Crítica de la Razón Pura de Kant: Un Análisis de la Experiencia Humana
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Introducción
Immanuel Kant es uno de los filósofos más importantes del siglo XVIII. Nació en 1724 en Königsberg y murió en 1804. Fue educado en el pietismo, que defendía una moral estricta, un misticismo y una ruptura con la Iglesia luterana. Culturalmente, la época del siglo XVIII está influenciada por el espíritu de la Ilustración. Kant compartió los ideales de este movimiento, manifestando simpatía por la independencia de los Estados Unidos de América.
En el ámbito filosófico, en la época de Kant predominaba en las universidades alemanas el racionalismo dogmático de Wolff, que defendía la metafísica (un saber independiente de la experiencia sobre el alma, el mundo y Dios). Gracias a Kant, se introduce en Alemania el empirismo británico y una actitud crítica hacia la metafísica. La obra de Kant se considera la de un pensador de la Ilustración por su concepción crítica de la filosofía.
Las grandes preguntas del saber filosófico, según Kant, responden a la intención de construir una crítica o fundamentación de los principales temas de la experiencia humana. Su obra se suele dividir en dos periodos:
Periodo precrítico (1746-1781)
En este periodo se conjugan el interés por la física matemática de Newton y la metafísica racionalista de Leibniz y Wolff. Se divide en dos etapas: una de interés por los temas físicos y otra de interés por los temas metafísicos.
Periodo crítico (1781-1798)
Este periodo marca el comienzo del pensamiento más original e innovador del filósofo. Para Kant, la filosofía como actitud crítica debe plantearse y responder a estas preguntas fundamentales:
- ¿Qué puedo conocer? (Plantea el problema del origen, alcance y límites del conocimiento humano).
- ¿Qué debo hacer? (Plantea el problema del sentido y la orientación de la conducta humana, así como las condiciones de la libertad).
- ¿Qué me cabe esperar? (Plantea el problema religioso y el destino trascendental del hombre).
Crítica de la Razón Pura
La Crítica de la Razón Pura es una de las grandes obras de la filosofía occidental. En ella, Kant analiza de forma crítica las posibilidades y los límites de la razón humana, realizando también un análisis de la ciencia y de la validez de la metafísica como ciencia. Posteriormente, se dará cuenta de que la metafísica no puede ser una ciencia debido a las limitaciones de la razón humana.
En la introducción de la obra, Kant habla de la correlación e interdependencia entre las dos facultades del conocimiento: “si llamamos sensibilidad a la receptividad (…), a la espontaneidad del conocimiento”. La sensibilidad produce la representación del fenómeno y el entendimiento nos permite pensarlo. La función de ambas facultades es analizada por Kant en la Estética Trascendental y la Analítica Trascendental de la Crítica de la Razón Pura, respectivamente.
El significado del término “crítica” en Kant implica fundamentación; sienta las bases del conocimiento humano y de la ciencia. El idealismo trascendental kantiano se refiere al uso teórico de la razón. La filosofía kantiana es una síntesis y superación de las dos corrientes enfrentadas anteriores: el racionalismo y el empirismo. Estas dos corrientes tenían inconvenientes como el dogmatismo (racionalista) y el escepticismo (empirista).
Para Kant, ninguna de estas posturas es válida: el dogmatismo, por creer que la razón lo puede todo, y el escepticismo, por dudar de todo. Kant sintetiza estas dos corrientes al plantear dos tipos de condiciones en el conocimiento humano:
- Condiciones empíricas: provienen de la experiencia, dependen de los hechos y son siempre a posteriori, singulares y contingentes.
- Condiciones trascendentales: son previas a la experiencia, dependen del sujeto lógico y son siempre a priori, universales y necesarias.
Kant explica que, si bien todo nuestro conocimiento se origina en la experiencia sensorial, no todo proviene exclusivamente de ella. Para Kant, para que podamos percibir cualquier cosa, debe ser en un espacio y en un tiempo, que no son propiedades externas, sino “filtros” del sujeto. El giro copernicano está relacionado con esto, ya que considera al sujeto como activo, imponiendo “condiciones” a los objetos. Esta es una inversión radical de la relación entre sujeto y objeto.
Las facultades del conocimiento son:
- Sensibilidad (Estética Trascendental): “sin sensibilidad ningún objeto sería dado y, sin entendimiento, ninguno sería pensado”. Forma de conocimiento con una materia a posteriori y una forma a priori (espacio y tiempo).
- Entendimiento (Analítica Trascendental): Forma de conocimiento con materia y forma.
- Razón (Dialéctica Trascendental).
Conclusión
Aunque estas ideas metafísicas sean indemostrables, tienen una función vital porque son postulados de la razón práctica. Un postulado es una afirmación que no es demostrable en sí misma, pero funciona como fundamento del conocimiento. Donde acaban los límites de la razón teórica, comienzan los de la razón práctica.
Kant es el máximo representante de la Ilustración alemana y el iniciador del Idealismo Alemán. En resumen, la Crítica de la Razón Pura de Kant tiene gran importancia porque cambia la forma en que vemos la relación entre nosotros y las cosas, y nos enseña cómo la razón y la experiencia se complementan. Nos invita a cuestionar lo que pensamos que sabemos y a ver las cosas de una manera diferente, lo cual sigue siendo relevante hoy en día.