Crítica de la razón pura: La revolución epistemológica de Kant

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El problema del conocimiento según Kant

La crítica de la razón pura (1781)

En la Crítica de la razón pura (1781), Kant somete a examen la razón misma con el objeto de establecer la posibilidad de la metafísica como ciencia. Para Kant,"trascendenta" es todo aquel conocimiento que se ocupa en general de nuestro modo de conocer los objetos.

Niveles cognoscitivos

Kant establece tres niveles cognoscitivos: la sensibilidad, el entendimiento y la razón.

La sensibilidad

Este pensador consideró que todo conocimiento humano se inicia con la recepción de impresiones sensibles, es decir, parte de la experiencia. Esto coincide con la materia del conocimiento sensible. Sin embargo, el conocimiento consiste en una síntesis entre materia y forma. La forma es lo que pone el propio sujeto y no depende de la experiencia (es a priori). En este nivel, Kant distingue dos formas a priori: el espacio y el tiempo.

El mundo sensible se conoce exclusivamente desde y a partir de que el sujeto impone sus formas a priori a los datos empíricos, siempre caóticos, sin orden y sin unidad. Kant, además, apuntó que espacio y tiempo son intuiciones puras de la sensibilidad. El resultado de aplicarlas a los datos de la experiencia son las intuiciones empíricas. Esto supone una primera ordenación de la realidad en la mente humana. Kant denomina fenómeno al objeto tal como se nos muestra.

Idealismo trascendental

Estamos ante un subjetivismo trascendental que deriva en el idealismo: nunca llegamos a conocer el mundo tal como es en sí, sino solo desde las condiciones impuestas por el sujeto (formas a priori).

Las matemáticas como ciencia

En la Crítica de la razón pura, Kant demuestra que las matemáticas son una ciencia. La argumentación se basa en la existencia de las intuiciones puras de la sensibilidad o de sus formas a priori: espacio y tiempo.

La geometría y la aritmética son las dos partes que integran la ciencia matemática. Ambas tienen como fundamento las intuiciones de espacio y tiempo; no describen ningún objeto empírico externo. Así, las afirmaciones que hacen acerca del espacio y el tiempo son juicios a priori (previos a la experiencia y, por tanto, universales y necesarios), pero amplían nuestro conocimiento.

El entendimiento y los juicios

El entendimiento es la facultad que nos permite elaborar juicios. Gracias a ellos, podemos entender los fenómenos empíricos. Kant clasificó los juicios atendiendo a dos criterios: según la relación entre los juicios y la experiencia, y según la relación en ellos entre el sujeto y el predicado.

Juicios a priori y a posteriori
  • Son juicios a priori aquellos que son independientes de la experiencia para su verificación. Se trata de afirmaciones que son verdaderas siempre. Como no se basan en hechos empíricos, poseen universalidad y necesidad estrictas.
  • Los juicios a posteriori dependen de la experiencia para determinar si son verdaderos o falsos.
Juicios analíticos y sintéticos
  • Los juicios analíticos son aquellos en los que el concepto del predicado está contenido en el concepto del sujeto. Así, el análisis racional de la noción del sujeto muestra que el predicado le pertenece. Puede decirse que, en ellos, la relación entre sujeto y predicado se piensa mediante la identidad. Son a priori, porque la experiencia no es necesaria para saber si son verdaderos o falsos. Kant afirma que se trata de juicios explicativos, dado que en ellos el predicado no añade nada nuevo al sujeto. Así pues, los juicios analíticos no aumentan nuestro conocimiento, pero, al ser a priori, son universales y necesarios.
  • Los juicios sintéticos son aquellos en los que el predicado aporta algo nuevo al sujeto, es decir, no está comprendido en el sujeto. Así, estos juicios sí aumentan nuestro conocimiento: son extensivos. En general, los juicios sintéticos se basan en hechos particulares y contingentes. Por eso, Kant sostiene que de ellos no es posible derivar la necesidad ni la universalidad estricta.
Juicios sintéticos a priori

Sin embargo, el pensador prusiano trató de determinar la posibilidad de un determinado tipo de juicios que, siendo a priori, tuviera relación con la experiencia, aportando nuevos conocimientos. De este modo, postuló otra clase de juicios: los juicios sintéticos a priori.

Estos son los juicios propios de la ciencia. Sus proposiciones son sintéticas, porque proceden, en parte, de la experiencia, pero la conexión entre el predicado y el sujeto está dada a priori. Un ejemplo sería el juicio: «Todo lo que ocurre tiene una causa». El predicado «tener una causa» no está contenido en el sujeto y es un juicio que se aplica a la experiencia.

El entendimiento y las categorías

Después de haber ordenado el caos de las sensaciones recibidas por la sensibilidad, es preciso llevar a cabo una segunda ordenación para llegar a tener un verdadero objeto de conocimiento. Esta es la tarea del entendimiento.

Las formas a priori del entendimiento son los conceptos o categorías. Kant deduce doce categorías a partir del análisis de los tipos de juicios posibles, atendiendo a su forma.

Las categorías o conceptos puros del entendimiento son modos de conocer una supuesta realidad que nunca se nos da en sí misma. El entendimiento ejerce, entonces, una actividad unificadora que sintetiza todos los fenómenos según los conceptos. Esta actividad es la unidad de la conciencia.

El conocimiento humano resulta de la conjunción del producto de las facultades de la sensibilidad (intuiciones) y del entendimiento (conceptos o categorías).

La física como ciencia

Según Kant, las proposiciones de la física son juicios sintéticos a priori, porque, aunque sintetizan la experiencia sensible, lo hacen basándose en las categorías. Los enunciados de la física están especialmente relacionados con las categorías de sustancia y causalidad.

Así, Kant intenta crear un puente entre lo que es a priori y la experiencia, de tal modo que la necesidad y la universalidad de lo primero, aplicadas a la experiencia, confieran a esta última necesidad y universalidad. Esta es la condición de la existencia y el progreso de la física como ciencia, y lo que permite formular leyes universales en la naturaleza.

Fenómeno y noúmeno

Según Kant, el espíritu humano solo capta en las cosas aquello que él mismo ha puesto en ellas. De ahí deriva la distinción entre el fenómeno y el noúmeno.

  • El fenómeno es la cosa tal como la percibe el sujeto cognoscente.
  • El noúmeno no se puede conocer pero sí pensar.

La ilusión trascendental

En la Analítica trascendental, Kant estableció la improcedencia de un uso del entendimiento que rebasara la experiencia. Cuando no se respeta esta limitación, se produce la ilusión trascendental.

Para este filósofo, esta ilusión es inevitable, pues se funda en la estructura misma de la razón. De ahí que la dialéctica no tenga por objeto suprimirla, sino que se conforma con detectarla y evitar que nos engañe.

La razón y las ideas

La razón es la última facultad que interviene en el conocimiento humano. Su actividad propia es elaborar o buscar juicios generales.

Al igual que la sensibilidad y el entendimiento, la razón es el origen de ciertas formas a priori: las ideas. Estas son una especie de conceptos provenientes de la razón a los que no corresponde objeto alguno que pueda ser dado por los sentidos. Kant consideró que las ideas eran tres: alma, mundo y Dios.

  • La idea de alma trata de unificar el conjunto de fenómenos procedentes de la experiencia interna.
  • La idea de mundo pretende fundamentar todos los fenómenos referentes al mundo exterior.

La metafísica y sus límites

El ámbito de la razón es el propio de la metafísica, pero de ello no cabe un conocimiento propiamente científico, porque los sentidos no pueden ofrecer nada que se corresponda con las ideas. La metafísica no se puede constituir como ciencia, pues no puede formular juicios sintéticos a priori.

Asi pues, la crítica kantiana a la metafísica no se dirige a la negación de su objeto (alma, mundo, Dios) ni tampoco a la razón, sino a la imposibilidad de establecer una relación noética entre ambos.

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