre su testimonio. Un ejemplo clásico es un palo que, al ser introducido en el agua, parece doblado.

  • 2. La Hipótesis del Sueño

    Podemos dudar de los sentidos, pero algunos dirían que no podemos dudar de las experiencias de nuestra vida diaria ni de la existencia de las cosas que percibimos. Sin embargo, Descartes replica a esta afirmación con una segunda objeción: la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño. Se denomina esta segunda objeción como "hipótesis del sueño". Los sueños nos muestran a menudo mundos de objetos con extrema viveza, y al despertar descubrimos que tales mundos de objetos y experiencias no han tenido existencia real. Descartes se pregunta: "¿Y si estuviéramos soñando todo lo que vivimos?", y contesta: "No hay indicios ciertos para distinguir el sueño de la vigilia."

  • 3. La Hipótesis del Genio Maligno

    Podemos dudar de los sentidos, de la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño e incluso de la existencia de las cosas y del mundo. Sin embargo, hay cosas que trascienden toda duda, como las matemáticas. En ellas hay algo indudable: "Duerma yo o esté despierto, siempre dos y tres sumarán cinco."

    Pero, dando un paso más radical, Descartes llega a hacer la siguiente suposición: "¿Y si supongo que existe cierto genio maligno, de extremado poder e inteligencia que ha puesto todo su empeño para engañarme e inducirme al error, incluso utilizando las matemáticas?" Esta hipótesis del genio maligno equivale a suponer que, tal vez, nuestro entendimiento es de tal naturaleza que se equivoca necesariamente cuando intenta captar la verdad.

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