Liberalismo

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3. La articulació n del liberalismo españ ol
3.1 Partidos polí ticos. Moderados y progresistas
Políticamente el Estado estaba dividido en dos grandes partidos, quienes eran los instrumentos para proveer de representantes a los órganos representativos (Parlamento, Ayuntamientos, Diputaciones). Los dos partidos de la época fueron los moderados y los progresistas, que representaban las dos grandes corrientes del liberalismo y eran la expresión de la defensa de un sistema monárquico constitucional. Los moderados eran un grupo heterogéneo formado por terratenientes, comerciantes e intelectuales, defensores de la propiedad y del orden, defendiendo el sufragio censitario (que mantuviese alegado a la población popular) además del principio de soberanía y la limitación de derechos. En cuanto a los progresistas, predominaban en ellos la media y pequeña burguesía cuyo principio rea el espíritu de reforma. Defendían el principio de soberanía nacional sin límites y el predominio de las Cortes en el sistema político, rechazando el poder moderador de la Corona y sin aceptar su intervención directa en el panorama político nacional. Una escisión de este grupo originaría en 1849 el Partido Demócrata (siendo la primera expresión política del pensamiento democrático en España), quienes defendían el sufragio universal, la asistencia social, la ampliación de libertades públicas Más tarde, en el 1854, surgiría la Unión Liberal, un nuevo partido nacido a partir del moderado y que acogería a los personajes más conservadores del progresismo.


3.2 El peso del ejército
Durante el reinado de Isabel II el ejército contó con un gran peso, sobretodo porque las guerras carlistas hicieron que se convirtiera en la única garantía de la pervivencia en el trono de la reina, que se refleja con la presencia en la vida política de altos mandatarios militares. El ejército nunca arrebataría el poder al elemento civil, sino que actuaba como brazo ejecutor de la conspiración política.
3.3 Juntas y Milicia
El papel de Corona, el recurso al ejército y la enorme restricción del derecho a voto, marginaron a la inmensa mayoría de la ciudadanía de la vida política parlamentaria. Esto provocó la aparición de las Juntas y la Milicia.
Las Juntas surgen en momentos de crisis, en los que la acción del poder constituido, no responde a las expectativas del movimiento burgués y popular. Se constituyen de forma espontánea mediante procesos electorales variados y dicen ser representantes de la voluntad popular. Aparecen por todo el territorio nacional y en muchas ocasiones son un elemento esencial de los cambios de gobierno, como por ejemplo en 1842 al derrocar a Espartero o en 1854 y 1866-1868, al acabar con los gobiernos moderados de Isabel II.
La Milicia surgió también en 1808 y las Cortes de Cádiz la transformaron en una fuerza nacional, una alternativa al ejército regular. En la Milicia todos sus miembros eran iguales, jefes y oficiales eran electivos, y la autoridad máxima dependía del alcalde del ayuntamiento correspondiente. La Milicia estaba detrás de los levantamientos liberales contra el absolutismo a partir de 1835 fue la fuerza utilizada por los progresistas para movilizar a los sectores populares y forzar a la Corona a llamarlos al poder.

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