Conceptos Clave en Filosofía: De Marx a Platón
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La Visión de Sociedad y Política en el Pensamiento de Marx
La visión de sociedad y política de Karl Marx se basa en su análisis materialista de la historia y de las relaciones de producción. Según Marx, la historia de la humanidad se caracteriza por la sucesión de diferentes modos de producción, cada uno con sus propias relaciones sociales y formas de organización económica. Desde las sociedades antiguas hasta la era moderna, Marx identifica una progresión histórica marcada por la lucha de clases y los cambios en los modos de producción.
El Modo de Producción como Eje Central
En el centro de su análisis se encuentra la noción de "modo de producción", que se refiere a la forma en que se organiza la producción y se distribuyen los recursos en una sociedad. Este modo de producción determina las relaciones sociales y económicas entre las personas, así como las instituciones políticas y jurídicas que las gobiernan.
La Lucha de Clases en las Sociedades Feudal y Capitalista
En las sociedades clasistas, como la feudal y la capitalista, Marx identifica una división fundamental entre dos clases sociales: los propietarios de los medios de producción (burgueses, señores feudales) y los trabajadores que venden su fuerza de trabajo (proletarios, siervos). Esta división da lugar a una lucha de clases en la que los intereses de las clases dominantes chocan con los de la clase trabajadora.
La Lucha de Clases como Motor del Cambio Social
La lucha de clases, según Marx, es el motor principal del cambio social. Las crisis en el modo de producción y las tensiones entre las clases llevan a la ruptura de las relaciones de producción existentes y al surgimiento de nuevas formas de organización social. Marx ve en las revoluciones sociales, como la Revolución Industrial y las revoluciones burguesas, el resultado de estas tensiones y el inicio de una nueva etapa en la historia de la humanidad.
Crítica al Capitalismo y sus Contradicciones
En su crítica al capitalismo, Marx señala las contradicciones inherentes al sistema, como la explotación de los trabajadores, la alienación del trabajo y la concentración de riqueza en manos de unos pocos. Para Marx, el capitalismo es un sistema basado en la acumulación de capital a expensas de la clase trabajadora, lo que inevitablemente lleva a crisis económicas y sociales.
El Estado como Instrumento de Dominación
En cuanto a la política, Marx ve al Estado como un instrumento de dominación de la clase dominante sobre la clase trabajadora. El Estado, en su forma capitalista, sirve para proteger los intereses de los burgueses y mantener el orden social existente. Sin embargo, Marx no ve al Estado como un fenómeno estático, sino como una institución que cambia en función de las relaciones de poder en la sociedad.
La Naturaleza de la Felicidad según Aristóteles
Aristóteles plantea en este texto una reflexión profunda sobre la naturaleza de la felicidad y su relación con la diversión, el trabajo y la virtud. Desde su perspectiva, la felicidad no puede reducirse simplemente a buscar la diversión o el placer, ya que sería un objetivo vacío y sin sentido. Tampoco puede consistir únicamente en trabajar y sufrir sin un propósito más elevado.
La Felicidad como Fin en Sí Misma
El filósofo sostiene que la felicidad es un fin en sí misma, distinta de cualquier otra cosa que se desee por algún otro motivo. Es decir, mientras que todas las demás cosas se desean en función de algo más, la felicidad es deseada por sí misma. Esto implica que la verdadera felicidad no puede encontrarse en la mera búsqueda del placer o la diversión, ni en el trabajo desprovisto de propósito y significado.
El Ocio como Preparación para la Virtud
Aristóteles también destaca la importancia del ocio como un tiempo de reposo necesario para llevar a cabo actividades más serias y significativas. Sin embargo, aclara que este ocio no es el fin último de la vida, sino que está destinado a preparar el terreno para la realización de acciones virtuosas.
La Vida Virtuosa como Camino a la Felicidad
Para Aristóteles, la vida dichosa o feliz es aquella que se vive conforme a la virtud. Esto implica que la verdadera felicidad se encuentra en cultivar y practicar virtudes como la sabiduría, la justicia, la valentía y la templanza. Estas virtudes requieren seriedad y esfuerzo, y constituyen el verdadero fundamento de una vida plena y satisfactoria.
Reflexión sobre la Verdadera Felicidad
En definitiva, Aristóteles nos invita a reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la felicidad, rechazando tanto la búsqueda superficial del placer como la vida dedicada exclusivamente al trabajo sin un propósito más elevado. En su lugar, nos propone buscar la felicidad en la práctica de la virtud y en la realización de acciones significativas y trascendentes.
La Contemplación como Fuente de Felicidad en Aristóteles
Aristóteles, en su Ética a Nicómaco, aborda uno de los temas fundamentales de la filosofía: la búsqueda de la felicidad. En el pasaje que has proporcionado, destaca la idea de que la felicidad se encuentra en la contemplación y el ejercicio del pensamiento, más que en las acciones políticas o bélicas.
La Virtud y la Vida Contemplativa
Para Aristóteles, la virtud es central en la búsqueda de la felicidad. A diferencia de las acciones políticas o bélicas, que pueden ser impresionantes y destacadas pero están sujetas a la agitación y a menudo persiguen fines externos, el pensamiento contemplativo se caracteriza por una aplicación más seria y una independencia que se basta a sí misma. En este sentido, la contemplación es un fin en sí mismo y lleva consigo un placer intrínseco, no dependiente de factores externos.
La Felicidad Perfecta y la Reflexión Profunda
Aristóteles sugiere que la felicidad perfecta se alcanza a través de la vida contemplativa, ya que esta proporciona independencia, tranquilidad y calma, aspectos que considera esenciales para la verdadera felicidad humana. Es importante destacar que, para Aristóteles, la contemplación no implica el aislamiento del mundo, sino más bien una profunda reflexión sobre la realidad y el conocimiento de las verdades más elevadas.
La Verdadera Felicidad en la Contemplación
En definitiva, Aristóteles propone que la verdadera felicidad del ser humano se encuentra en la contemplación y el ejercicio del pensamiento, que conducen a la independencia, la tranquilidad y la calma, aspectos fundamentales para una vida plena y satisfactoria.
El Conocimiento como Recuerdo: La Teoría de la Reminiscencia en Platón
Este fragmento sería un pasaje del diálogo Fedón de Platón, Sócrates discute con Simmias sobre la naturaleza del conocimiento y la memoria. Sócrates propone la idea de que el conocimiento no es algo nuevo que se adquiere, sino más bien algo que se recuerda. Él sugiere que el alma ya posee conocimiento antes de nacer, pero que al nacer, ese conocimiento se pierde o se olvida. Sin embargo, a través de la experiencia sensorial en el mundo físico, el alma puede recordar o recuperar ese conocimiento previo.
Aprender como Proceso de Recordar
Este punto de vista plantea una perspectiva interesante sobre la adquisición del conocimiento. En lugar de ver el aprendizaje como la incorporación de algo nuevo, Sócrates sugiere que aprender es más como un proceso de recordar lo que ya se sabe en un nivel fundamental.
Reflexiones sobre la Naturaleza del Conocimiento
Desde una perspectiva filosófica, este texto plantea preguntas sobre la naturaleza del conocimiento y el proceso de aprendizaje. ¿De dónde proviene el conocimiento? ¿Es innato o se adquiere a través de la experiencia? ¿Es posible que nuestra alma posea conocimiento antes de nacer? Estas preguntas desafían las concepciones convencionales sobre el aprendizaje y la memoria, invitando a reflexionar sobre la relación entre el alma, el cuerpo y el conocimiento.
La Cuarta Vía de Santo Tomás de Aquino: La Existencia de Dios a través de los Grados de Perfección
Este texto es un fragmento de la Suma Teológica de Tomás de Aquino, específicamente parte de su argumento para la existencia de Dios conocido como "la cuarta vía". En este pasaje, Aquino argumenta que la existencia de Dios se deriva de la observación de grados de perfección en las cosas del mundo.
La Observación de Grados de Perfección
Aquino parte de la premisa de que en el mundo encontramos cosas que poseen diferentes grados de bondad, verdad, nobleza, etc. Por ejemplo, hay cosas más o menos verdaderas, más o menos nobles, más o menos perfectas. Sin embargo, también observamos que estas cualidades se refieren a una escala que tiene un máximo. Así como hay algo más caliente que todo lo demás, también debe haber algo que es máximamente verdadero, bueno, noble, etc.
Dios como Máximo Ser y Fundamento de la Existencia
Este máximo ser, argumenta Aquino, es lo que llamamos Dios. Dios es el fundamento de la existencia y la causa de la perfección en todas las cosas. De acuerdo con esta línea de razonamiento, Aquino sugiere que Dios es la explicación última de la realidad, el ser necesario que da sentido a la existencia y la perfección del universo.
Debate y Crítica Filosófica
Desde un punto de vista filosófico, este argumento puede ser objeto de debate y crítica. Algunos filósofos pueden objetar que la idea de un "máximo ser" es una extrapolación de las observaciones del mundo natural y no necesariamente conduce a la conclusión de un ser divino. Otros pueden cuestionar la validez de asumir que hay un máximo en todas las cualidades y que este máximo debe ser identificado como Dios.
Una Visión Particular sobre la Existencia de Dios
En definitiva, el texto de Aquino plantea una visión particular sobre la existencia de Dios, basada en la observación de la perfección en el mundo natural y la extrapolación de esa observación hacia un ser supremo. Sin embargo, este argumento es solo uno entre muchos en el debate sobre la existencia de Dios y está sujeto a críticas y análisis filosóficos.
El Alma y el Conocimiento: La Dualidad entre lo Sensible y lo Inteligible en Platón
Este fragmento es un pasaje del diálogo Fedón de Platón, donde se aborda el problema del conocimiento y la naturaleza del alma. Platón utiliza el contraste entre dos estados del alma: uno cuando está inmersa en la experiencia sensorial y otro cuando reflexiona en sí misma.
El Alma en el Mundo Sensible
Cuando el alma utiliza el cuerpo y los sentidos para percibir el mundo exterior, se encuentra en un estado de confusión y cambio constante. Esto se debe a que los objetos del mundo físico son cambiantes y efímeros, lo que lleva al alma a perderse y confundirse. Platón describe esta experiencia como embriaguez o mareo, ya que el alma está siendo arrastrada por la fluctuación del mundo sensible.
El Alma en la Reflexión y la Estabilidad
Por otro lado, cuando el alma reflexiona en sí misma y se aparta de la influencia de los sentidos y del mundo físico, alcanza un estado de tranquilidad y estabilidad. En este estado, el alma accede a realidades puras e inmutables, que son eternas y siempre consistentes. Platón sugiere que esta experiencia es posible cuando el alma se comunica directamente con la esencia de las cosas, más allá de su apariencia física.
La Verdadera Fuente de Conocimiento
Platón concluye que esta experiencia del alma, alejada de los sentidos y enfocada en el pensamiento, es la verdadera fuente de conocimiento. Esta reflexión filosófica sobre la naturaleza del alma y su relación con el conocimiento es fundamental en el pensamiento platónico y ha tenido una influencia duradera en la filosofía occidental.
La Causalidad Eficiente y la Existencia de Dios en Tomás de Aquino
Este fragmento es un pasaje del famoso filósofo y teólogo medieval Tomás de Aquino, extraído de su obra Suma Teológica. Aquí, Aquino argumenta a favor de la existencia de una causa eficiente primera, que él identifica con Dios.
El Orden de las Causas Eficientes
El argumento central de Aquino se basa en la idea de que en el mundo sensible hay un orden de causas eficientes, es decir, eventos que causan otros eventos. Sin embargo, sostiene que no es posible que algo sea causa eficiente de sí mismo, ya que implicaría que sería anterior a sí mismo, lo cual es una contradicción lógica.
La Imposibilidad de una Serie Infinita de Causas
Aquino continúa su argumentación destacando que en las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente, ya que en todas ellas hay un orden: una causa es responsable de la siguiente, y así sucesivamente. Si se llevara este proceso hasta el infinito, no existiría una primera causa eficiente, lo que a su vez implicaría la inexistencia de un efecto último o de causas intermedias.
La Necesidad de una Causa Eficiente Primera: Dios
Finalmente, Aquino concluye que es necesario admitir la existencia de una causa eficiente primera, que él identifica con Dios. Este argumento es conocido como la "vía de la causalidad eficiente" en la filosofía tomista.
Reflexión Filosófica y Teológica
Desde un punto de vista filosófico, este texto plantea una reflexión profunda sobre la naturaleza de la causalidad y la necesidad de un fundamento último que explique el orden y la regularidad del universo. También puede invitar a considerar la relación entre la filosofía y la teología, ya que Aquino utiliza su argumentación para llegar a una conclusión de carácter religioso.
La Jerarquía de Valores y la Existencia de Dios: La Cuarta Vía de Tomás de Aquino
Este fragmento de Tomás de Aquino presenta uno de los argumentos clásicos para la existencia de Dios, conocido como la cuarta vía. Aquino parte de la observación de la jerarquía de valores presentes en las cosas del mundo. Nota que ciertos valores como la bondad, la veracidad y la nobleza se encuentran en distintos grados en las cosas. Sin embargo, estos grados de bondad, veracidad, etc., se refieren a un máximo del cual las cosas se aproximan más o menos.
Dios como Máximo Ser y Causa de Perfecciones
Aquino argumenta que este máximo de bondad, veracidad y nobleza es el máximo ser, es decir, Dios. Él lo considera así porque las cosas que son sumamente verdaderas o buenas se asemejan al máximo ser. Además, como en cualquier género lo máximo es la causa de lo que pertenece a ese género (por ejemplo, el fuego, que es el máximo calor, es causa de todos los calores), Aquino concluye que hay algo que en todos los seres es la causa de su existencia, bondad y otras perfecciones. Este algo es Dios.
Fundamento Filosófico y Debate
Desde un punto de vista filosófico, este argumento se basa en la idea de que el mundo presenta ciertos valores y perfecciones que no pueden ser explicados completamente por sí mismos, sino que requieren de una causa última que los explique. Aquino propone que esta causa última es Dios, el máximo ser que es la fuente de todos los valores y perfecciones del mundo. Sin embargo, este argumento ha sido objeto de debate y crítica a lo largo de la historia de la filosofía, y distintos filósofos han propuesto objeciones y alternativas a la existencia de Dios.
El Alma y la Búsqueda de la Verdad en Platón: Más Allá del Mundo Sensible
Este fragmento de Platón proviene de su obra Fedón, donde aborda la cuestión del alma y su relación con el mundo sensible y el mundo inteligible. Platón presenta la idea de que el alma es capaz de examinar tanto lo sensible, a través de los sentidos, como lo inteligible, por sí misma.
La Liberación de las Ataduras del Mundo Sensible
En este fragmento, Sócrates expone la perspectiva de que el alma del verdadero filósofo busca la liberación de las ataduras del mundo sensible, renunciando a los placeres, deseos, tristezas y temores que lo caracterizan. Esto se debe a que el filósofo reconoce que más allá de los placeres y dolores mundanos, existe un mal mayor y supremo que proviene de la confusión entre lo verdadero y lo falso.
El Engaño de las Emociones y lo Material
Este mal, según Sócrates, radica en el hecho de que el alma, al dejarse llevar por las emociones ligadas a los objetos sensibles, cree que lo que causa placer o dolor es verdaderamente real, cuando en realidad no lo es. En otras palabras, el alma se engaña al atribuir un valor excesivo a lo material y a lo pasajero, en lugar de dirigir su atención hacia lo eterno e inmutable, que es lo verdaderamente real según la filosofía platónica.
La Importancia de una Visión Trascendental
Desde esta perspectiva, Platón nos invita a reflexionar sobre la importancia de cultivar una visión más allá de lo inmediato y sensorial, buscando acceder al mundo de las ideas o formas, donde reside la verdad y la realidad auténtica. Este pasaje, por tanto, nos incita a cuestionar nuestras percepciones y emociones, y a buscar una comprensión más profunda y trascendental de la realidad.
La Existencia de Dios como Evidencia: Argumento Ontológico de Santo Tomás de Aquino
Este fragmento presenta un argumento clásico de la teología y la filosofía escolástica, atribuido a Santo Tomás de Aquino, que busca establecer la existencia de Dios a partir de la noción misma de Dios como el máximo ser concebible. Este argumento se enmarca en la tradición de la ontología, que se ocupa del estudio del ser en tanto que ser, y en la idea de que Dios es el ser supremo y perfecto.
La Evidencia de la Existencia de Dios
La objeción planteada sugiere que la existencia de Dios es evidente por sí misma, es decir, que puede ser comprendida simplemente a través de la comprensión de lo que implica el concepto de Dios. Se equipara a Dios con el concepto de lo máximo o lo supremo, de manera que, al entender lo que significa este concepto, se comprende que Dios necesariamente existe, ya que es mayor existir tanto en la mente como en la realidad que existir solo en la mente.
Relación entre Mente, Realidad y Conceptos
Este argumento se basa en una comprensión particular de la relación entre la mente y la realidad, así como en una interpretación específica de la naturaleza de los conceptos y su relación con la existencia. Según esta perspectiva, al concebir a Dios como el ser supremo, se estaría concebiendo necesariamente su existencia, ya que sería contradictorio pensar en un ser supremo que no existe.
Críticas y Cuestionamientos al Argumento
Sin embargo, este argumento no está exento de críticas. Algunos filósofos han objetado que el simple hecho de concebir algo no implica necesariamente su existencia en la realidad. Además, este argumento parte de la premisa de que podemos tener un conocimiento completo y claro de lo que implica el concepto de Dios, lo cual puede ser objeto de debate y cuestionamiento.
Reflexión sobre el Concepto y la Realidad de Dios
En definitiva, el texto presenta un argumento clásico que busca establecer la existencia de Dios a partir de la noción misma de Dios como el ser supremo. Sin embargo, este argumento plantea importantes cuestionamientos sobre la relación entre el concepto y la realidad, así como sobre la naturaleza misma de Dios y nuestra capacidad para comprenderla.
La Doble Demostración de la Existencia de Dios: Causa y Efecto en Tomás de Aquino
Este fragmento de Tomás de Aquino presenta una reflexión interesante sobre la posibilidad de demostrar la existencia de Dios a través de la observación de los efectos que se atribuyen a su causa. Aquino distingue dos tipos de demostración: una por la causa y otra por el efecto.
Demostración por la Causa y por el Efecto
En primer lugar, Aquino plantea que toda demostración es doble: una por la causa y otra por el efecto. La causa es absolutamente previa a cualquier cosa y se denomina "a causa de". Por otro lado, el efecto es lo primero con lo que nos encontramos y se nos presenta como más evidente que la causa, siendo denominado "porque". Aquino argumenta que a partir de los efectos podemos llegar a conocer la causa, ya que los efectos dependen de la causa y, por lo tanto, la causa precede necesariamente al efecto.
La Existencia de Dios Demostrada a través de sus Efectos
En este contexto, Aquino sostiene que la existencia de Dios, aunque no se nos presente como evidente en sí misma, es demostrable a través de los efectos que observamos en el mundo. Afirma que podemos inferir la existencia de Dios a partir de los efectos que percibimos en la realidad, ya que estos efectos son manifestaciones de la causa divina. Así, aunque la existencia de Dios no sea evidente por sí misma, podemos llegar a ella a través de la observación y comprensión de los efectos que atribuimos a su acción.
Reflexión sobre la Causalidad y la Revelación Divina
Este planteamiento de Aquino resuena con la idea de la existencia de un Dios que se revela a través de su obra creadora en el mundo. Sin embargo, también plantea cuestiones filosóficas importantes sobre la naturaleza de la causalidad, la relación entre causa y efecto, y la posibilidad de inferir la existencia de un ser supremo a partir de la observación del mundo que nos rodea.
La Existencia de la Verdad y su Relación con Dios en Tomás de Aquino
Este fragmento de Tomás de Aquino aborda el problema del conocimiento desde una perspectiva que combina la lógica con la teología. Aquino parte de una premisa aparentemente autoevidente: la existencia de la verdad. Argumenta que la verdad es necesaria para que algo sea verdadero, ya que incluso la negación de la existencia de la verdad implica una afirmación sobre la verdad misma.
Dios como la Verdad Misma
Luego, Aquino establece una conexión entre la verdad y Dios. Identifica a Dios como la misma verdad, apoyándose en una cita bíblica que afirma que Jesús es "el camino, la verdad y la vida". Esta identificación entre Dios y la verdad refleja una concepción teológica según la cual Dios es la fuente y la esencia de toda verdad.
Problemas Filosóficos y la Naturaleza de la Verdad
Desde un punto de vista filosófico, este argumento puede ser problemático para quienes no comparten las presuposiciones teológicas de Aquino. Aquellos que no aceptan la existencia de Dios como una verdad autoevidente pueden cuestionar la validez de la conclusión de Aquino. Además, la identificación de Dios con la verdad plantea preguntas sobre la naturaleza de la verdad misma: ¿es la verdad algo trascendente y absoluto, o es relativa y contextual?
Reflexión Teológica y Discusión Filosófica
En definitiva, el texto de Aquino ofrece una reflexión fascinante sobre el conocimiento y la verdad desde una perspectiva teológica, pero invita a una discusión más amplia sobre la relación entre la fe, la razón y la naturaleza de la verdad.
La Evidencia de la Existencia de Dios: Una Reflexión de Tomás de Aquino
Este fragmento de Tomás de Aquino ofrece una reflexión profunda sobre la naturaleza de la evidencia y su relación con la existencia de Dios. Aquino distingue dos modos de evidencia: uno que es intrínseco a la proposición misma y otro que depende de nuestra comprensión y conocimiento.
Proposiciones Evidentes por Sí Mismas
En primer lugar, Aquino establece que algunas proposiciones son evidentes por sí mismas, es decir, su verdad se deriva de la relación entre el sujeto y el predicado, como en el caso de "el hombre es animal", donde el predicado "animal" está contenido en el concepto del sujeto "hombre". Estas proposiciones son evidentes para todos aquellos que comprenden los términos implicados.
La Existencia de Dios y la Comprensión de su Naturaleza
Sin embargo, Aquino reconoce que hay proposiciones que son evidentes en sí mismas pero no necesariamente para todos, especialmente cuando no todos comprenden los términos involucrados. Este es el caso de la proposición "Dios existe". Para Aquino, la existencia de Dios es evidente por sí misma, ya que Dios es su propio ser, pero esta evidencia puede no ser clara para aquellos que no comprenden la naturaleza de Dios.
Demostración a través de los Efectos Atribuidos a Dios
Por lo tanto, Aquino argumenta que, aunque la existencia de Dios es intrínsecamente evidente, para aquellos que no comprenden la naturaleza de Dios, es necesario demostrar su existencia a través de los efectos que se atribuyen a Él. Esto implica que se puede llegar a la existencia de Dios a través de la observación y comprensión de los efectos que se atribuyen a su ser, como el orden del universo o la existencia del bien y la verdad.
Complejidad de la Evidencia y la Existencia de Dios
En definitiva, el texto de Aquino plantea la complejidad de la evidencia en relación con la existencia de Dios, reconociendo que, aunque la existencia de Dios es intrínsecamente evidente, puede no ser evidente para todos debido a la falta de comprensión de su naturaleza.
La Alienación Religiosa y la Crítica de Marx a la Religión
Marx acepta la conclusión de Feuerbach de que Dios es una proyección creada por la misma humanidad, según él: "El hombre es el ser supremo para el hombre". Por tanto, la humanidad es Dios. Nosotros creamos a Dios a nuestra propia imagen. Nosotros creamos la religión para adorarnos a nosotros mismos.
La Alienación Religiosa como Forma de Alienación Ideológica
Para Marx, es necesario buscar la causa de la religión en las condiciones materiales de la existencia, en una situación en la que los hombres viven alienados, sin ser dueños de su actividad ni de los frutos de esta. La alienación religiosa es una forma de alienación ideológica, secundaria frente a la más básica de las alienaciones: la alienación del trabajo.
Tres Vertientes de la Crítica de Marx a la Religión
Por todo lo anterior, Marx criticará duramente la religión por considerarla una mera forma de alienación que se muestra a través de tres vertientes:
- Experiencia de lo Irreal: En primer lugar, es una experiencia de algo irreal, de algo que no existe. Siguiendo a Feuerbach, Marx considera que no es Dios quien crea al hombre sino el hombre a Dios.
- Desvío de la Salvación y la Felicidad: La religión también es alienación porque desvía al hombre del único ámbito en donde le es realmente posible la salvación y la felicidad, el mundo humano, el mundo de la finitud expresado en la vida social y económica. Al consolar al hombre del sufrimiento que en este mundo le toca vivir, sufriendo en él porque el otro mundo le corresponderá la justicia y la felicidad plena, le resta capacidad, energía y determinación para cambiar las situaciones sociales, políticas y económicas que son las realmente culpables de su sufrimiento.
- El Opio del Pueblo: Por eso Marx la considera el opio del pueblo, pues, al tiempo que consuela, adormece el anhelo revolucionario y juega en favor de las clases dominantes. La iglesia se sirve de este hecho para predicar la mansedumbre y la resignación, convirtiéndose así en un instrumento en manos de la burguesía para reprimir cualquier intento de revolución proletaria.
La Religión y la Clase Dominante
La religión suele tomar partido, pero no por las clases desfavorecidas sino por la clase dominante, perpetuando a esta en el poder.
Superación de la Religión y del Sistema de Clases
Por las razones citadas, Marx consideró que era necesaria la superación de la religión y que esta pasa realmente por la superación del sistema de clases sociales. Finalmente, en la sociedad comunista no existirá la religión, pues en esta sociedad no existiría la alienación.
El Materialismo Dialéctico de Marx: Realidad, Conocimiento y Transformación Social
La filosofía de Marx se basa en un materialismo que va más allá de la simple materialidad para abarcar la totalidad de la realidad. Este enfoque materialista implica entender el mundo sin recurrir a entidades divinas o espirituales, aplicando los principios materialistas no solo a la física, sino también a la historia, la política, la economía y la humanidad en su conjunto.
La Lucha contra la Necesidad Material como Determinante del Conocimiento
En su análisis, Marx resalta la importancia de la lucha contra la "necesidad material", es decir, la satisfacción de las necesidades básicas humanas, como determinante del conocimiento y la concepción del mundo. Esta lucha, que busca alcanzar la "libertad material", tanto en un sentido metafísico como antropológico, impulsa cambios sociales, políticos e ideológicos que se explican por la evolución de la base material de la sociedad.
El Conocimiento como Producto Colectivo e Histórico
En este contexto, Marx aborda el problema del conocimiento como parte de las capacidades productivas humanas y de la realidad misma. Reconoce que el conocimiento es un producto colectivo e histórico, arraigado en la estructura económica y social de una sociedad en un cierto nivel de desarrollo. Este conocimiento se refleja en la superestructura de la sociedad, que engloba formas de conciencia social como ideas morales, espirituales, artísticas, filosóficas y científicas.
La Influencia de la Ideología Dominante en la Formulación de Ideas
No obstante, Marx señala que la formulación de las ideas de una sociedad está influenciada por la ideología dominante, que busca legitimar el dominio de la clase gobernante. Esta ideología, al estar en manos de la clase dominante, oculta las relaciones de poder y perpetúa la alienación de las clases trabajadoras. La alienación ideológica distorsiona la conciencia de las clases dominadas, haciéndolas adoptar la conciencia de las clases dominantes.
Conciencia de Clase y Praxis Revolucionaria
Para Marx, liberarse de la alienación ideológica implica desarrollar una conciencia de clase y llevar a cabo una praxis revolucionaria. Esta conciencia de clase permite cuestionar la realidad tal como se presenta y buscar una comprensión más profunda y auténtica del mundo. Marx subraya la necesidad de una búsqueda dialéctica y transformadora, que vaya más allá de las simples interpretaciones del mundo para llevar a cabo su transformación radical. En este sentido, el materialismo dialéctico de Marx implica una comprensión dinámica y transformadora de la realidad y del conocimiento.
La Política en Aristóteles: El Ser Humano como Animal Político
Aristóteles sostiene que el ser humano es intrínsecamente social, un "animal político" por naturaleza. Argumenta que aquel que no puede participar en la vida social, o es demasiado autosuficiente para necesitarla, es o bien una bestia o un dios (es decir, está por debajo o por encima de lo que se considera humano).
Sociabilidad Humana vs. Sociabilidad Animal
Es importante distinguir la sociabilidad humana de la de los animales. Mientras que los animales son capaces de formar asociaciones (como las abejas), Aristóteles insiste en que la asociación humana tiene un carácter político. Explica que los seres humanos poseen el lenguaje por naturaleza, diferente al de los animales que solo expresan placer y dolor, mientras que el hombre, además de la voz, utiliza la palabra para expresar lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto... Aristóteles establece que poseemos el lenguaje para crear leyes.
La Polis como Condición para una Vida Plena
Según Aristóteles, la ciudad o Estado (polis) precede al individuo, lo que no implica que el individuo deba sacrificarse en relación con el Estado, sino que solo puede llevar una vida plena y desarrollar sus potencialidades si forma parte de una polis bien gobernada. De ahí la primacía de la Política sobre la Ética.
Clasificación de las Formas de Gobierno
Aristóteles clasifica las formas de gobierno utilizando dos criterios: el número de gobernantes y el bien que persiguen al gobernar. El buen gobierno busca el bien común, mientras que el mal gobierno busca el bien particular del gobernante. Aplicando estos criterios, se obtienen tres formas legítimas de gobierno y tres formas degeneradas. La Monarquía es el estado gobernado por un individuo que persigue el bien común, mientras que la tiranía sería la forma degenerada. La aristocracia es el estado gobernado por unos pocos, los mejores, que persiguen el bien común, mientras que la oligarquía es el estado gobernado por unos pocos que no persiguen el bien común. La última forma de gobierno que analiza el discípulo de Platón es la democracia, pero para que funcione correctamente, es necesaria la educación del pueblo. De lo contrario, degenera en demagogia, donde no se beneficia al pueblo, sino a unos pocos.
Ética y Moral en Aristóteles: La Búsqueda de la Felicidad a través de la Virtud
Aristóteles, conocido por su enfoque finalista, abordaba la moral y la ética desde la óptica de la consecución de la felicidad como el propósito último de la vida humana. Según él, la moralidad se fundamentaba en el concepto de eudaimonía, donde la felicidad no se restringía a placeres efímeros, sino que implicaba el desarrollo personal y la excelencia. No obstante, sostenía que el ser humano, a pesar de aspirar a la plenitud de la felicidad, nunca podía alcanzarla debido a sus necesidades físicas y sociales, reservando la
felicidad absoluta únicamente al Primer Motor. Subrayaba la importancia del cultivo de virtudes para alcanzar una vida significativa. Estas virtudes, tanto intelectuales (relacionadas con el entendimiento y la reflexión) como morales (vinculadas a las necesidades humanas y sociales), eran fundamentales para aproximarse a la felicidad. El discípulo de Platón argumentaba que la virtud moral se manifestaba como un hábito adquirido mediante la práctica constante, buscando un punto intermedio entre dos extremos viciosos, adaptándose a circunstancias específicas y no constituyendo un estándar universal. Para Aristóteles, la felicidad se lograba mediante la vida contemplativa y la práctica de virtudes morales que perfeccionaban aspectos racionales y sociales del individuo. Sostenía que la virtud residía en el término medio, relativo a cada persona, y se obtenía mediante la repetición de acciones, convirtiéndose en un hábito que influía en el comportamiento. La prudencia era la principal de las virtudes morales, perfeccionando el juicio práctico y subordinando a otras virtudes como la moderación, la valentía, la justicia y la fortaleza. Asimismo, resaltaba la importancia de la educación moral a través de la moderación para disfrutar de placeres adecuados y evitar los excesos que podrían llevar al individuo a caer preso de sus pasiones.
El estagirita también establecía una estrecha conexión entre la ética y la política, argumentando que la construcción de una sociedad justa y virtuosa era esencial para que los individuos alcanzaran la felicidad. Desde su perspectiva, la ética y la política se entrelazaban en la búsqueda del bien común y la excelencia colectiva.
SER HUM P. Platón, en su visión antropológica, establece una distinción fundamental entre el cuerpo y el alma, adoptando un enfoque dualista. El alma, según su concepción, pertenece al reino de las formas y es eterna, inmutable e inmortal, mientras que el cuerpo es una parte del mundo sensorial, finito, cambiante y mortal. Este dualismo es esencial para entender la naturaleza del ser humano en la filosofía platónica. La justificación de la inmortalidad del alma se fundamenta en un argumento ético presentado por el discípulo de Sócrates. Según este razonamiento, si el alma no fuera inmortal, carecería de sentido castigarla después de la vida, y tampoco habría recompensa para las almas virtuosas. La noción de anamnesis es central en la filosofía de Platón. Según este concepto, cuando el alma entra en el cuerpo, olvida todo su conocimiento previo en el mundo de las formas. A medida que interactúa con el mundo sensorial, el alma recuerda progresivamente todo el conocimiento que ya poseía. De esta manera, la anamnesis explica el proceso de adquisición de conocimiento a lo largo de la vida como un recordar lo que el alma ya sabe. Desde una perspectiva ética, Platón distingue tres partes del alma: la parte apetitiva, que abarca las necesidades básicas; la parte irascible, fuente de pasiones nobles; y la parte racional, en contacto con la vida intelectual y el mundo de las formas. Para lograr la purificación, el alma racional debe ejercer control sobre las otras dos partes. Solo las almas purificadas pueden regresar al mundo de las formas después de la muerte del cuerpo. El mito del carro alado en el diálogo "Fedón" ilustra este proceso, destacando la lucha del alma racional (auriga) por mantener el equilibrio entre el valor (caballo blanco) y la pasión (caballo negro) y alcanzar la virtud, específicamente la sabiduría. Platón extiende esta analogía al ámbito social, proponiendo que la sociedad debe organizarse de manera similar al alma. Los trabajadores, guerreros y gobernantes se distribuirán en ciudades que reflejan las partes del alma que han desarrollado más: sabiduría, valor y templanza. Este ideal de organización social busca la creación de un Estado justo donde cada individuo cumple su función según la parte del alma que ha cultivado, contribuyendo así al bienestar colectivo.
REAL/CONOC P. Platón, en su filosofía, establece una distinción crucial entre el mundo de la percepción y el mundo de la inteligencia. El primero, perceptible a través de los sentidos, es diverso y cambiante, mientras que el segundo, accesible mediante la capacidad racional, está compuesto por las formas, que son eternas y no están sujetas al tiempo. La conexión entre ambos se establece mediante la "reflexión" o "participación", donde los elementos en el mundo sensible participan de las formas que constituyen la verdadera realidad y perfección. La concepción del universo según Platón involucra al Demiurgo, una divinidad creadora que utiliza las formas como arquetipo para dar origen al mundo. El filósofo ateniense sostiene con su teoría de la reminiscencia que el alma humana estuvo en algún momento en ese mundo inteligible, por lo que es capaz de reconocer (volver a conocer) las formas vistas allí previamente mediante el ejercicio de la razón; por eso, para Platón, “conocer es recordar”. Además, afirma que el proceso de conocimiento comienza cuando el individuo aparta la atención del mundo sensible y se dirige hacia el mundo de las formas. El dilema, que Platón representa en su alegoría de la caverna, es que, al vivir en el mundo sensible, a menudo confundimos lo que es real con lo que es simplemente apariencia (consideramos real la sombra de la Forma, que percibimos con los sentidos, en lugar de la Forma original, alcanzada mediante la razón). Además, argumenta que es crucial liberarse de esa falsedad y ascender hacia la luz del sol, lo cual se logra mediante la dialéctica, revelando la verdad más allá de las apariencias. En el marco del dualismo antropológico de Platón, el cuerpo está limitado a la opinión (doxa) en el mundo sensible, que comprende la "imaginación" (eikasia) y la "fe" (pistis). En contraste, el alma, con su parte racional, puede acceder al conocimiento (episteme), que incluye el "pensamiento" (dianoia) y la "comprensión intuitiva" (noesis).