1.4. Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: Instituciones y cultura

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2.1. Evolución política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba. En el año 711, un ejército bajo el mando de Tariq, formado básicamente por bereberes venció a D. Rodrigo en Guadalete. Posteriormente intervino el emir Musa con un contingente de árabes. Hacia el 716 la mayor parte del territorio había sido conquistado, sin demasiado esfuerzo, por los pactos con la aristocracia visigoda y la ayuda de los judíos. Tras su derrota por los francos en Poitiers (732) se replegaron a la Península y las continuas refriegas con los pequeños reinos del Norte (batalla de Covadonga, año 722) hizo que se formara una “tierra de nadie” en el valle del Duero, que servía de frontera. Entre el año 714 - 756, Al-Andalus fue un Emirato dependiente de Damasco, gobernado por un valí y sumido en constantes tensiones internas, como lo demuestra la existencia de 19 valíes. Hasta que en el año 750 los Omeyas son sustituidos por los Abasíes de Bagdad. Pero el único superviviente de los omeyas, Abd Al-Rahman I, proclama el Emirato Independiente de Córdoba (756-929), con 9 emires, entre ellos destacan Abd Al-Rahman II o Al-Hakam I. Más adelante, Abd Al-Rahman III (912-961), inaugura el Califato de Córdoba, que fue la etapa más brillante de la historia de Al-Ándalus. Destaca Al-Hakan II se dio un esplendor cultural y artístico. La última etapa (califato de Hisham II), la protagonizó Al-Mansur (977-1002), que estableció una dictadura militar y una política de campañas militares o razias (Barcelona, 985. Santiago 997).

2.2. La crisis del siglo XI: Los reinos de Taifas. Tras la etapa de Al-Mansur (977-1002) vino la desintegración. La aristocracia árabe, el ejército y las ciudades enriquecidas por el comercio empezaron a actuar como fuerzas disgregadoras. En pocos años, el Califato fue descomponiéndose y desapareció en el año 1031, dividido en más de 26 reinos de Taifas, independientes y clasificables en tres grupos: taifas árabes (Sevilla, Córdoba, Zaragoza), taifas bereberes (Málaga, Granada) y taifas eslavas (Tortosa, Valencia, Murcia). Esta fragmentación fue aprovechada por los reinos cristianos para pedir el pago de parias y ocupar nuevos territorios como Toledo (1085) por Alfonso VI. La agresividad de los reinos cristianos, obligó a los taifas a pedir ayuda a los almorávides, del Norte de África, que frenaron la reconquista y unificaron Al-Ándalus. En 1140, el dominio almorávide se desintegró produciéndose unas segundas Taifas, hasta la invasión almohade (1147), que derrotaron a los cristianos en Alarcos (1195). Pero los reinos cristianos se unieron y lograron vencer en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) encabezados por Alfonso VIII de Castilla. De este modo, a finales del S. XIII, tan solo sobrevivía el Reino de Granada, de origen Nazarí, que mantuvo la presencia árabe en la Península dos siglos más, hasta 1492, derrotados por los Reyes Católicos. HISTORIA DE ESPAÑA Raíces históricas de la España Contemporánea La Península Ibérica en la Edad Media: Al-Ándalus 

 2.3. La organización económica y social en la Península Ibérica durante la Edad Media: Al-Andalus. La economía de Al-Ándalus fue muy pujante la mayor parte de su historia. En la agricultura destacó la difusión del regadío. Los cultivos principales fueron los mediterráneos; el olivar y la vid sobre todo. Los musulmanes introdujeron los cítricos, los cultivos de huerta, el arroz, y algunas plantas industriales como el algodón. Las actividades artesanales como la marroquinería o la marquetería, prosperaron en las ciudades e iban dirigidas al comercio interior en zocos y tiendas de calle, o al comercio exterior (Norte de África y Mediterráneo). Siendo, la moneda andalusí (el dinar de oro) muy apreciada en toda Europa. En la sociedad de Al-Ándalus destacaron tres rasgos fundamentales: la variedad étnica, la tolerancia religiosa y el crecimiento de las ciudades. La aristocracia árabe, constituida por yemeníes y sirios, se caracterizó por su proximidad al poder y por la posesión de tierras que trabajaban siervos. Los bereberes (del norte de África) tenían una situación más precaria, eran pequeños artesanos, agricultores sin tierras o con tierras de mala calidad. Los musulmanes favorecieron la islamización, así los cristianos que se convirtieron, muladíes, pagaban menos impuestos. Pero siguió habiendo cristianos, los mozárabes, en ocasiones fueron perseguidos y tuvieron que emigrar a los reinos cristianos. Los judíos, vivían en las juderías o aljama. Y los esclavos; negros de África y blancos del Este de Europa. La población tendió a concentrarse en las ciudades que eran el centro artesanal y comercial, así como político y administrativo. Córdoba llegó a ser la ciudad más importante de Europa occidental.

 2.4. El legado cultural en la Península Ibérica durante la Edad Media: Al-Andalus. En la ciencia en Al-Ándalus sintetizó el saber de la antigüedad y lo difundió por Europa. Destacaron en la astronomía, física, etc, pero sobre todo en matemáticas y medicina. Se desarrolló la Historia y los poetas áulicos, que glosaban lo hechos de un califa. La traducción de obras griegas, indias, persas o chinas fue una aportación fundamental par al época. Pero es en el pensamiento filosófico donde destacan por encima de todos. Así tenemos a Averroes (1128-1198), nacido en Córdoba, es el más grande de los pensadores andalusíes, la cima de la filosofía islámica y difundió en occidente la obra de Aristóteles. Fue desterrado al Norte de África por la intolerancia de los almorávides. Su obra filosófica, pretende demostrar que a la verdad se puede llegar tanto a través de la filosofía como de la religión. Consideraba que el hombre ha sido creado para saber y que se perfeccionaba por el saber alcanzando así la felicidad. En poesía, destaca la lírica de influencia asiática, destacando en la época califal Ibn Hazam (994-1063), autor de El collar de la paloma; durante las taifas el rey Al Mutamíd de Sevilla (1040 1095). Tras el periodo almorávide, en Granada vuelve a florecer decorando las paredes de la Alhambra. Además había una poesía popular, vinculada a la vida cotidiana, desde mediados del siglo IX: el zéjel y la moaxaja.

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