La crisis del Antiguo Régimen

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La crisis del Antiguo Régimen.

1. El Antiguo Régimen.

Se llama Antiguo Régimen a la estructura social, económica y política imperante en Europa antes de la Revolución Francesa. Sus rasgos más característicos son: una monarquía absoluta, una sociedad dividida en estamentos y un sistema económico agrario, en el que la posesión de la tierra es mayoritariamente de tipo feudal y la producción manufacturera está en manos de los gremios. Se produjeron transformaciones en el Antiguo Régimen que prepararon las llamadas revoluciones burguesas y una radical transformación del sistema económico, que evolucionó hacia un sistema liberal y cada vez más industrial.

1.1. La economía en el Antiguo Régimen.

A finales del siglo XVII había en Europa un mosaico de sociedades muy diversas. Un rasgo común a todas ellas era que casi el total de la población se dedicaba a trabajar la tierra, que pertenecía generalmente a la aristocracia y al clero. Las familias campesinas que se dedicaban a trabajar la tierra que pertenecía generalmente a la aristocracia y al clero, representaban entre un 80% y un 90% de la población.

En la Europa Oriental, el campesinado estaba sometido a un régimen de servidumbre directa. En la Europa Occidental y Mediterránea, la situación legal del campesinado era mejor, pero buena parte de su producción quedaba en manos de los propietarios de la tierra. Los campesinos pagaban numerosos tributos a la Iglesia, como el diezmo, que solía ser una décima parte de la cosecha. Debían entregar rentas y servicios al señor feudal, y una gran variedad de impuestos a las ciudades.

1.2. La sociedad estamental.

La exención de impuestos no era el único privilegio de que gozaban el clero y la nobleza. Disponían de sistemas judiciales propios y no podían ser torturados en los interrogatorios, práctica habitual y, legal con el resto de la población. Tenían el monopolio de los altos cargos, y poseían numerosos derechos feudales y señoriales sobre la tierra y sobre los habitantes de sus propiedades. Las dos terceras partes de la propiedad de la tierra pertenecían a la Iglesia y a la Nobleza. Tanto el poder económico como los privilegios jurídicos y fiscales de la nobleza y del clero solían ser mayores en los reinos de la Europa Oriental, en Gran Bretaña, estas prerrogativas estaban bastante recortadas. En Francia, el estamento eclesiástico se componía de unas 400000 personas, y el nobiliario, de unas 350000. 27 millones, constituía el tercer estado. Los sectores más acomodados del tercer estado compartían con los demás el interés de establecer una sociedad en la que hubiese igualdad de derechos, lo que suponía acabar con los privilegios del alto clero y de la nobleza.

1.3. La monarquía absoluta.

La mayoría de los Estados del Antiguo Régimen estaban gobernados por una monarquía absoluta. Se consideraba que los monarcas recibían su legitimidad de Dios. Los reyes, solamente eran responsables ante la divinidad y no ante sus súbditos. Aunque el absolutismo político estaba limitado, en la práctica, por el poder de la Iglesia y el de la nobleza. La autoridad real prevalecía sobre la de los estamentos. Las características del absolutismo estaban más acentuadas en el caso del imperio ruso o del despotismo de los sultanes turcos, las dos grandes potencias de la Europa Oriental. La organización política era el reflejo de la sociedad estamental, jerárquica y aristocrática. 

2. El pensamiento ilustrado.

Durante el siglo XVII, se desarrolló un pensamiento crítico sobre los fundamentos que sostenían la sociedad del Antiguo Régimen, que contribuyó a su disolución y estableció las bases del pensamiento moderno y del conocimiento científico. A este movimiento se los conoce con el nombre de Ilustración. Su principal desarrollo se dio en Francia y desde este país se expandió por toda Europa. La Ilustración se caracteriza por la valoración de la razón humana.

2.1. El Siglo de las Luces.

La época de la Ilustración, llamado siglo de las luces porque una explicación racional del mundo venía a iluminar las sombras heredadas de la tradición y de la superstición. Algunos pensadores cuestionaban, los planteamientos religiosos en los que se apoyaban el poder y la influencia social de la Iglesia, el absolutismo político, el orden social estamental, y las ideas y creencias tradicionales.

2.2. El pensamiento económico.

Durante este período se pusieron los fundamentos del pensamiento económico contemporáneo: el liberalismo económico. Uno de sus artífices fue el británico Adam Smith, quien demostró que el progreso económico exige dejar en libertad los factores de producción -el capital, la tierra y el trabajo-, todos ellos monopolizados o sometidos al control de la nobleza o el clero. La teoría económica de Adam Smith hacía evidente que el valor y el precio de las mercancías procedían del trabajo. El trabajador era quien producía realmente la riqueza.

2.3. La crítica social y política.

Mayor impacto tuvieron las ideas de los ilustrados sobre la sociedad y sobre el Estado. Ejercieron una gran influencia en muchos sectores intelectuales y políticos. John Locke, que vivió en el siglo XVII y que había justificado el parlamentarismo impuesto por la revolución inglesa de 1688 como una restauración del "contrato social" que debía regir las relaciones entre gobernantes y gobernados. Locke hablaba ya de la necesidad de tolerar ideas y creencias diferentes, y de establecer un sistema político, en el que nadie tuviese un poder absoluto. Los principales pensadores fueron:

  • Voltaire (1694-1778) fue el primero que difundió en Francia los planteamientos de Locke y de otros autores ingleses. Reivindicaba la libertad política y la tolerancia religiosa, y unificaba las instituciones del Estado.
  • Montesquieu (1689-1755) fue un noble acaudalado que se empeñó en la empresa de establecer leyes generales que explicaran el comportamiento político de las diversas sociedades. Es considerado el fundador de la ciencia política y de la sociología. propuso como modelo un sistema monárquico, controlado por una constitución, en el que habrían de estar separados el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial
  • Rousseau (1712-1778) fue más radical. Describía cómo el orden social había corrompido la original igualdad entre las personas. Después explico su concepción del gobierno como un contrato que debía reflejar "la voluntad general", en la que se fundarían todas las voluntades individuales: se trata de la primera afirmación de la soberanía nacional.

2.4. El absolutismo ilustrado.

Monarcas y gobernantes europeos acogieron favorablemente el espíritu de las luces. Estos dirigentes se consideraban unos "absolutistas ilustrados", que basaban su acción de gobierno en las ideas de la ilustración. Planificaban reformas que creían favorables para el pueblo, pero sin contar con él.

Hasta que las nuevas ideas no se plasmaron en actos contra el orden social y contra los gobiernos y los monarcas, el pensamiento ilustrado pudo "estar de moda" en las cortes reales y en algunos sectores del clero y de la nobleza.

Por otro lado, el progreso de la economía la mejora del nivel de vida o del grado de instrucción de la población solo podían conseguirse alterando profundamente los cimientos del orden social, tras la Revolución Francesa, los monarcas abandonaron las ideas ilustradas, defendieron el absolutismo y actuaron más como déspotas que como ilustrados.

3. La primera revolución democrática.

3.1. Antecedentes de la revolución.

La sociedad colonial era el resultado de sucesivas oleadas de inmigrantes y no compartía el rígido sistema feudal europeo ni la nobleza hereditaria. En las colonias del sur, existía un sistema esclavista en el que 500000 esclavos negros trabajaban en las plantaciones de tabaco, azúcar y algodón.

Esta sociedad estaba compuesta por grandes y pequeños propietarios de tierra; los trabajadores urbanos libres, con posibilidad de ocupar nuevas tierras y de explotar recursos en el oeste; por comerciantes, que controlaban el activo tráfico mercantil, y por la población esclava, númerosa en las colonias del sur.

3.2. La guerra de la Independencia.

La insurrección de las colonias británicas de América fue tanto una guerra de independencia como una revolución.

Las causas del conflicto se encontraban en que los colono se sentían injustamente tratados, ya que aportaban riqueza e impuestos a la metrópolis y , sin embargo, estaban totalmente marginados de todas las decisiones que les afectaban.

Después del triunfo de Gran Bretaña sobre Francia en la guerra de los Siete Años (1756-1763), se agravó la presión fiscal para financiar los gastos de la guerra. Así se crearon nuevos impuestos sobre el azúcar y otros productos. El 16 de noviembre de 1773 se produjo en el puerto de Boston un grave incidente, conocido como el motín del Té. La causa de esta revuelta era un impuesto nuevo que el Gobierno de Londres había asignado al comercio del Té.

Las medidas represivas del Gobierno británico provocaron el inicio de la guerra de la Independencia, con la Declaración de independencia de Julio de 1776. Los colonos formaron un ejército de milicianos y pusieron a su mando a George Washinton (1732-1799). El primer problema con el que se encontró fue que no tenía armas, ni municiones, ni mandos suficientemente preparados con los que poder equipar a sus tropas.

Por ello, la solución consistió en buscar ayuda de las potencias extranjeras. Francia, que era la gran rival de Gran Bretaña, le envió el armamento y las municiones que necesitaba para su ejército.

En 1779, Francia y España decidieron entrar en la guerra. Los deseos de revancha de Francia por la derrota en la guerra de los Siete Años (1756-1763), así como los deseos de recuperar posesiones perdidas por España, como Gibraltar, llevaron a estos países a movilizar sus ejércitos contra Inglaterra. En 1783, Gran Bretaña reconocía la independencia de Estados unidos en el Tratado de Versalles.

3.3. La primera constitución democrática.

La Constitución norteamericana de 1787 fue la primera carta magna que recogía los principios del liberalismo político. Una vez conquistada la independencia, todas las antiguas colonias tuvieron que ponerse de acuerdo, promulgaban la creación de una confederación de estados, casi independientes unos de otros.

En 1787, cincuenta y cinco representantes de las antiguas colonias se reunieron con el fin de redactar una constitución. Se creaba un único gobierno federal, con presidente de la república y dos cámaras legislativas, cada estado podía tener un gobierno autónomo con muchas competencias en política interior.

La Constitución de 1787 estaba inspirada en los principios de igualdad y libertad que defendían los ilustrados; estableció un régimen republicano y democrático.

La Declaración de los Derechos del Hombre que acompañaba a la constitución no trataba con claridad el tema de la esclavitud de los negros, tan numerosos en las plantaciones de los estados sureños.

4. La Revolución Francesa.

4.1. Antecedentes de la revolución.

Francia era, en la segunda mitad del siglo XVIII, un país con una economía en expansión, una estructura social conflictiva y un Estado monárquico en crisis.

El Estado francés padecía una grave crisis financiera: gastaba mucho más de lo que ingresaba y se encontraba, de manera permanente, muy endeudado. La solución pasaba por una reforma fiscal que eliminara o mitigara los privilegios fiscales de la nobleza y el clero.

Los notables exigieron que se reunieran los Estados Generales del Reino, asambleas de origen medieval en las que los estamentos se reunían por separado para dar su consentimiento a las propuestas reales; habían sido convocadas por última vez en 1614.

4.2. Estalla la revolución: 1789.

En la primavera de 1789, los electores de los tres estamentos iban entregando a sus representantes las quejas y las reivindicaciones que se debían llevar a la reunión de los Estados Generales.

Una vez reunidos los representantes de la nobleza, del clero y del tercer estado, se comenzó a debatir si cada estamento debía tener un número igual de representantes y si debían votar juntos o cada estamento por separado.

El tercer estado, partidario del voto individual por ser el grupo más numeroso, se negó a constituirse en unas condiciones que le resultaban desfavorables, y el 10 de junio invitó a los otros dos estamentos a unirse con quienes representaban la inmensa mayoría de los habitantes del reino.

Los delegados del tercer estado encontraron cerrado su lugar de reunión. Ante el temor de que el poder real tuviera la intención de disolver los Estados Generales, se dirigieron a una sala próxima, la del Juego de la Pelota.

El Rey, el Gobierno y sectores del alto clero y de la nobleza rechazaron inicialmente este proceso, pero acabaron transigiendo. El 7 de julio, Francia disponía de una Asamblea Nacional Constituyente.

4.3. Las primeras acciones revolucionarias.

Comenzó entonces una revuelta popular en las calles de París. La multitud acudió en busca de armas y de pólvora a la fortaleza y cárcel de la Bastilla, símbolo del poder absoluto, que fue ocupada el 14 de julio, día que se ha convertido en la fiesta nacional francesa.

La revolución se extendió a partir de entonces a las ciudades y aldeas francesas. La "revolución municipal" consistió en la formación de nuevos ayuntamientos, que no reconocían otra autoridad que no fuera la Asamblea Nacional. El campo fue sacudido por una rebelión agraria.

Se suprimieron sin indemnización las servidumbres personales y los diezmos, y con indemnización a los propietarios, los derechos que gravaban la tierra; también se abolieron las justicias señoriales.

El texto definitivo comienza así: "La Asamblea Nacional destruye enteramente el sistema feudal", redactado por Sieyés y Mirabeau, que proclamaba la libertad, la igualdad entre los hombres y la soberanía nacional.

4.4. La etapa moderada. La Constitución de 1791.

En la Constitución de 1791 se estableció una monarquía constitucional fundamentada en la división de poderes. El rey disponía de un poder ejecutivo limitado, y la Asamblea Nacional tenía todo el poder legislativo. El sistema electoral que se estableció era censitario.

La Asamblea Constituyente suprimió los impuestos indirectos y estableció un sistema de impuestos directos, igual para todos y más justos. Pero las arcas de la nación seguían vacías. La Asamblea Constituyente nacionalizó los bienes del clero (2 de noviembre de 1789) para venderlos posteriormente y estableció que los obispos y párrocos fueran elegidos, como otros funcionarios, y recibieran sus salarios del Estado; se acordó también la disolución de todos los conventos religiosos.

La huida de la familia real, que abandonó disfrazada el palacio de las Tullerías en junio de 1791, acabó de forma dramática: el rey y sus familiares fueron identificados y detenidos.

4.5. La Asamblea Legislativa (1791-1792).

Una vez aprobada la Constitución, se procedió a elegir, mediante proceso electoral, a los 745 diputados del nuevo parlamento o Asamblea Legislativa. Este marco legal, así como el proceso electoral, propició la aparición de diversos partidos políticos o clubes, que representaban los diferentes intereses y opiniones políticas.

El más célebre de los clubes revolucionarios fue el de los jacobinos, llamados así porque se reunía en el convento de los frailes dominicos de Saint Jacques.

A la izquierda de los jacobinos se situaban los cordeliers, cuya sede era un antiguo convento de franciscanos. Sus posiciones políticas, más radicales defendían el sufragio universal. Los cordeliers demandaban la eliminación de la monarquía y la instauración de una república; estaban dirigidos por Marat y Danton, y representaban al pueblo más humilde, los llamados sans-culottes.

El grupo más moderado de los revolucionarios era el de los girondinos. Defendían el sufragio censitario y propugnaban una monarquía constitucional y una política de reformas moderadas.

4.6. La Convención republicana y la caída de la monarquía.

Las potencias absolutistas europeas, Austria y Prusia, se dispusieron a invadir la Francia revolucionaria. El pueblo francés, que hasta entonces se había expresado en las calles y a través de la política, comenzó a convertirse en un ejército nacional dispuesto a defender y a difundir el nuevo orden revolucionario por toda la geografía europea.

En junio de 1792, las masas asaltaron el palacio real de las Tullerías, y la Asamblea Legislativa volvió a suspender las funciones constitucionales del Rey. Las estatuas reales fueron derribadas, antes de que la familia real fuese recluida en el viejo monasterio del Temple.

La Asamblea Legislativa, tras el proceso de radicalización revolucionaria, acabó convocando elecciones, con el objetivo de configurar, ahora por sufragio universal, el nuevo parlamento, que recibiría el nombre de Convención. Sus primeros actos fueron abolir la monarquía y proclamar la república, fechando sus decretos por el nuevo calendario laico y revolucionario, que convertía el año 1793 en el año I de la nueva era.

4.7. La guerra y la dictadura republicana.

Los ejércitos que salvaron la Revolución Francesa frente a la Europa coaligada estaban nutridos por tenderos, artesanos y campesinos de toda Francia, que defendieron con las armas tanto la revolución burguesa moderada como la revolución radical de base popular. El ambiente de guerra civil -como pondría de manifiesto la sublevación contrarrevolucionaria de marzo, en la región de La Vendée- y la extensión de la guerra exterior, ahora también contra España y Gran Bretaña, radicalizaron la situación. El 21 de enero de 1793, Luis XVI era guillotinado. Para defender la revolución, se crearon tribunales especiales, como el Tribunal Extraordinario y el Comité de Salud Pública.

Maximiliano Robespierre fue el político jacobino que asumió el poder revolucionario entre julio de 1793 y julio de 1794. Durante ese año, llamado por algunos período del Terror, se produjo una cruenta represión con un gran incremento de condenas a muerte contra los considerados enemigos de la revolución. En ese período se elaboró una nueva Constitución, que establecía una democracia republicana con sufragio universal masculino.

Se produjo una reacción contra los excesos del Terror. Con el apoyo del ejército se liquidó la república igualitaria y jacobina. Robespierre y casi un centenar de sus seguidores fueron ejecutados. Comenzaron a gobernar entonces los girondinos, quienes elaboraron una nueva Constitución (1795, año III), en la que se mantenía la república, se retornaba al sufragio censitario, el poder ejecutivo se entregaba a un Directorio de cinco miembros, elegidos por el cuerpo legislativo, y los jueces quedaban al cargo de velar por el cumplimiento constitucional. Acababa así la fase ascendente del proceso revolucionario.

5. La Europa napoleónica.

5.1.  El Directorio y el ascenso de Napoleón.

El régimen del Directorio (1795-1799) debía eludir un doble peligro: el retorno a la república democrática jacobina y la reimplantación del Antiguo Régimen. Esta es la significación histórica de Napoleón Bonaparte, el general más capaz, tanto en el terreno militar como en el político.

El Directorio puso al joven general corso al mando del ejército de Italia. En pocos meses (1796), conquistó el norte de Italia e impuso a Austria la Paz de Campoformio, por la que Bélgica quedaba en poder de Francia. Tras la campaña de Egipto (1798-1799), retornó a París entre la aclamación de las multitudes.

El golpe de Estado del 18 mes Brumario (noviembre de 1799), estableció un poder ejecutivo compuesto por tres cónsules. Bonaparte fue elegido primer cónsul. La nueva Constitución del año VIII (1799) volvió a conceder el derecho de voto a todos los ciudadanos y los miembros del Senado eran elegidos entre una lista propuesta por el primer cónsul. Además, el Gobierno tenía la iniciativa legislativa y proponía los proyectos de ley al cuerpo legislativo.

En la práctica, el Consulado era casi una dictadura disfrazada. En 1802, Napoleón Bonaparte fue nombrado cónsul vitalicio tras un plebiscito aprobado de forma masiva. Esta nueva situación quedó reflejada en la Constitución del año X (1802). El paso siguiente fue la Constitución del año XII (1804), cuyo primer artículo proclamaba: "El gobierno de la República es confiado a un Emperador que toma el título de Emperador de los franceses".

5.2. Las reformas internas.

El orden público se restableció con la creación de un Ministerio del interior y de una eficaz policía secreta. Se centralizó la Administración, y los departamentos franceses pasaron a depender de los ministerios, que tenían su sede en París. Se estableció una importante reforma fiscal, que extendió a toda la ciudadanía la obligación de pagar impuestos. Se firmó un acuerdo o concordato con la Santa Sede, que reconoció al nuevo Estado francés. En cuanto al sistema educativo, se introdujo una reforma que extendió el derecho a la educación para todos los ciudadanos franceses. Se promulgó el nuevo Código de Derecho Civil, en el que se recogían muchas de las aspiraciones de la burguesía. El Código Civil se convirtió en el cimiento de una nueva organización política y administrativa.

Las instituciones de la Revolución Francesa y del imperio napoleónico fueron aplicadas en los estados vasallos o aliados.

5.3. La guerra europea.

Entre 1792 y 1815, Francia, como estado, se enfrentaba a otros estados. Pero Francia, como país abanderado de un proceso revolucionario, convocaba a los pueblos del mundo para derribar la tiranía de cada país.

Por todas partes había afrancesados, filojacobinos, partidarios de una nueva sociedad y de una nueva política europea liderada por el emperador. Las élites intelectuales expresaron sus simpatías por Napoleón, a veces de modo tan resonante como cuando el alemán Beethoven le dedicó una sinfonía: la Heroica.

La lista de éxitos militares franceses es larga: Austerlitz, contra los austriacos y los rusos (1805); Jena, contra los prusianos (1806); Eylau y Friedland, contra los rusos (1807); Wagram, contra Austria (1809), etc.

El conflicto franco-británico, que ya estaba presente antes de la revolución era de carácter casi exclusivamente económico.

5.4. Europa contra Napoleón.

La etapa napoleónica puede ser considerada como un esfuerzo por extender los ideales de libertad y progreso a todos los países de Europa. Allá donde las estructuras feudales se encontraban más debilitadas, la imposición de los principios napoleónicos fue más fácil.

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