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Gato negro  Es un hombre de gran corazón, que quiere mucho a los animales y por eso tiene una gran variedad en su casa, tiene pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.
Éste último era bastante grande, muy hermoso y negro completamente, también era su preferido.
Se llamaba Plutón.
El carácter del hombre, cada vez era peor respecto su mujer y respecto al gato, hasta llegar a hacerles daño.
Pero, como los quería, no llegó a maltratarlos como hacía con los otros animales.
Un día llegó a casa totalmente ebrio de ginebra, entró y al ver al gato…relato exactamente con sus palabras:
-…Al punto se apoderó de mí una furia demoniaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y deliberadamente, le hice saltar un ojo…-
El pobre animal s fue corriendo y el terror le hacía esconderse cada vez que le veía y él cada vez tenia más remordimientos, y para librarse de ellos, lo ahorca en la rama de un árbol de su patio.
Para sacarse los cada vez más números remordimientos buscaba excusas, para sentirse mejor.   Esa misma noche s le quemó toda la casa, y se derrumbaron todas las paredes menos una, que aparecía un bajorrelieve, era la silueta de un gigantesco gato. Intentó buscar una explicación lógica y fácil. Lo consiguió pero el remordimiento le llevó a buscar otro gato igual para ocupar el lugar, lo encontró encima de un tonel de ginebra, igual a simple vista. Le siguió hasta su casa y su mujer, le aceptó. Pasados unos días, vieron que el gato era tuerto y que la mancha blanca del pecho, no era una figura abstracta, cuanto más se la miraba más se parecía a un patíbulo. Desde el primer día el gato le quería mucho, le seguía a todas partes y eso en lugar de gustarle, le hacía coger más antipatía, se lo quería sacar de encima, pero el miedo le impedía hacerle daño. No podía dormir por la insoportable angustia. Cierto día se decidió a vencer su miedo, cogió un hacha y al intentar golpear al gato su mujer le paro el brazo, pero él, sufría una rabia endemoniada, tenía que desahogarse y hundió el hacha en la cabeza de su mujer. Sin saber como librarse del cadáver, barajó muchas posibilidades, pero la mejor fue emparedarla en el sótano. Lo hizo y no se notaba.
La policía fue a su casa, él totalmente impasible, le enseñó toda la casa, sin temor, porque sabía que había hecho una buena labor. Se fueron sin sospechar. Pero al cabo de tres días, volvieron, él como siempre inalterable, buscaron más intensivamente, sin dejarse ni un solo rincón y cuando y se iban, él, para aparentar más tranquilidad dijo unas palabras, y se oyó un aullido terrible, que hizo sospechar a los policías, bajaron y derribaron la pared y encontraron allí, a la mujer y al primer gato muertos y el segundo vivo que era el autor del aullido.

La verdad sobre el caso del señor Valedemar. El protagonista es un hipnotizador, y se le ocurrió que nunca había imnotizado a alguien in articulo mortis y quería investigar:
1.-si sería susceptible a las influencias del hipnotismo.
2.-si aumentaría o diminuiría la dicha susceptibilidad.
3.-Hasta que punto o por cuánto tiempo, el proceso hipnótico sería capaz de detener la muerte.        Entonces se acordó de su amigo Ernest Valdemar, que ya se había sometido a experimentos de hipnotismo con él, pero su voluntad nunca quedaba bajo total dominio del hipnotizador. Hacía poco que habíandiagnosticado tuberculosis, y él, le fue a visitarle, para ver si quería someterse a su experimento. Le dijo que le enviara una carta cuando sólo le faltasen veinticuatro horas para fallecer.
Después de siete meses recibió una nota y se fue hacía la casa de Valdemar.
El estado de Valdemar había empeorado mucho en poco tiempo, y los médicos le explicaron por todas las fases que habían pasado. Le dijeron que moriría el domingo a medianoche. Hoy era sábado a las siete. Llevaron a cabo el experimento: el hipnotizador, dos enfermeros y un médico joven que se ofreció a tomar nota de todo lo que ocurriera.
A las ocho empezó a efectuar el experimento, no logró señales hasta después de las diez, cuando llegaron los médicos. Casi no se percibía pulso, ni aliento y las extremidades estaban heladas. A la doce estaba totalmente bajo la hipnosis, se quedaron a pasar la noche los doctores, los enfermeros y el hipnotizador. A las tres consiguió hacerle mover los brazos hacia donde él quería (nunca lo había logrado antes con él). Y empezó a hacerle preguntas, tardaba en contestar pero respondía y le decía que dormía que le dejara morir así, no sufría pero sabía que se moría.
Seguía haciendo la misma pregunta y él seguía respondiendo, cada vez tardaba más, pero contestaba.
Al cabo de unas horas le formuló otra vez la pregunta y asombrantemente contestó:
Si…no…estuve durmiendo…y ahora…ahora…estoy muerto.
No había ninguna señal de vida, ni latido, ni aliento. Siguió así durante siete meses, sin progresos ni retrocesos, hasta que decidieron despertarlo porque no conseguían nada así, lo intentó, pero no hacía señales, le preguntaron y dijo- ¡rápido despiérteme estoy muerto!-
Redacto literalmente:
<<¡Muerto!¡Muerto!>>que literalmente explotaban des de la lengua y no desde los labios del sufriente, bruscamente todo su cuerpo, en el espacio de un minuto, o aún menos, se encogió, se deshizo…se pudrió entre mis manos…no quedó más que una masa casi líquida de repugnante, de abominable putrefacción.


El retrato oval El protagonista y Pedro ( su criado), encontraron un castillo y decidieron pasar la noche ahí, porque estaba gravemente herido
Al irse a dormir pidió que bajaran las persianas y que abrieran una cuantas bujías para poder leer.
Se pasó horas leyendo y a causa de eso la postura le resultaba incomoda y la luz no le ilumina bien, decidió cambiarla, y al hacerlo, encontró un retrato pintado en un nicho, era una mujer muy joven y el retrato tenía una belleza y una realidad increíble, que le hizo asustarse. Buscó en un libro que tenía la historia de aquel retrato oval.
Leyó, y encontró que un pintor estaba enamorado d una chica virgen y se casó con ella. Ella decía que solo le tenía envidia a las brochas y a la paleta, porque era lo único que le quitaba tiempo a su amado.
Y el pintor le dijo que la quería retratar, a ella la idea la horrorizó, pero como le quería y era muy obediente, pasó durante días y semanas sentada para que la pintase y así complacerle. La gente admiraba y se asombraba del gran parecido y la vida que tenía el retrato. Cuando sóloo faltaban unas pocas pinceladas, la dama empezó a oscilar vacilante, y cuando acabó dijo:
<<¡Ciertamente, ésta es la vida misma!>>
Y al mirar a su amada estaba muerta.

La máscara de la Muerte Roja. La Muerte Roja era la más brutal de las pestes, media hora después de la infección, se producía la muerte.
Para salvarse el Príncipe Próspero, decidió encerrarse con mil amigos, damas y caballeros, en una de sus abadías fortificadas con el fin de no contaminarse.
Esta fortaleza era muy especial, disponía de siete salas, ninguna de ella alineada con la otra, y todas decoradas de colores distintos. La primera era totalmente azul, la segunda de tonos púrpuras, la tercera verde, la cuarta naranja, la quinta en blanco, la sexta en violeta y la séptima era la más especial de todas porque estaba totalmente cubierta de terciopelo negro, pero los cristales eran de color escarlata. En ningún aposento había ni bujías, ni lámparas, pero la iluminación se debe unos trípodes que contenían braseros y eso producía que la luz traspasase los cristales y diera color a la luz que daba. Y eso le daba más ambiente terrorífico a la séptima habitación. También en ésta había un precioso reloj de ébano, que producía un sonido sordo, pesado y monótono, pero musical.
Cuando esto ocurría la orquesta dejaba de tocar, para poder oír el espectacular sonido y las parejas danzantes paraban de bailar.
El Príncipe organizó una fiesta de máscaras y todo transcurrió con total normalidad hasta, que al sonido de la medianoche, las doce campanadas del reloj, todos se callaron, pararon y meditaron, entonces al acabar, todos se fijaron en un hombre enmascarado y que iba envuelto de cabeza a los pies en una mortaja y empapado de sangre, la gente se apartaba, no gustaba, el príncipe se enteró y le dijo que se acercara, pero el miedo, le invadió y iba alejándose a través de las salas a medida que de acercaba a él.
El príncipe, se armó de coraje y sacó un puñal, y se oyó un grito fuerte y el príncipe cayó muerto.
Se sacó la mascara y en ella no contenía nada tangible, entonces reconocieron que era la presencia de la Muerte Roja y cada uno de los invitados fuero cayendo uno a uno y las salas quedaron empapadas de sangre.
La Muerte Roja lo dominó todo.


El misterio de Marie Rogêt.

Es la continuación del anterior cuento <<Los crímenes de la calle Morgue>>.
Cuenta el asesinato de una joven muy bella, popular y famosa. Una muerte misteriosa.
En este cuento Allan Poe se dedica a recoger retales de los principales periódicos neoyorquinos, pero para poder hablar con sinceridad y sin temor, la sitúa en París; también lo hace para crear el clima de misterio que rodea la antigua ciudad.
Va explicando, todos los retales, y también nos muestra su opinión respecto a ellos. Se trata de la joven Marie Roget que una mañana sale de casa diciéndole a su madre que va a casa de su tía y que no volverá hasta el anochecer, y que la irá a recoger el chofer. No volvió, no fue a ver a su tía, pero nadie se alarmo porque cinco meses antes también se había escapado, pero al cuarto día, se encontró su cadáver flotando en el río. Empezó una minuciosa investigación con recompensa, para encontrar al culpable o culpables.
Dos semanas más tarde unos niños encontraron el escenario del crimen, dónde se podía apreciar; el suelo pisoteado, trozos de tela en los arbustos próximos, una sombrilla y un pañuelo bordado con el nombre de Marie Rogêt, todos estos con una capa de musgo por encima.
Por las características del bosque podemos deducir que esos objetos no llevaban más de dos días y también porque en eses lugar jugaban siempre esos niños que lo encontraron, pero el asesinato había ocurrido dos semanas antes.
También un fenómeno curioso es que un cuerpo ahogado, tarda unas dos semanas en salir a flote, y este solo tardó dos días después de su desaparición.
Todo apuntaba a una pandilla de malhechores, que habían violado y matado a una chica joven Mary Cecilia Rogers, poco tiempo antes, pero Allan Poe, no creía en esa teoría.
Él mismo descubre que el asesinato lo llevó a cabo un enamorado de la víctima, que era marinero.
La mata, la tira al río desde una barca, y después intenta simular que han sido la pandilla de chicos.

EL ESCARABAJO DE ORO cuenta el hallazgo de un tesoro,
El narrador relata un suceso de la amistad que entabló con William Legrand (un hombre solitario), Legrand vivía en la isla con un sirviente llamado Júpiter. En una de sus visitas a su amigo Legrand, el melancólico hombre le comentó que había encontrado un escarabajo que parecía de oro, Legrand dibujó el escarabajo en un pergamino <http://es.shvoong.com/tags/pergamino/> y lo entregó a su amigo para que lo observara, pero su allegado solo atinó a decir que el dibujo parecía una calavera <http://es.shvoong.com/tags/calavera/>, Legrand malhumorado tomó el pergamino y lo examinó; finalmente guardó el pergamino en un cajón; su amigo al percatarse del estado de animo de Legrand decidió marcharse.
Después el amigo recibió la visita de Júpiter, él le comentó que su amo Legrand estaba enfermo porque se comportaba de una forma extraña, además expresó que parecía obsesionado con el escarabajo de oro y que tal vez su comportamiento se relacionaba con la picadura de ese animal. Legrand envió con Júpiter una nota a su amigo, en donde le comentaba que no se sentía bien y que por favor fuera pronto a verlo.
Cuando regresaron a la cabaña de Legrand su amigo constató el alterado estado mental de aquel solitario, en seguida Legrand le mostró el escarabajo y le propuso que lo acompañara a una expedición que haría con Júpiter, a él le pareció absurda la idea pero lo acompaño. Después de dos horas de recorrido llegaron al lugar en el que deseaba estar Legrand (durante la caminata Legrand no ofreció explicación alguna, actitud que preocupaba cada vez mas a su amigo) en aquel sitio pidió a Júpiter que trepara en un árbol llevando con él al escarabajo, Júpiter subió y encontró una calavera, Legrand le indicó que por el ojo izquierdo de la calavera dejara caer el escarabajo (Júpiter realizó lo ordenado) y excavaron ¡Por fin después de un rato encontraron unos esqueletos y un baúl que contenía un tesoro! .
Legrand le recordó que la noche en que él dibujó el escarabajo de oro en el pergamino y se lo enseñó, su amigo afirmó que parecía una calavera, Legrand observó de nuevo el pergamino y se percató de que la figura que su amigo miraba, era efectivamente un calavera, pero que él no la había dibujado… le cuenta que observó con detenimiento el pergamino, recordó que lo encontró en la playa cerca del escarabajo y lo utilizó para envolver al animal; analizó que en la época de los piratas utilizaban pergaminos y el símbolo empleado por éstos era una calavera; por esta razón concluyó que el pergamino podía ser una guía para encontrar un tesoro escondido. También recordó que la imagen de la calavera apareció cuando su amigo acercó el pergamino al calor del fuego producido por la chimenea y se le ocurrió que si lo acercaba de nuevo al calor tal vez aparecerían más datos para aclarar el enigma; efectivamente así sucedió.
El pergamino reveló mas información que analizó y descifró en poco tiempo. Para Legrand la explicación de los cadáveres el la fosa indica que el pirata (Kid) dueño del tesoro, asesinó a sus cómplices para proteger el secreto de la ubicación del botín. Finalmente Legrand le confiesa a su amigo que la idea de dejar caer a través del ojo de la calavera el escarabajo, era una forma de castigarlo por pensar que él estaba loco.

El barril amontillado. El barril de  Cuando llegó el insulto, juré vengarme. No solamente tenía que castigar,
sino castigar impunemente. Una injuria queda sin reparar cuando su justo castigo perjudica al vengador. Es preciso entender bien que ni de palabra, ni de obra, di a Fortunato motivo para que sospechara de mi buena voluntad hacia él. Fortunato tenía un punto débil, aunque, en otros aspectos, era un hombre digno de toda consideración, y aun de ser temido. Se enorgullecía siempre de ser un entendido en vinos. En pintura y piedras preciosas, Fortunato, como todos sus compatriotas, era un verdadero charlatán; pero en cuanto a vinos añejos, era sincero. Me acogió con excesiva cordialidad, porque había bebido mucho. Una tarde, casi al anochecer, en plena locura del Carnaval, encontré a mi amigo. Me acogió con excesiva cordialidad, porque había bebido mucho. El buen hombre estaba disfrazado de payaso. Llevaba un traje muy ceñido, un vestido con listas de colores, y coronaba su cabeza con un sombrerillo cónico adornado con cascabeles. . -Querido Fortunato -le dije en tono jovial-, éste es un encuentro afortunado. He recibido un barril de algo que llaman y tengo mis dudas. Después de un  y sin darle tiempo a que mi víctima pudiera pensar demasiado, proseguí: -Preveo que tiene usted algún compromiso-arriesgué a decir---. Luchesi...podría ayudarme con el barril........Además, amigo mío............las bodegas son terriblemente húmedas; están materialmente cubiertas de salitre. No importa el frío. ¡Amontillado! Le han engañado a usted, y Luchesi no sabe distinguir el jerez del amontillado. Diciendo esto, Fortunato me tomó ió del brazo. Los criados no estaban en la casa. Bajé delante de él una larga y tortuosa escalera, recomendándole que adoptara precauciones al seguirme. El andar de mi amigo era vacilante, y los cascabeles de su gorro cónico resonaban a cada una de sus zancadas. ¿Está más allá -le contesté-. Pero observe usted esos blancos festones que brillan en las paredes de la cueva. Salitre -le contesté-. ¿Hace mucho tiempo que tiene usted esa tos? ¡Ejem! ¡Ejem! ¡Ejem! ¡Ejem! ¡Ejem! ¡Ejem! ¡Ejem! ¡Ejem!...! A mi pobre amigo le fue imposible contestar hasta pasados unos minutos. -Volvámonos. Su salud es preciosa, amigo mío. Es usted rico, respetado, admirado, querido. Volvámonos. Esta tos carece de importancia. Verdad, verdad -le contesté-. Beba -le dije, ofreciéndole el vino. Los cascabeles sonaron -Esas cuevas -me dijo- son muy vastas. -Los Montresors -le contesté- era una grande y numerosa familia. -Un gran pie de oro en campo de azur. El pie aplasta a una serpiente rampante, cuyos dientes se clavan en el talón. -¡Muy bien! -dijo. Brillaba el vino en sus ojos y retiñían los cascabeles. También se caldeó mi fantasía a causa del medoc. Por entre las murallas formadas por montones de esqueletos, mezclados con barriles y toneles, llegamos a los más profundos recintos de las catacumbas. Ahora estamos bajo el lecho del río. Las gotas de humedad se filtran por entre los huesos. Esa tos...Rompí un frasco de vino de De Grave y se lo ofrecí. Sus ojos llamearon con ardiente fuego. El repitió el movimiento, un movimiento grotesco. -¿No -le contesté. -Usted? ¡Imposible! ¿Un masón? -Un masón -repliqué. -Usted bromea -dijo, retrocediéndo unos pasos-. Apoyóse pesadamente en él y seguimos nuestro camino en busca del amontillado. Pasamos por debajo de una serie de bajísimas bóvedas, bajamos, avanzamos luego, descendimos después y llegamos a una profunda cripta, donde la impureza del aire hacía enrojecer más que brillar nuestras antorchas. Del cuarto habían sido retirados los huesos y yacían esparcidos por el suelo, formando en un rincón un montón de cierta altura. En vano, Fortunato, levantando su antorcha casi consumida, trataba de penetrar la profundidad de aquel recinto. La débil luz nos impedía distinguir el fondo -Ahí está el amontillado. Si aquí estuviera Luchesi.. Es un ignorante -interrumpió mi amigo, avanzando con inseguro paso y seguido inmediatamente por mí. En un momento llegó al fondo del nicho, y, al hallar interrumpido su paso por la roca, se detuvo atónito y perplejo. Estaba demasiado aturdido para ofrecerme resistencia. Saqué la llave y retrocedí, saliendo del recinto. -Cierto -repliqué-, el amontillado. No era ya el grito de un hombre embriagado. . Durante un momento vacilé y me estremecí. Saqué mi espada y empecé a tirar estocadas por el interior del nicho. Pero un momento de reflexión bastó para tranquilizarme. Puse la mano sobre la maciza pared de piedra y respiré satisfecho. Volví a acercarme a la pared, y contesté entonces a los gritos de quien clamaba. Ya era medianoche, y llegaba a su término mi trabajo. Había dado fin a las octava, novena y décima hiladas. Se emitía con una voz tan triste, que con dificultad la identifiqué con la del noble Fortunato. Je, je, je! Sí, el amontillado. Por el amor de Dios, Montresor! -Sí -dije-; por el amor de Dios. Me impacienté y llamé en alta voz: Fortunato! No hubo respuesta, y volví a llamar-¡Fortunato! Tampoco me contestaron. Introduje una antorcha por el orificio que quedaba y la dejé caer en el interior. Me contestó sólo un cascabeleo. Sentía una presión en el corazón, sin duda causada por la humedad de las catacumbas. Me apresuré a terminar mi trabajo. . Volví a levantar la antigua muralla de huesos contra la nueva pared. . In pace requiescat!
Donanfer

MANUSCRITO HALLADO EN UNA BOTELLA Este es el relato de un marino occidental, que embarca en un navío mercante indio, como le era acostumbrado debido a su ocupación. He aquí que tras abandonar la infinita calma que reinaba en la costa, una terrible tormenta les aborda y el barco está a punto de irse a pique. Tan sólo nuestro protagonista (el cual no nos especifica su origen ni demasiados datos acerca de él) y un sueco compañero suyo, sobreviven a la tempestad, que deja la embarcación arruinada y a punto de zozobrar en cualquier momento. Ambos resisten en el furioso oleaje durante al menos cinco días, aprovisionándose, eso sí, con dificultad, de alimentos sobrantes que quedaban aún allí. Según nos cuenta, avanzaron muy rápidamente hacia el sur, hasta llegar a Australia. Hasta que al sexto día, un gigantesco y misterioso buque llega a su encuentro. El sueco no consiguió subir a él, pero el marino sí logró incluso esconderse entre los instrumentos de navegación de aquella enigmática nave.  Empezó a percatarse de que nadie en el barco advertía su presencia, ni pasando por delante de los marineros, que iban de un lado a otro como mudos espectros. Dos cosas le extrañaban pues; una que el navío tuviera esas enormes dimensiones, desmesuradas tanto para funciones bélicas, funciones mercantiles o cualquier otro cometido. Segundo, que ni el capitán se dio cuenta de que llevaban a un polizón, y que todos los tripulantes aparentaban estar ya en edad muy avanzada.Siguieron con rumbo sur, hasta llegar a los bordes del Antártico. Y allí deja el autor del manuscrito de escribir, pues se terminó dando cuenta, quizás demasiado tarde, de que se encontraba en un buque fantasma, que tenía como destino final, el fondo del océano.

El pozo y el péndulo Este cuento relata la condena a muerte de un hombre , anónimo, luego de ser juzgado ,acusado de herejía por los representantes de la Inquisición ,Todo esto ocurre en Toledo España..Comienza cuando es pronunciada la sentencia ,por los jueces integrantes del tribunal inquisidor.El protagonista comienza a visualizar imágenes fantasmales en las figuras de sus verdugos su mente desvaría, imagina cosas relacionadas con los jueces, hasta perder lapsos de conciencia y cae en un estado mental ,en el cual no es capaz de reconocer la realidad de la imaginación.En ese estado siente que es trasladado y percibe que va descendiendo inevitablemente por un abismo.Luego recupera la lucidez y ve que se encuentra en un lugar oscuro ,donde no distingue nada y se percata que esta en una mazmorra.y pierde la conciencia nuevamente.Cuando despierta ve que le habían dejado agua y comida ,pero al beber el agua vuelve a caer en un estado de sopor, esto se repite y descubre que le han estado drogando con el agua .Trata de caminar por su celda y por poco cae en un profundo pozo en medio de ella .Al despertar de otro episodio de inconciencia ,se encuentra fuertemente atado a una baja cama de madera .Duerme durante largo tiempo y al despertar se horroriza al ver ,colgado del techo un inmenso péndulo que tiene en la punta una gran barra afilada ,y que se empieza a mover .Intuye la forma en que esta siendo torturado y empieza a enloquecer al saber que el péndulo se mueve cada vez con mas rapidez ,al tiempo que va bajando ,sabiendo que el filo llegara a cortar su cuerpo muy lentamente.Se le ocurre entonces una idea para escapar ,al ver que del pozo salen cientos de grandes ratas que se han comido su alimento ,con la mano izquierda ,que esta un poco libre se engrasa las ataduras con los restos del plato y deja que las ratas se suban sobre el y al olor de la comida ,empiezan a comer y así logra que estas rompan la tela con que esta atado .Pero descubre que esa no era la única tortura pues ve que las laminas de metal que forman la celda se calientan ,y ve que se va estrechando el recinto ,a tal punto que el calor y lo reducido de su celda es tal que lo tiene al borde del pozo y pierde toda esperanza de salvar Ocurre entonces que oye movimientos de gente en el exterior y que gente se viene acercando y se abre la celda apareciendo un soldado francés ,parte de las tropas de Napoleón que han conquistado la ciudad poniendo termino a la acción de la inquisición

El corazón delatadoren sisntesis es de un hombre q se no cree que sea loco (pero en realidad lo esta aunq durante todo el tiempo de la lectura hace gala de su ilustre pensamiento) y resulta matando a un anciano por que ségun el, el corazon del viejo lo incomodaba ya que podia escucharlo, asi que resulto matandolo de noche y con un susto, luego le quieto el corazon y lo enterro en el suelo de la habitación, cuando llegaron los detectives a investigar, el hombre sintio que el corazon en el piso de la habitacion empezaba a palpitar y cada vez mas fuerte por ello empezo a comportarse raro pensando que los detectives se darian cuenta del palpitar del corazon de su victima. Asi que al final elmismo grita sobre el corazon que esta debajo de sus pies y se delata, obtiene su castigo y en realidad lo que el escuchaba en la habitacion era su propio corazon que palpitaba con mas fuerza por los nervios de ser descubierto.

Berenice  Egaeus, se prepara para casarse con su prima, Berenice. El sufre extraños ataques de ensimismamiento durante los cuales parece aislarse por completo del mundo exterior. Berenice empieza a deteriorarse debido a una enfermedad desconocida, hasta que la única parte de su cuerpo que parece permanecer viva son sus bonitos dientes, con los cuales Egaeus empieza a obsesionarse. Berenice muere finalmente y él entra en uno de sus trances. Un criado lo interrumpe informándole de que la tumba de Berenice ha sido profanada. Egaeus se descubre cubierto de sangre, y a su lado, diversas herramientas de dentista y una cajita conteniendo 32 dientes . Por otra parte, todo hace pensar que Berenice fue enterrada viva. El protagonista es Egaeus. Creció entre libros y desarrolló una extraordinaria imaginación. Creció junto a su prima Berenice. Egaeus era introvertido y enfermizo, Berenice era extrovertida y vivaz. Él confinaba su vida al estudio, ella desbordaba de vida corriendo por el campo. Berenice era bellísima. No obstante, le vino una grave enfermedad que le transmutó su carácter y, en cierta forma, también su físico. Padecía una epilepsia que solía terminar en catalepsia. También se agravaba lo enfermizo en Egaeus, que se manifestaba en una incontrolable atención hacia los detalles más arbitrarios. Dice Egaeus que en esa extraña situación en que se encontraban ambos, él la amó, no sentimentalmente sino de forma psíquica. Entonces él le pidió la mano y ella se la dio. No se habían casado aún cuando Egaeus se fijó en los dientes de ella. Pero ella murió y la enterraron. En un determinado momento Egaeus se despertó en la biblioteca y oyó unos gritos. Entonces un criado le contó que habían profanado la tumba de Berenice y que se encontraba el cadáver fuera, desfigurado. Señaló las ropas de Egaeus, él comprobó que estaban manchadas de barro, una pala estaba colgada de la pared y había una cajita a su lado. Egaeus la abrió, contenía... los dientes de Berenice

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