Boom hispanoamericano

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El boom fue una notable conjunción de grandes novelas a mediados de la década de los 60 y una revaloración de otras que ya habían sido leídas en distinto contexto, junto con un redescubrimiento y surgimiento de nuevos autores que provocó el surgimiento de una nueva y más amplia capa de lectores junto con  un auge editorial.

En la primera mitad del siglo XX  en la narrativa hispanoamericana coexisten dos corrientes narrativas.

Una realista, que domina durante todo el periodo y se dio con retraso en comparación con Europa, y dentro de la cual podemos distinguir: una novela de tema político-social que protesta ante las desigualdades (Los de abajo de Mariano Azuleta cuyo tema es la revolución mexicana); y una novela de tierra que trata la salvaje naturaleza americana, a la que el hombre intenta dominar (Doña Bárbara de Rómulo Gallegos). Y otra artística, que evoluciona hacia la experimentación propia de los vanguardismos. Uno de los factores que motivaron este proceso fue el exilio de algunos intelectuales españoles, por lo que muchos escritores y editoriales se instalaron en los países hispanoamericanos. Esta situación hizo que los autores recogieran los nuevos aires europeos surrealistas y los adaptaran a la realidad hispanoamericana. Debido a esto, nació el Realismo mágico que se crea porque para los escritores el realismo puro es incapaz de recoger la asombrosa realidad del mundo por lo que lo mezclan con fantasía, sin producir sorpresa alguna ya que se percibe de forma natural.

La calidad y cantidad de las obras que aparecieron en esos años hicieron que se clasificara de auténtico boom. Esta literatura presenta algunas características como la desintegración de las formas tradicionales de la novela (el lector deja de ser el pasivo de antes), innovaciones formales en el estilo y técnicas narrativas aportadas por los grandes novelistas europeos y norteamericanos (Kafka, Joyce), predominan los temas existenciales, se da una simultaneidad del lenguaje con el que podrá reflejar las distintas clases sociales, diversidad de lugares,  y por último la novela se concibe como ficción total, debido al realismo mágico (ej: Cien años de soledad).

La mayoría de estos narradores hispanoamericanos se establecieron en Europa, en especial en España, donde escribieron y publicaron buena parte de sus obras. Esto coincidió con el estancamiento de la novela española, por el agotamiento del realismo social



En la primera generación de escritores nos encontramos con Jorge Luis Borges, que destaca por sus cuentos que abordan temas filosóficos de gran complejidad en gran síntesis, y cuyo tema principal es el tiempo circular. Un ejemplo de ellos son Historia universal de la infamia, Ficciones y El Aleph.

Situados ya en el boom de los sesenta nos encontramos a Gabriel García Márquez. Escritor colombiano referente de este movimiento, que llega a la literatura a través del periodismo y desde sus primeras obras (La hojarasca,  El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora) va perfeccionando poco a poco un universo narrativo propio y autónomo centrado en su imaginaria y mítica ciudad de Macondo, que simboliza  tanto Colombia, como Hispanoamérica o la humanidad. Pero ninguna de sus obras alcanzó tanto éxito como Cien años de soledad (1967), que es la novela emblemática del boom de la narrativa americana que se basa en la historia mítica de Macondo mientras que le van sucediendo catástrofes. Crónicas de una muerte anunciada, El amor y otros demonios, y El amor en tiempos del cólera son otras novelas importantes en las que mantiene un alto nivel de calidad literaria aunque con una presencia muy tenue del realismo mágico.

Además de García Márquez debemos citar otros narradores como Julio Cortázar que con su novela Rayuela y su producción de cuentos aporta mucha originalidad; Juan Rulfo con su novela Pedro Páramo; y Mario Vargas Llosa, representante ideal del espíritu literario del boom, pues nació literariamente con él y ayudó a definirlo e identificarlo con una nueva generación de escritores. Entre sus obras se encuentran:  La ciudad y los perros, La casa verde, Conversación en la Catedral, y El sueño del celta.  Otros autores del boom fueron J. Carlos Onetti, Ernesto Sábato (El túnel), Carlos Fuentes (la región más transparente) y José Donoso.

En los años setenta, el “posboom” se iniciara una nueva etapa narrativa, cuyo punto de partida es Soñé que la nieve ardía de Skármeta volviendo a una novela comprometida. Las novelas de esta etapa tiene las siguientes características: vuelta al compromiso social, estilo, espontaneidad, optimismo y vitalidad frente al pesimismo de los autores del Boom, reflejo de los ambientes reales y situaciones concretas.

Por último hay que destacar una serie de obras escritas por mujeres como son: La casa de los espíritus (Isabel Allende) o Como agua para chocolate (Laura Esquivel) que han irrumpido con fuerza en el panorama literario internacional

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