Decreto abolición fueros vascos 1876

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2.4 EL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA

La Constitución debía garantizar la alternancia política de los dos grandes partidos dinásticos, Conservador y Liberal, mediante el ejercicio de un sufragio que alejase de la política los pronunciamientos militares. Se intentaba copiar el sistema británico, donde los torys y los whigs se turnaban pacíficamente, garantizando la estabilidad de la monarquía y la paz social.

El turnismo supuso la alternancia pactada entre las oligarquías caciquiles de las provincias: por una parte, las conservadoras (terrateniente) y, por otra, los liberales (hombres de negocios y profesiones liberales).

El encasillado consistía en la planificación de los resultados electorales por parte de las altas cúpulas y la manipulación del proceso electoral para conseguir lo acordado. El turno o farsa canovista se ejecutaba a través de las elecciones amañadas de la siguiente manera: cuando un partido se desgastaba o era necesario un relevo, se sugería a la Corona la necesidad de un cambio de gobierno.
El Rey disolvía las cámaras, según la Constitución. Tras la destitución del gobierno y una vez nombrado el siguiente, se procedía al encasillado, un proceso con varias fases:

  • Una vez nombrado un nuevo gobierno por parte del monarca se convocaban las elecciones para procurarle una mayoría que le permitiera gobernar, aunque asegurando a la oposición una representación importante.

  • Convocadas las elecciones, el Ministro de Gobernación organizaba la farsa con los Gobernadores Civiles y los caciques comarcales. El primero recibía las directrices desde Madrid, que transmitía a los alcaldes locales y los caciques comarcales; y estos organizaban las votaciones. En caso de que faltasen votos para que saliese el candidato designado de antemano por el Ministro de Gobernación, entonces se recurría al pucherazo (inclusión de votos de personas fallecidas, coacción de los votantes o hasta destrucción de actas que no fuesen favorables).

EL REINADO DE Alfonso XII.

4.1 EL GOBIERNO DE CÁNOVAS

El gobierno de Cánovas llenó la segunda mitad de la década de los 70. La acción del gobierno se centró en reforzar el control del Estado, sus actuaciones más importantes fueron: la Constitución de 1876, el acabar con los conflictos armados y las reformas administrativas y políticas.

En esta etapa destaca el proceso de pacificación. En 1876 finalizaba el conflicto carlista que tuvo como consecuencia la reforma del régimen foral vasco. Los fueros vascos fueron modificados o abolidos. Esta medida que consolidaba el centralismo del estado. Serrano había reducido los últimos focos cantonalistas, pero el conflicto cubano no fue solucionado hasta el reinado de Alfonso XII. El fin de la Guerra Carlista permitíó enviar más hombres a la isla que se consiguió pacificar con la Paz de Zanjón de 1878.

4.2. EL GOBIERNO DE SAGASTA

La alternancia se inició en 1881, con la llegada de los liberales al poder. Las tensiones provocadas por la política restrictiva de Cánovas llevaron al poder al Partido Liberal. Ante la crisis Sagasta permitíó que las asociaciones obreras y republicanas se reunieran con libertad. Tres hechos precipitaron la caída de su gobierno y dieron paso a un periodo conservador:

  • En Andalucía, los sucesos acaecidos en torno al grupo anarquista de la Mano Negra.

  • La huelga de tipógrafos de Madrid incapacitó al gobierno para frenar la crisis económica de 1882.

  • El intento de pronunciamiento republicano de 1883.

Tras este intento el Rey decidíó cesar y encargó un nuevo gobierno a Cánovas en Enero de 1884. En 1885 fallecía Alfonso XII de tuberculosis.



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